El doctor Nguyen Van Dau, exjefe del departamento maxilofacial del Hospital Infantil 1, atiende a niños con labio y paladar hendido - Foto: TTD
No se trata sólo de una anomalía física sino que también provoca numerosas dificultades relacionadas con la alimentación, el lenguaje, la audición, la estética e incluso problemas psicosociales.
El tratamiento del labio y paladar hendido no es un proceso único, sino un largo camino, que suele durar desde el nacimiento hasta la edad adulta. Durante este proceso, los niños necesitan someterse a diversas intervenciones, como cirugía de labio y paladar, injerto de hueso alveolar, ortodoncia, logopedia y apoyo psicológico.
Por lo tanto, el cuidado de los niños con labio leporino y paladar hendido siempre se considera un plan integral, que requiere una estrecha coordinación de muchas especialidades médicas junto con el apoyo del paciente por parte de la familia.
¿Por qué el labio hendido y el paladar hendido requieren un tratamiento integral?
El labio hendido y el paladar hendido son malformaciones complejas que afectan a diversos órganos y funciones del cuerpo infantil. Desde recién nacidos, los niños pueden tener dificultades para comer y beber debido a la falta de presión en la cavidad oral para succionar, se atragantan fácilmente con la leche, vomitan, aumentan de peso lentamente y corren el riesgo de sufrir desnutrición y enfermedades respiratorias.
Cuando los niños llegan a la edad de aprender a hablar, el paladar hendido provoca que el flujo de aire se escape por la nariz, creando una voz nasal, lo que les dificulta hablar con claridad y dificulta así el proceso de comunicación.
Además, la mayoría de los niños con paladar hendido también presentan disfunción de la trompa de Eustaquio, lo que provoca otitis media recurrente y pérdida auditiva. La pérdida auditiva dificulta aún más el aprendizaje del habla. En cuanto al desarrollo maxilofacial, las hendiduras hacen que los niños sean susceptibles a maloclusiones, dientes torcidos, dientes malformados, mandíbula superior subdesarrollada, ausencia de brotes dentales o dientes en la zona de la hendidura que no pueden crecer debido a la falta de hueso.
Estas anomalías no solo afectan la masticación, sino que también tienen un gran impacto en la estética facial. Además, los factores psicosociales también suponen una carga: los niños con rostros diferentes suelen ser objeto de burlas de sus amigos, caen fácilmente en complejos de inferioridad y tienen problemas de autoestima, y tienen dificultades para integrarse.
Todos estos impactos multidimensionales demuestran que ningún médico ni método puede resolver el problema por sí solo. Solo con la coordinación de diversas especialidades, junto con un plan de atención continua e integral desde el nacimiento hasta la edad adulta, los niños pueden tener la oportunidad de desarrollarse integralmente en salud, tanto física como mental.
Especialidades involucradas en el tratamiento
Un equipo integral para el tratamiento del labio y paladar hendido suele incluir a varios especialistas con diferentes funciones. En el centro del proceso se encuentra el cirujano plástico o craneofacial, quien realiza cirugías mayores como la reparación del labio leporino, la reparación del paladar, el injerto óseo alveolar, la reconstrucción mandibular o la reconstrucción nasal.
Los acompañan numerosos médicos de diferentes especialidades. Los otorrinolaringólogos son quienes monitorean y tratan las enfermedades del oído medio e insertan tubos de ventilación para prevenir la pérdida auditiva.
El ortodoncista es responsable de controlar el desarrollo de las mandíbulas y los dientes, realizar tratamientos de ortodoncia en varias etapas, prepararlos para el injerto de hueso alveolar y realizar cirugía de mandíbula cuando sea necesario.
Paralelamente, el odontopediatra supervisará la erupción dental, brindará atención dental preventiva y tratará las caries desde el primer año de vida. El prostodoncista también tratará los defectos dentales mediante aparatos que cubren las arcadas o restauraciones dentales para ayudar a los niños a comer y hablar mejor.
Una parte integral de este equipo es el logopeda, quien acompaña al niño desde su nacimiento para guiarlo en la lactancia y la alimentación, y posteriormente le proporciona terapia del habla y del lenguaje durante muchos años. El audiólogo también desempeña un papel importante en las evaluaciones auditivas periódicas, colaborando con el otorrinolaringólogo para abordar los problemas de pérdida auditiva.
Además de los especialistas clínicos, las enfermeras y los coordinadores son vínculos esenciales entre las familias y el equipo médico, ayudando a los padres a comprender la atención domiciliaria y a gestionar citas complejas. Los psicólogos apoyan a los niños a superar la ansiedad y la culpa, y ayudan a los padres a afrontar el estrés.
Los trabajadores sociales conectan a las familias con recursos comunitarios, asistencia financiera y seguros. Los genetistas también ayudan a explicar la causa del defecto y asesoran sobre el riesgo de recurrencia en futuros embarazos.
Sra. Kathy (portada derecha), presidenta de Operación Sonrisa, con colegas en el 35.º aniversario de la organización en Vietnam. Operación Sonrisa ha apoyado a decenas de miles de niños con labio y paladar hendido. Foto: LAN ANH
Hoja de ruta del tratamiento desde el nacimiento hasta la edad adulta
El tratamiento del labio y paladar hendido es un proceso largo dividido en varias etapas. Incluso antes del nacimiento, gracias a la ecografía, se puede detectar el defecto, tras lo cual los padres pueden recibir asesoramiento genético, preparación psicológica y acceso a un equipo de especialistas.
Tras el nacimiento, el bebé necesita alimentarse con biberones especializados. Se pueden utilizar dispositivos ortopédicos prequirúrgicos para facilitar la alimentación y reducir la brecha entre comidas.
Entre los tres y los seis meses de edad, los bebés suelen someterse a cirugía de labios para mejorar su apariencia y facilitar una mejor alimentación. Entre los nueve y los dieciocho meses, se realiza una cirugía de paladar para ayudar a los niños a pronunciar con mayor precisión y reducir el atragantamiento al comer, junto con la colocación de tubos de ventilación para prevenir la otitis media.
Entre 1 y 5 años de edad, los niños necesitan terapia del habla, controles dentales regulares y pruebas de audición regulares para sentar las bases de la comunicación y la salud.
Entre los 6 y los 10 años, el ortodoncista realizará la expansión mandibular y las medidas de ortodoncia iniciales, y preparará para el injerto de hueso alveolar, que generalmente se realiza cuando comienzan a erupcionar los caninos permanentes.
Entre los 10 y los 15 años, los niños se someten a un tratamiento de ortodoncia integral y pueden requerir cirugía del habla adicional si los problemas persisten. Entre los 16 y los 21 años, si el maxilar superior está subdesarrollado, pueden necesitar cirugía de mandíbula, así como cirugía de labio y nariz para mejorar su apariencia.
Después de los 21 años, el tratamiento pasa a la fase de mantenimiento con estabilización ortodóncica, atención dental regular y apoyo psicológico a largo plazo.
El papel de los padres
En todo el plan de tratamiento, los padres son el factor decisivo. Independientemente de la profesionalidad del equipo médico, la cooperación, la paciencia y el amor de los padres son la clave del éxito.
Los padres deben seguir el cronograma de exámenes y tratamientos, cuidar al niño después de la cirugía según las instrucciones, apoyar la práctica diaria de la pronunciación y mantener la higiene bucal, así como una dieta saludable . Lo más importante es que los padres deben animar al niño, ayudarlo a superar el complejo de inferioridad y a integrarse con confianza en la sociedad y sus amigos.
Fuente: https://tuoitre.vn/loai-di-tat-hay-gap-o-tre-em-viet-nam-va-cach-nao-dieu-tri-toan-dien-20251004095807904.htm
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