Simulación de una guerra futura con IA. Foto ilustrativa. (Fuente: Bloomberg) |
La IA aumenta el factor de automatización, por lo que tiene el potencial de hacer que las guerras futuras sean mucho más brutales.
Hablando en una reunión en el Congreso de Estados Unidos, el Sr. Alexandr Wang, director de la empresa estadounidense Scale AI, dijo que la IA puede sintetizar rápidamente enormes cantidades de datos de información recopilados por satélites, radares, sensores y actividades de espionaje, proporcionando así a los usuarios de IA ventajas reales.
"Contamos con el software militar más grande del mundo, capaz de procesar 22 terabytes de datos al día. Si aprovechamos las capacidades de la IA, podemos lograr una enorme ventaja al aplicarla a las operaciones militares", afirmó.
El personaje también reveló que Scale AI tiene un contrato ultrasecreto con una gran unidad del ejército estadounidense. El chatbot de Scale AI, llamado "Donovan", permite a los comandantes de unidad planificar y actuar en minutos en lugar de semanas.
Robots, drones, torpedos… y todo tipo de armas pueden transformarse en sistemas autónomos gracias a complejos sensores gestionados por IA.
Sin embargo, “la autonomía no significa que un arma pueda decidir iniciar una guerra por sí sola”, explica Stuart Russell, profesor de informática en la Universidad de California en Berkeley.
Las armas autónomas ofrecen varias ventajas potenciales al atacar al enemigo. Pueden ser más efectivas y su producción es más económica.
Los submarinos, buques de guerra y aviones pueden operar de forma autónoma, mejorando el reconocimiento, la vigilancia o el apoyo logístico en zonas remotas o peligrosas.
Estos vehículos son el núcleo del programa “Replicator” del Departamento de Defensa de Estados Unidos, que tiene como objetivo desplegar miles de vehículos baratos y fácilmente reemplazables en áreas que van desde los mares hasta el espacio exterior.
Varias empresas estadounidenses también están desarrollando y probando vehículos autónomos, como Anduril, con sede en California, que utiliza vehículos submarinos para realizar misiones de defensa y comerciales, incluida la instalación de sensores oceanográficos de largo alcance para la guerra antisubmarina, la medición de la topografía del fondo marino y la minería.
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