Ronaldo está lejos de estar despierto.

Se dice que Ronaldo dejó tras de sí una serie de acciones vergonzosas.

En la madrugada del 14 de noviembre, Ronaldo perdió el control cuando Portugal cayó derrotado 0-2 ante la República de Irlanda en la fase de clasificación para el Mundial de 2026. Desde cierto punto de vista, su codazo puede ser comprensible para cualquier jugador en un momento de arrebato emocional.

Pero para un ícono de 40 años, que ha experimentado todas las presiones, todas las etapas, todos los eventos grandes y pequeños del fútbol de élite, y que además elevó la confrontación a un nivel tenso antes del partido con declaraciones incendiarias, este desliz psicológico es realmente difícil de aceptar.

Y lo peor de todo es que el problema no fue solo el codazo que le costó su primera tarjeta roja con la selección, sino toda la secuencia de acciones que siguieron. Desde las miradas desafiantes y los gestos de negación con la cabeza, hasta los aplausos sarcásticos dirigidos a la grada mientras abandonaba el campo.

Portugal viajó a Dublín con una misión clara: ganar para asegurar su plaza en el Mundial de 2026. Fracasaron. Esto, después de todo, no es del todo sorprendente. La Seleção nunca ha ganado un partido oficial en Dublín. Perder tras una racha de siete partidos invictos no es demasiado alarmante. Pero el problema radica en que se produce en un contexto de claras señales de declive durante los últimos dos meses.

La derrota puso de manifiesto algo más que debilidades tácticas o de rendimiento. Reveló una verdad más preocupante: Portugal estaba perdiendo la confianza. Desde las pobres actuaciones de octubre en Alvalade, cuando les costó vencer a la República de Irlanda por 1-0 y luego dejaron escapar la victoria contra Hungría en el tiempo de descuento, las señales eran alarmantes.

Pero el técnico Roberto Martínez parece seguir viendo las cosas con optimismo excesivo. Constantemente habla de "buena reacción", "muchos aspectos positivos" e insiste en que "jugamos muy bien" tras actuaciones claramente apáticas y sin garra.

Un gran equipo puede jugar mal. Pero lo más peligroso es que no se den cuenta de que están jugando mal.

Ronaldo sigue protegido a pesar de haber obrado mal.

Pero lo más decepcionante en Dublín no fueron las excusas de Martínez, sino el comportamiento de Ronaldo. Cualquiera puede perder la compostura en el campo, pero la secuencia de acciones que siguió fue inaceptable.

Fue una negación de responsabilidad, una actitud de echar la culpa a todos: rivales, árbitros, aficionados, menos a sí mismo. En el momento de la explosión emocional, el capitán portugués ya no era la imagen del orgullo ni de la experiencia, sino el símbolo de la confusión y la autocompasión.

El periodista Hugo Vasconcelos criticó sin rodeos: "Ronaldo cometió un error. Lo mínimo que debería hacer es disculparse. Lo correcto es que sienta vergüenza".

Pero cuando el entrenador sigue protegiendo incondicionalmente a Ronaldo, diciendo cosas como "sin violencia", "solo mala suerte", "solo intentaba apartar al defensa"... entonces la motivación para que reflexione sobre sí mismo es prácticamente nula.

Portugal perdió, y es posible que se recuperen. Pero si no se abordan la mentalidad, el sentido de la responsabilidad y la sensatez del liderazgo, tanto dentro como fuera del campo, la derrota en Dublín podría ser solo el comienzo de muchos más problemas.

"Tras lo sucedido, Ronaldo está lejos de despertar", concluyó el periodista Hugo Vasconcelos.

Fuente: https://znews.vn/ronaldo-con-lau-moi-tinh-ngo-post1602759.html