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Unámonos por el próspero futuro del país

En el artículo "Promover la fuerza de la gran unidad nacional para el desarrollo del país", el Secretario General To Lam afirmó que la gran unidad nacional sigue siendo una política estratégica y una fuente de fortaleza para llevar al país a una nueva etapa de desarrollo en un contexto mundial volátil.

Báo Đại biểu Nhân dânBáo Đại biểu Nhân dân13/11/2025

Sobre la base de ese profundo argumento, tenemos más fundamentos para reflexionar sobre la responsabilidad de cada individuo y cada organización en fomentar y promover la fuerza de una gran solidaridad, para avanzar juntos hacia un futuro próspero y feliz para Vietnam.

La gran unidad es el "secreto del éxito", demostrado con la sangre y las lágrimas de muchas generaciones.

El secretario general To Lam reiteró una verdad demasiado familiar pero nunca vieja: en cada etapa, ya sea favorable o difícil, solo podemos llegar lejos si sabemos unirnos, si sabemos tomarnos de las manos y caminar juntos.

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El secretario general To Lam, el presidente de la Asamblea Nacional, Tran Thanh Man, con delegados y habitantes del barrio de Quan Thanh, distrito de Ba Dinh, Hanói , la tarde del 12 de noviembre de 2024. Foto: Lam Hien

El Secretario General enfatizó que “sin importar la etapa, el principio fundamental del Frente sigue siendo unir a todo el pueblo en pos de un objetivo común”. Esto no solo resume una larga trayectoria, sino que también es un recordatorio para el presente y el futuro: si perdemos el espíritu de solidaridad, perderemos la mayor fortaleza de la nación. La gran solidaridad no es un eslogan, sino una experiencia histórica, un “secreto del éxito” que se ha forjado con la sangre y las lágrimas de muchas generaciones de vietnamitas.

En el artículo, el Secretario General no solo hizo una mirada al pasado, sino que también abordó con claridad el tema del presente: el mundo que nos rodea está cambiando a una velocidad sin precedentes. Muchos países se ven inmersos en una espiral de conflictos étnicos y religiosos, divisiones sociales y una prolongada inestabilidad política. En este panorama global, Vietnam destaca como un ejemplo de estabilidad política y social, y de la confianza del pueblo en el camino elegido por el Partido y el Tío Ho.

La estabilidad es la base del desarrollo, la condición para atrevernos a fijar metas más ambiciosas, para atrevernos a soñar con un futuro próspero, donde todos disfruten equitativamente de los frutos del desarrollo y nadie quede excluido. Para lograrlo, la solidaridad debe convertirse en una fuerza motriz.

Uno de los puntos nuevos que mencionó el Secretario General fue cómo organizar y fomentar el espíritu de gran solidaridad en la era digital. Por primera vez en la historia de los Congresos del Partido, el proceso de recolección de opiniones públicas sobre los Proyectos de Documentos del XIV Congreso se llevó a cabo en una plataforma digital, desde la aplicación VNeID en teléfonos inteligentes hasta portales de información en línea, lo que permitió a millones de personas, tanto en el país como en el extranjero, expresar sus opiniones fácilmente. Se recibieron cerca de 3 millones de opiniones, de las cuales más de 2 millones se enviaron a través de la plataforma VNeID.

Desde una perspectiva de cultura política, se trata de una clara demostración de una nueva «cultura de la solidaridad»: la solidaridad en el espacio digital, donde la ciudadanía no solo se beneficia de las políticas, sino que también participa en su elaboración y definición. La gran solidaridad se difunde a través de la interacción táctil, mediante el diálogo bidireccional entre la ciudadanía y el sistema político. Así es como materializamos, de forma moderna y práctica, el espíritu de «El partido es el pueblo, el pueblo es el partido».

La solidaridad solo cobra verdadero sentido cuando se pone a prueba en la adversidad. Los desastres naturales en el norte, el centro y las tierras altas centrales lo han demostrado: decenas de miles de cuadros, soldados, médicos, sindicalistas y jóvenes voluntarios se lanzaron a las zonas inundadas para salvar vidas; vehículos de ayuda, cajeros automáticos de arroz y cuentas de donaciones se destinaron a las áreas afectadas. En esos momentos, la «gran solidaridad» deja de ser un concepto abstracto y se materializa: en los chalecos salvavidas que se repartían, las cajas de fideos instantáneos, las pastillas, los libros nuevos para los niños de las zonas afectadas por los deslizamientos, en cada mensaje de solidaridad. Es entonces cuando la tradición de «amar al prójimo como a uno mismo», «amar la calabaza y el zapallo», mencionada por el Secretario General, se convierte en la fuente que nutre la valentía y la compasión de Vietnam en la nueva era.

La gran solidaridad no se limita a las fronteras nacionales. Más de cinco millones de vietnamitas que viven en el extranjero forman parte de la patria. Al enfatizar los lazos cada vez más estrechos entre los compatriotas en Vietnam y la comunidad vietnamita en el extranjero —desde programas como «Por los mares e islas de la patria» hasta clases gratuitas de idioma vietnamita, proyectos de inversión y actividades para preservar la cultura vietnamita en el exterior—, el Secretario General está ampliando el concepto de solidaridad más allá del ámbito territorial, convirtiéndolo en una red transfronteriza de vietnamitas en todo el mundo.

En el contexto de una profunda integración, esta solidaridad reviste una importancia estratégica: no se trata solo de un recurso material, sino también de un poder blando, una «diplomacia popular» que contribuye a consolidar la imagen de un Vietnam amigable, humano y confiable ante sus aliados internacionales. Una nación segura de sí misma, que conoce su identidad, arraigada a sus raíces pero abierta al mundo, ocupará una posición completamente distinta en el panorama político y económico mundial.

Luchar resueltamente contra todas las manifestaciones de división y localismo.

Sin embargo, para que la fuerza de la gran solidaridad se convierta en el motor del desarrollo nacional, el Secretario General ha establecido un requisito muy claro: ante todo, es necesario fortalecer la solidaridad dentro del Partido y dentro del sistema político. Cada cuadro y miembro del partido debe dar verdadero ejemplo, predicar con el ejemplo, anteponer los intereses de la nación y del pueblo a todo lo demás, y luchar resueltamente contra toda manifestación de división, localismo, intereses particulares, corrupción y negatividad.

Un partido íntegro, un Estado honesto y una administración pública eficaz al servicio del pueblo son requisitos indispensables para que este confíe plenamente y esté dispuesto a unirse y aunar esfuerzos. Cuando se fortalece la confianza, la gran solidaridad se convierte en un valioso capital político que ayuda al país a mantenerse firme ante cualquier adversidad.

La solidaridad es inseparable de la justicia social. El Secretario General enfatizó la necesidad de mejorar constantemente la vida material y espiritual y proteger los derechos legítimos de las personas, especialmente de los grupos vulnerables: minorías étnicas, zonas remotas, zonas fronterizas, islas, zonas de bases revolucionarias y zonas frecuentemente afectadas por desastres naturales.

Continuar implementando de manera efectiva programas sostenibles de reducción de la pobreza y de seguridad social, "sin dejar a nadie atrás", no es solo un objetivo de desarrollo, sino también una forma de fortalecer el gran bloque de solidaridad.

Solo cuando los agricultores de las zonas afectadas por la sequía, los trabajadores de las zonas industriales, la gente de las zonas montañosas e insulares, los vietnamitas en el extranjero... vean que tienen un lugar, una voz y un futuro en el panorama general del país, la gran solidaridad tendrá una base sólida.

En este contexto, el papel del Frente de la Patria y las organizaciones populares adquiere una importancia cada vez mayor. El Secretario General solicitó una profunda innovación en el contenido y los métodos de operación del Frente, con énfasis en la base, poniendo al pueblo en el centro del servicio y convirtiendo al Frente en un amplio foro para que todas las clases sociales y los vietnamitas en el extranjero expresen sus opiniones, hagan sugerencias y supervisen.

Esto no es solo un requisito organizativo, sino también un requisito para una cultura de escucha. Una cultura política moderna es aquella que respeta las diferencias, fomenta el debate constructivo y acepta la crítica franca y sincera. En este contexto, la solidaridad no significa parcialidad; no todos piensan exactamente igual, sino consenso en torno a valores fundamentales, respetando al mismo tiempo la diversidad de puntos de vista y maneras de hacer las cosas. Desde una perspectiva cultural, se trata de «unidad en la diversidad»: un nivel más elevado y profundo de solidaridad nacional en la nueva era.

El Secretario General también percibe una gran solidaridad a escala mundial: un Vietnam estable, armonioso y benevolente contribuirá de manera importante a la paz, la cooperación y el desarrollo común de la humanidad. En una era donde muchas potencias aún se encuentran inmersas en una espiral de confrontación y conflicto, un país que prioriza la paz, la cooperación y el respeto al derecho internacional será respetado y se convertirá en un socio confiable. Así es como transformamos la fuerza de la solidaridad interna en prestigio e influencia externa.

Requiere un programa de acción coordinado

A través de los artículos y discursos del Secretario General To Lam, se aprecia una visión coherente: la gran solidaridad es el fundamento, pero las instituciones modernas, una economía sólida y una cultura desarrollada son las «alas» que impulsan esa fortaleza. Cuando el Secretario General mencionó que el Politburó emitiría próximamente dos resoluciones importantes —una sobre la economía del Estado y otra sobre la cultura— para generar un nuevo impulso al desarrollo nacional tras el XIV Congreso, se refería a la concreción de la fuerza de la solidaridad en mecanismos y políticas que promuevan un crecimiento rápido y sostenible, en el que tanto la economía como la cultura del Estado se consideran pilares fundamentales.

La solidaridad por un futuro próspero para el país exige, por lo tanto, un programa de acción integral. Para el sistema político, esto implica construir un Partido sólido y transparente, que dé ejemplo de solidaridad y unidad, y que combata el individualismo y los intereses particulares. Para los organismos estatales, significa reformar las instituciones, racionalizar la estructura organizativa, prevenir la corrupción y el despilfarro, y mejorar la eficacia y la eficiencia de la gobernanza, de modo que «cada centavo de los impuestos del pueblo se utilice correctamente, en beneficio del pueblo». Para el Frente Popular y las organizaciones de masas, significa innovar en el contenido y los métodos de operación, convirtiéndose así en un verdadero puente entre el Partido, el Estado y el pueblo.

Para cada ciudadano, la verdadera solidaridad comienza con las pequeñas cosas: no dejarse engañar por información falsa y distorsionada en las redes sociales; saber debatir con civismo y respetar a los demás; el espíritu de solidaridad con los menos afortunados; la conciencia de cumplir la ley y las obligaciones cívicas; la responsabilidad de vivir con dignidad y trabajar con ahínco en la propia vida. Una sociedad donde los agricultores prosperan en el campo, los obreros se entregan a la producción, los intelectuales se dedican a la investigación, los artistas crean obras que conmueven, los funcionarios saben estar cerca del pueblo, respetarlo, comprenderlo, aprender de él y ser responsables ante él: esa es la imagen más hermosa de la verdadera solidaridad en la vida cotidiana.

El artículo del Secretario General concluyó con un mensaje contundente: en tiempos de oportunidades y desafíos entrelazados, debemos preservar el gran bloque de solidaridad como si fuera nuestra mayor aspiración, para que cada ciudadano vietnamita, sin importar su región, etnia, religión o profesión, comparta la misma determinación de unirse por un futuro próspero para el país. Este no es solo un mensaje al Frente de la Patria y al sistema político, sino también un recordatorio para que cada ciudadano reflexione sobre su contribución a ese gran bloque de solidaridad.

En el camino hacia la meta de construir un Vietnam fuerte y próspero con un pueblo feliz, como lo señalan los documentos presentados en el XIV Congreso Nacional, el país tendrá que superar innumerables desafíos. Pero una cosa es segura: la gran solidaridad del pueblo vietnamita, una fortaleza que nos ha ayudado muchas veces a lograr lo que parecía imposible.

La unidad no surge de forma natural ni perdura para siempre. Requiere cultivarse mediante la confianza, la justicia, el diálogo, políticas acertadas y ejemplos vivos. El artículo del Secretario General To Lam rememora lecciones históricas, analiza los logros actuales y señala lo que se debe hacer para el futuro. El resto depende de nosotros: quienes vivimos, trabajamos y contribuimos en esta tierra.

Cuando cada vietnamita considere la solidaridad como una forma de vida, una elección cotidiana, una manera de mirarnos con mayor tolerancia, escucharnos más y colaborar con mayor eficacia, entonces el futuro próspero del país se convertirá en una realidad alcanzable en un futuro no muy lejano. Y entonces, la historia registrará que, al entrar en una nueva era de desarrollo, el pueblo vietnamita ha vuelto a elegir su propia fuerza: la fuerza de la gran unidad nacional.

Fuente: https://daibieunhandan.vn/doan-ket-vi-tuong-lai-phon-vinh-cua-dat-nuoc-10395463.html


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