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Casemiro marcó en el empate 2-2 del MU contra el Forest. |
En el City Ground, la ansiedad se palpaba en la afición visitante al ver el marcador de 2-1 a favor del Nottingham Forest. Dos goles rápidos, el partido se les fue de las manos y los recuerdos de aquellos descalabros habituales volvieron a inundar al Manchester United. Pero esta vez, no se derrumbaron.
Fue más que un punto valioso. Fue una señal de que el Manchester United de Ruben Amorim se estaba convirtiendo en un equipo que sabía cómo sobrevivir a la adversidad, algo de lo que habían carecido durante años.
De las viejas caídas a una nueva reacción
Las estadísticas previas al partido eran desalentadoras: con Amorim al mando, el Manchester United solo había sumado ocho puntos tras ir perdiendo. Las últimas seis veces que se habían visto por debajo en el marcador, habían perdido. Desde el empate contra el Bournemouth en abril, gracias a un gol de Højlund en los últimos minutos, los Diablos Rojos no habían logrado revertir la situación.
Así que cuando el Forest marcó dos goles en cuestión de minutos en la segunda parte, parecía que todo estaba decidido. Pero Amorim, que había dicho «la tormenta llegará», parecía haber preparado a su equipo para afrontarla. No se dejaron llevar por el pánico, no se distrajeron y, lo más importante, no se rindieron.
Amad Diallo, un joven lateral, personificó ese espíritu. En el minuto 81, conectó una impresionante volea desde fuera del área que se coló en la portería del Forest. Fue un instante fugaz, pero con la trascendencia de una temporada.
El Manchester United no ganó. Pero tampoco perdió y eso, a veces, es más importante.
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Rubén Amorim ayuda a MU a cambiar paso a paso. |
Tras el partido, le preguntaron a Amorim: “Si este partido se hubiera jugado la temporada pasada, ¿cree que el equipo habría perdido?”. Él sonrió y respondió sin dudar: “Sí, y probablemente por un margen mayor”.
Una frase sencilla que encierra una historia de transformación. Amorim sabe perfectamente dónde flaqueó su equipo del Manchester United la temporada pasada: falta de coraje, falta de fe y falta de liderazgo espiritual. Ahora, están empezando a aprender lo que los grandes equipos siempre saben hacer: levantarse tras cada caída.
“Hoy la sensación fue diferente”, añadió Amorim. “Puede que no hayamos ganado, pero desde luego no perdimos. Y esa es la sensación que necesita un gran equipo”.
Desde su llegada, el Manchester United ha desplegado un fútbol diferente: más rápido, más agresivo, más cohesionado. Pero quizás el mayor cambio haya sido la mentalidad. Han llegado a creer que pueden controlar su destino, incluso cuando todo parece estar en su contra.
Un nuevo espíritu de gente nueva
Amorim no lo dijo abiertamente, pero la influencia de sus dos nuevos fichajes, Matheus Cunha y Bryan Mbeumo, era evidente. Cunha, con su estilo fogoso y travieso, era un rival aguerrido en cada jugada. Cuando la afición del Forest lo abucheó por perder tiempo, señaló el escudo del Manchester United en sus pantalones cortos, un pequeño gesto que denotaba su orgullo. No se escondió, lo afrontó.
Mbeumo era como un torbellino, incansable e intrépido. Perseguía cada balón, ejercía una presión constante e inspiraba al equipo. En un equipo que antes era tan frágil como el cristal, Mbeumo aportó la energía del acero.
Su llegada transformó el vestuario. Amorim creó un equipo que se comunicaba, asumía responsabilidades y luchaba unido. «Teníamos más confianza, nos entendíamos mejor, hablábamos más», admitió Amorim. «Lo importante era mantenernos en el partido hasta los últimos diez minutos».
Este lema es la nueva filosofía del club, la filosofía que forjaron equipos como el de Ferguson, que en su día dominaron la Premier League: nunca rendirse. Antes, ante las dificultades, el Manchester United se desmoronaba fácilmente. Ahora saben mantener el equilibrio y esperar sus oportunidades. Quizá no sean lo suficientemente buenos para ganar siempre, pero son lo suficientemente fuertes como para no perder.
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A pesar del empate con el Forest, el MU aún tuvo algunos aspectos positivos dignos de mención. |
Sin embargo, el panorama del resurgimiento tiene aspectos negativos. Joshua Zirkzee y Kobbie Mainoo se están convirtiendo en meros espectadores.
Ninguno de los dos ha sido titular en ningún partido de la Premier League esta temporada; Zirkzee solo ha jugado 82 minutos saliendo desde el banquillo, y Mainoo 138. Ninguno de los dos ha sido convocado en el City Ground, incluso cuando el Manchester United necesita más opciones en ataque.
“Sentí que si hacía cambios, alteraría el ritmo del equipo”, explicó Amorim. “Estábamos mejorando en la segunda mitad, así que no quise parar”.
Es una excusa razonable, pero también una clara señal de que su puesto está en peligro. Mainoo tenía un preacuerdo con el Napoli en verano, pero el club lo rechazó. Ahora la puerta a su salida podría estar abierta de nuevo.
El problema es que el Manchester United perderá a Mbeumo y Amad por la Copa Africana de Naciones (CAN) desde mediados de diciembre hasta la segunda quincena de enero. Esto mermará considerablemente su delantera, obligando a Amorim a rotar la plantilla. Los dos jóvenes podrían tener una oportunidad, pero tendrían que esperar hasta casi el final del mercado de fichajes, una incertidumbre que a nadie le agrada.
Amorim concluyó con tono tranquilizador: “Esto es solo una fase. No tiene nada que ver con la calidad; nos quedan muchos partidos por delante”.
El Manchester United no ha recuperado su gloria pasada. No tiene la contundencia del Manchester City o del Real Madrid. Pero ha recuperado la base fundamental que todo campeón necesita: la capacidad de sobrevivir.
A partir de la “sensación diferente” que mencionó Amorim, podemos ver que se está produciendo un cambio real, no de forma ruidosa ni ostentosa, sino persistente.
El Manchester United está aprendiendo a no perder. Y ese es siempre el primer paso en el camino de regreso a la cima.
Fuente: https://znews.vn/khi-man-utd-hoc-cach-khong-guc-nga-post1599218.html









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