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Laporta intentó en una ocasión apartar a Messi. |
A primera vista, esto podría interpretarse como un homenaje al mejor jugador de la historia del club. Sin embargo, a la luz de las intrigas políticas internas y los recuerdos aún presentes del aciago verano de 2021, la declaración se asemeja más a una maniobra política que a un sincero gesto de gratitud.
Cuando el pobre presidente muestra su verdadera cara
El problema es que erigir una estatua de Messi en un Barcelona aún obsesionado con el dinero es una decisión frívola y difícil de justificar. No se trata de un acto de pura gratitud, sino que responde a motivos personales, llegando incluso a instrumentalizar la imagen de Messi con fines políticos por parte de Laporta. Porque si de verdad hubiera querido honrar a Messi como es debido, Laporta no habría permitido que el astro argentino se marchara entre lágrimas en 2021.
Los recuerdos de aquella época aún permanecen vivos en la memoria de los aficionados. Antes de las elecciones de 2021, Laporta prometió mimar a Messi, asegurándole que el equipo lo retendría a toda costa. Pero tan pronto como regresó a la presidencia, adoptó el papel de un presidente que fingía estar en apuros económicos, alegando razones financieras para forzar la salida de Messi, incluso cuando este aceptó una reducción salarial del 50%. La historia de que "el club no podía pagar el sueldo" en aquel momento convirtió a Messi en víctima de una maniobra política, y Laporta fue quien se benefició de la imagen del "nuevo presidente dispuesto a sacrificarse por el futuro del club".
Messi una vez le dio gloria al Barcelona. |
Sin embargo, lo que genera dudas es cómo Laporta gastó el dinero tras la marcha de Messi. En cuanto se deshizo de la leyenda, Laporta dejó de fingir falta de recursos. Pocos meses después, Ferran Torres llegó al Camp Nou por 55 millones de euros. El verano siguiente, Laporta demostró su habilidad para activar una serie de controvertidas estrategias financieras y gastó cientos de millones de euros en fichajes: Robert Lewandowski por 45 millones y un salario de casi 10 millones; Jules Koundé por 50 millones; Raphinha por 58 millones; sin mencionar los enormes sueldos pagados a jugadores libres como Franck Kessié o Andreas Christensen. Las temporadas siguientes tampoco escatimaron en gastos, llegando a fichar a Dani Olmo por 55 millones de euros, a Vitor Roque por 30 millones, y en ocasiones pagando un salario de 10 millones a Ilkay Gündoğan.
La lista revela una clara paradoja: el Barcelona tiene dinero suficiente para gastar mucho dinero en una serie de nuevos jugadores, muchos de los cuales no cumplen las expectativas, pero no tiene suficiente dinero para retener a un jugador que lleva con ellos más de dos décadas y que siempre está dispuesto a sacrificarse.
Por ejemplo, los salarios de estrellas veteranas como Lewandowski y Gündoğan, sumados al escaso dinero invertido en el traspaso de Vítor Roque, bastan para retener a Messi durante varios años. Si Laporta hubiera querido, habría podido hacer todo lo posible. Pero no lo hizo. Y este hecho plantea la siguiente pregunta: ¿dejar marchar a Messi fue una decisión política más que financiera?
Ya no finge ser pobre, sigue actuando
Ahora, con la repentina reaparición de Messi en el césped del Camp Nou en una emotiva visita, Laporta se expresa con elocuencia, afirmando que Messi merece un lugar permanente y mencionando la posibilidad de una estatua. Pero la paradoja persiste: Laporta insiste en que es improbable que Messi vuelva a jugar en el Barça. ¿Será, entonces, la estatua de Messi un homenaje o una cortina de humo para ocultar un pasado turbulento?
Laporta sabe que Messi sigue siendo el nombre más querido por la afición del Barcelona. Y sabe aún más que las próximas elecciones presidenciales serán reñidas, sobre todo ahora que su rival, Víctor Font, cuenta con un apoyo cada vez mayor entre los seguidores de Messi. Por lo tanto, el repentino deseo de Laporta de erigir una estatua de Messi, justo cuando su oponente está en ascenso, no es más que un intento apresurado por ganar simpatías, un detalle calculado en la estrategia de la campaña electoral.
Messi sigue brillando con Argentina. |
Si Laporta hubiera tenido el valor de admitir su error al dejar marchar a Messi, podría haber salvado parte de su reputación. En cambio, optó por embellecer la historia con una estatua, un símbolo de honor para aquellos que dejaron de jugar al fútbol mientras Messi seguía marcando goles para Argentina y el Inter Miami.
En 2021, Laporta fingió ser un presidente pobre para forzar la salida de Messi. En 2025, reapareció repentinamente con una fortuna que le permitió erigir una estatua en su honor. En ambos casos, el centro de la politización fue Lionel Messi, quien siempre consideró el Camp Nou su hogar, pero nunca fue plenamente aceptado por la directiva del club.
Y la última pregunta que los aficionados del Barcelona tienen derecho a formular es: ¿se erigió la estatua para honrar a Messi o para salvar la imagen de Joan Laporta?
Fuente: https://znews.vn/chu-tich-gia-ngheo-gio-lai-co-tien-de-dung-tuong-messi-post1602670.html







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