Rusia desarrolla un dron interceptor ultrarrápido y de bajo coste.

Un nuevo sistema de intercepción de drones llamado “Arkhangel” se está probando en la región fronteriza rusa de Kursk, según un comunicado del responsable de la iniciativa de drones voluntarios involucrada en el proyecto.

El sistema se introdujo como contramedida contra los drones ucranianos que operan tanto en la zona frontal como en la retaguardia dentro de Rusia.

El anuncio lo realizó Mikhail Filippov, director de la iniciativa nacional "Arkhangel", que comenzó como una red de escuelas para capacitar a pilotos de drones. Filippov afirmó que el fabricante ruso de armamento Kalashnikov ha iniciado la producción de versiones de combate de sus drones. Asimismo, indicó que los equipos de interceptores y radares móviles recién formados ya se han desplegado en la región de Kursk para realizar pruebas operativas.

Filippov explicó que la aeronave Arkhangelsk está diseñada para actuar como interceptor, apoyando y ampliando la red de defensa aérea rusa. Afirmó que el dron no tiene rival en velocidad y alcance, y que fue creado para reforzar las defensas existentes, no para reemplazarlas.

El dron Arkhangel está montado bajo el ala de un caza Mig-29.

Describió el panorama de amenazas desde la perspectiva rusa. Según Filippov, las fuerzas ucranianas utilizan drones de reconocimiento para buscar vulnerabilidades en las defensas aéreas rusas. Drones de ataque siguen a esos vuelos de reconocimiento, con el objetivo de atacar infraestructura, centros logísticos o posiciones militares . Afirmó que los drones ucranianos son más baratos que las armas que se suelen usar para derribarlos.

Filippov afirmó que los drones de reconocimiento ucranianos cuestan el equivalente a varios miles de dólares estadounidenses, mientras que las fuerzas rusas a menudo se ven obligadas a utilizar misiles costosos o esperar para atacar los drones a muy corta distancia con ametralladoras.

Sostiene que este enfoque es insostenible. Afirma que el sistema interceptor “Arkhangel” está diseñado para abordar ese desequilibrio económico interceptando drones antes de que alcancen objetivos valiosos.

Según Filippov, el interceptor puede volar a una velocidad de unos 360 kilómetros por hora y operar a un alcance de hasta 50 kilómetros. Añadió que los drones de reconocimiento ucranianos suelen volar a la mitad de esa velocidad.

La capacidad de alcanzar rápidamente un objetivo es clave para el diseño, añadió, y agregó que los equipos móviles equipados con radares podrían rastrear los drones que se aproximan y guiar a los interceptores para que los persigan en áreas abiertas, lejos de la infraestructura y las zonas pobladas, donde podrían ser destruidos sin mayor riesgo.

Este dron interceptor es capaz de despegar a una velocidad de 360 km/h con un alcance de 50 km.

Filippov recalcó que el objetivo del concepto es evitar que ataques posteriores causen más daños. Según él, interceptar el dron de reconocimiento a tiempo impide futuras misiones de ataque.

También planteó el problema en términos económicos, argumentando que usar misiles interceptores costosos contra drones baratos sería un desperdicio de recursos y no podría mantenerse indefinidamente. Sostuvo que ambos bandos en la guerra habían llegado a la misma conclusión, y que el resultado dependería de cuál de ellos pudiera desplegar nuevas tecnologías antidrones con mayor rapidez y en mayor cantidad.

El desarrollo del interceptor Arkhangelsk refleja un cambio más amplio en la guerra, impulsado por la proliferación de drones. Tanto Ucrania como Rusia utilizan drones para vigilancia, localización de objetivos y ataques directos. El campo de batalla se define cada vez más por la capacidad de detectar, perseguir y destruir drones antes de que puedan revelar su ubicación o lanzar explosivos.