
El primer ministro Pham Minh Chinh , jefe del Comité Directivo Central sobre política de vivienda y mercado inmobiliario, presidió la tercera reunión del Comité Directivo. - Foto: VGP/Nhat Bac
En el contexto del mercado inmobiliario de Vietnam, la directriz del Primer Ministro no se limita a medidas técnicas, sino que también abarca el pensamiento institucional y la ética del desarrollo.
Según el Primer Ministro, la política de vivienda debe concebirse como un compromiso social, reflejo directo de la calidad de la gobernanza nacional. La vivienda debe servir a la mayoría de la población y no puede convertirse en un instrumento de especulación o lucro. La colusión y la aprobación irregular de entidades en el desarrollo de vivienda social deben ser abordadas de inmediato y con rigor, ya que no solo constituyen una infracción económica , sino también una traición al espíritu humanitario de la política.
Al mismo tiempo, solicitó simplificar al máximo los trámites administrativos para que las personas ya no tengan que dar vueltas en círculos, perdiendo tiempo y dinero para ejercer su derecho fundamental a establecerse legalmente. La asignación a cada ministerio, dependencia y localidad debe ser clara en cuanto a las personas, el trabajo, el progreso, las responsabilidades, la autoridad y los resultados, para que la política se materialice y no se quede en meras palabras.
Estas directrices demuestran claramente la gestión de resultados y el enfoque de desarrollo sostenible que impulsa el Gobierno. En este sentido, el mercado inmobiliario no solo busca el lucro, sino que constituye un ecosistema social donde deben restablecerse la confianza, la equidad y la disciplina política. Un mercado sano debe construirse sobre la base de la confianza social, no sobre burbujas de activos.
Las lecciones de muchas economías importantes constituyen una costosa advertencia; demuestran que cuando el mercado inmobiliario se aleja de la demanda real, las consecuencias no son solo un declive económico sino también una crisis de confianza.
Por lo tanto, la conclusión del Primer Ministro en esta reunión tiene una importancia especial .
Ese mensaje no es solo una directiva administrativa, sino una nueva visión institucional: hacia un mercado inmobiliario sano, humano y sostenible.

Un proyecto de vivienda social en el barrio de Viet Hung, ciudad de Hanoi
orientaciones estratégicas derivadas de las conclusiones del Primer Ministro
La reunión del 11 de noviembre no se limitó a resumir la situación, sino que abrió un marco de pensamiento para el desarrollo a largo plazo de la política de vivienda de Vietnam. En particular, destacaron cinco orientaciones estratégicas.
En primer lugar, la vivienda es el pilar de la seguridad y la estabilidad social. En un país de ingresos medios, garantizar que cada familia pueda tener una vivienda digna, ya sea en propiedad o en alquiler, no es solo un objetivo económico, sino también un compromiso con la justicia social. Cuando la vivienda se vuelve inaccesible, la confianza en la institución se erosiona. Por lo tanto, es imperativo erradicar la negatividad y el afán de lucro en el desarrollo de la vivienda social, recuperando así el sentido humanista original de esta política.
En segundo lugar, el mercado inmobiliario refleja la calidad institucional. El Primer Ministro señaló abiertamente que los mayores problemas actuales no radican en el capital ni en la oferta y la demanda, sino en las instituciones, la planificación y los procedimientos administrativos. Un proyecto legal no puede tardar entre cinco y siete años en ser aprobado, ya que esto no solo incrementa los costos y elimina oportunidades de negocio, sino que también supone un grave despilfarro.
Por lo tanto, el Primer Ministro solicitó que se desarrollara un proceso, orden y procedimiento unificados para la inversión en construcción de viviendas e inmuebles a nivel nacional, reduciendo el tiempo de preparación de la inversión a tan solo 3-6 meses, en lugar de los 2 años actuales. Al mismo tiempo, enfatizó el principio de las "6 claves": personas, trabajo, responsabilidades, autoridad, plazos y resultados claros, de modo que cada etapa del proceso cuente con un responsable específico.
Este paso demuestra claramente la mentalidad de "Servir al Gobierno": las agencias estatales deben considerar la eliminación de trámites para personas y empresas como un deber, no como un favor. Solo cuando el aparato administrativo opere con transparencia, plazos claros y responsabilidad individual, el mercado podrá funcionar de manera eficaz y justa.
En tercer lugar, el desarrollo del mercado debe ser disciplinado y responsable. El Estado no rescata empresas en dificultades, sino que preserva la confianza del mercado. Es necesario distinguir claramente entre «inversión real» y «especulación a corto plazo». Cuando se protege la confianza, el mercado se recupera por sí solo sin necesidad de una intervención extrema.
En cuarto lugar, la reforma institucional debe ir de la mano de la transparencia de datos. No puede haber un mercado sano si los datos se mantienen en secreto. El Primer Ministro ordenó la creación de un sistema nacional de datos sobre vivienda y el mercado inmobiliario, que se actualiza periódicamente y se publica. La transparencia no solo es un requisito de la gobernanza moderna, sino también la herramienta más eficaz contra la especulación y la manipulación de precios.
En definitiva, la confianza es el fundamento, la equidad la guía y la responsabilidad la medida. Cuando las personas creen en la ley y en que las políticas protegen sus derechos, el capital y la energía para el desarrollo fluyen en la dirección correcta. Por el contrario, si la confianza se derrumba, ningún paquete de crédito puede salvar el mercado.
Eviten los errores de otros países.
Ningún país es inmune a los altibajos del mercado inmobiliario, pero los errores de los predecesores son ejemplos valiosos.
Vietnam también se enfrenta a riesgos potenciales, ya que los precios de la vivienda aumentan más rápido que los ingresos. Si no se controla a tiempo, la economía podría caer en una «trampa de activos», donde las ganancias más fáciles provienen de la especulación en lugar del trabajo.
La solución fundamental reside en cambiar el enfoque de la especulación a la inversión real: gravar la especulación inmobiliaria y las viviendas vacías, a la vez que se incentiva la inversión en vivienda social, alquiler y edificios sostenibles. El suelo debe recuperar su función original: un recurso para el desarrollo, no una mina de oro.
Además, en lugar de "cobrar una tasa única por la tierra", debe existir un sistema de recaudación sostenible basado en el valor añadido de las actividades económicas. Las localidades deben desarrollarse a partir del desarrollo de infraestructuras, servicios, industria y turismo.
Finalmente, es necesario proteger a los compradores de vivienda, el grupo más vulnerable, pero también quienes mantienen el mercado activo. Cuando la gente pierde la confianza, todo el mercado se paraliza. Por lo tanto, es posible estudiar e implementar un mecanismo de cuenta bloqueada: el dinero que los compradores depositan en el banco solo se transfiere al inversor cuando el proyecto cumple con los requisitos técnicos y de avance establecidos. Además, es necesario exigir al inversor una garantía bancaria, de modo que si la entrega se retrasa o no se completa, el comprador reciba el reembolso.
Al mismo tiempo, el Banco Estatal debe poner a prueba la resiliencia del sistema crediticio ante el sector inmobiliario, considerando escenarios adversos como la caída de los precios de la vivienda, la pérdida de liquidez o la incapacidad de los prestatarios para pagar sus deudas. Esta medida permite detectar riesgos con antelación y prevenir efectos en cadena, evitando así una crisis de confianza y una morosidad generalizada, como ocurre en algunas economías.
Visión de un gobierno constructivo
El mercado inmobiliario no solo es un indicador de crecimiento, sino también una medida de equidad social. Cuando las personas tienen la oportunidad de establecerse en viviendas dignas, confían en el Estado y en el futuro del país. Cuando esa confianza se fortalece, el mercado, por consiguiente, se mantiene saludable.
Por lo tanto, la visión del Primer Ministro hoy no se limita a abordar un área difícil, sino que sienta las bases para un nuevo modelo de desarrollo, donde la economía y la sociedad prosperen juntas, donde las personas puedan vivir y sentirse seguras.
"Cuando cada ciudadano tenga un hogar seguro, el país tendrá una base sólida para avanzar hacia el futuro."
Ese es el espíritu de un gobierno constructivo y honesto: generar confianza, gobernar con honestidad y orientar todas las políticas hacia el pueblo. Si perseveramos en esta dirección, Vietnam no solo evitará los errores del mundo, sino que también podrá convertirse en un modelo de desarrollo humano, equitativo y sostenible en el siglo XXI.
Dr. Nguyen Si Dung
Fuente: https://baochinhphu.vn/niem-tin-va-su-ben-vung-tam-nhin-cua-thu-tuong-ve-chinh-sach-nha-o-102251112164906569.htm






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