En el amor, los celos no son malos. De hecho, muchas personas los consideran una forma de saber cuánto los ama la otra persona. Sin embargo, a partir de ahí, surgen muchas discusiones y muchas relaciones se resquebrajan, incluso se rompen, porque nadie entiende la diferencia entre "celos para conservar" y "celos para perder".
Celos, ¿dulce especia o veneno ardiente?
¿Quién no teme perder a alguien enamorado? A veces, una simple mirada de tu pareja hacia otra persona basta para incomodarte. Un cumplido cortés también puede llenarte el corazón de pensamientos. Un mensaje de texto, una llamada telefónica o simplemente que la otra persona llegue tarde a casa sin avisar pueden despertar celos.

Un poco de celos es muy tierno, porque demuestra que el amor sigue siendo apasionado. A veces, un simple enfado como "¿quién me escribió tan tarde?" basta para que la otra persona se sienta querida e importante. Gracias a esos pequeños celos, ambos aprenden a cuidarse, compartir y tranquilizarse más.
¿Pero qué pasa con los celos descontrolados? Poco a poco, convertirán el amor en una lucha por el control. La persona celosa se siente agotada por la sospecha, el escrutinio y el miedo. La persona celosa se siente asfixiada por la pérdida de libertad, privacidad y la confianza en sí misma.
¿Cuando los celos se vuelven asfixiantes?
Muchas parejas al principio solo sienten celos leves, pero como no los liberan a tiempo, poco a poco se convierten en un hábito de acoso. Algunas personas empiezan a revisar a escondidas sus mensajes, Facebook y el historial de llamadas. Otras imponen condiciones como "no salir a comer con colegas del sexo opuesto", "no contactar con viejos amigos" e incluso exigen conocer su horario detallado de la mañana a la noche.
Las consecuencias no solo son discusiones interminables, sino que también hacen que la relación caiga en un estado de "un lado celoso, el otro se esconde". Porque, al ser controlados demasiado, muchas personas empiezan a ocultar cosas para evitar discutir, aunque no hayan hecho nada malo. Cuanto más se esconden, más celosos son; cuanto más celosos son, más se esconden; este círculo vicioso erosiona silenciosamente el amor.
¿Dónde está el límite entre los celos saludables?
No existe un estándar general, pero los psicólogos del amor suelen sugerir algunas "señales de alarma" para que puedas comprobar tu nivel de celos:
¿Sueles revisar en secreto el teléfono, el correo electrónico o los mensajes de texto de tu amante?
¿Le pides a tu pareja que corte o limite el contacto con amigos o colegas del sexo opuesto?
¿A menudo te sientes inseguro y con miedo de perder a tu pareja incluso cuando no ha hecho nada malo?
¿Te enojas sin motivo sólo porque tu pareja llega tarde a casa, está ocupada o no responde a tus mensajes de inmediato?
Si respondiste "sí" más que "no", es hora de bajar el ritmo. Pregúntate: ¿Por qué me falta confianza? ¿Es mi pareja o me falta confianza en mí mismo?
¿Qué hacer para estar lo suficientemente celosos y no perderse el uno al otro?
Háblalo: Cuando tengas una inseguridad, no te la guardes para ti ni dejes que se convierta en una sospecha irrazonable. Compartir abiertamente con el otro siempre es la forma más segura de resolverla.
Establecer límites claros: cada pareja necesita sus propias “reglas no escritas” para evitar malentendidos; por ejemplo, respetar a los amigos del otro, avisar con antelación cuando se llega tarde a casa y ser transparente sobre eventos pasados si es necesario.
Mantén tu espacio privado: El amor no puede llenar todas las relaciones. Todos necesitamos amigos, trabajo y nuestro propio mundo . No conviertas el amor en una jaula para dos personas y luego cierres la puerta.
Sana tus inseguridades desde dentro: A veces, los celos excesivos provienen de tus propias dudas y miedos. Cuando crees que eres lo suficientemente bueno y digno, tendrás menos miedo a perder. Si tus emociones negativas se descontrolan, no dudes en consultar a un psicólogo.
Los celos no están mal, lo que está mal es estar demasiado celoso.
En el amor, los celos deberían seguir existiendo, pero solo en la medida en que unan más a las personas. Son como una especia: demasiado sosa y desabrida, demasiado picante y insoportable. A veces, lo que mantiene unida a la otra persona no es un muro de celos, sino la confianza y el respeto.
Así que, si hoy estás celoso, sé inteligentemente celoso, lo suficientemente celoso, celoso para que la gente se sienta amada, no para que tenga miedo de dejarte.
Fuente: https://khoahocdoisong.vn/ghen-tuong-bao-nhieu-la-du-post1551492.html
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