La historia del auge de la industria robótica china surgió a raíz de un acalorado debate en la red social X (antes Twitter) a mediados de noviembre. El centro de atención fue UBTECH Robotics, un "unicornio" tecnológico de Shenzhen.
Cuando la compañía publicó un video de cientos de robots humanoides Walker S2 alineados en un almacén, girando la cabeza, agitando los brazos al unísono y entrando en un contenedor, los espectadores inmediatamente pensaron en la película de ciencia ficción "Yo, Robot". La escena era tan fluida, tan sincronizada y tan futurista que Brett Adcock, fundador y director ejecutivo de Figure, una empresa líder en robótica en EE. UU., no podía creer lo que veía.
"Miren el reflejo. El robot de enfrente es real, y todo lo de atrás es falso. Con solo mirar el reflejo de la lámpara del techo, se nota que es CGI (imágenes generadas por computadora)", afirmó el director ejecutivo estadounidense en su página personal. Esta acusación no es solo un comentario técnico, sino que refleja la mentalidad general de Occidente: un profundo escepticismo sobre las verdaderas capacidades de la tecnología china.
Sin embargo, la respuesta a esa duda no fue silencio, sino una rotunda afirmación por parte de UBTECH. El representante de la compañía afirmó que el video era "100 % real", filmado en una sola toma, e invitó a los críticos a ir directamente a Shenzhen para "abrir los ojos". Según ellos, la duda estadounidense se debe a la falta de comprensión de la solidez de la cadena de suministro y la capacidad de fabricación a gran escala de China.

El ejército de robots de China es tan perfecto que el CEO de una empresa estadounidense de robots lo acusó: "Esto es definitivamente falso" (Foto: UBTech).
Esta historia de "verdadero-falso" es solo la punta del iceberg. Revela una realidad que enfrentan los inversores y los responsables políticos occidentales: China ya no es una fábrica de bajo coste, sino que se está transformando en una potencia robótica con una velocidad y una escala que despiertan la cautela en todo el mundo .
La avalancha de robots en la fábrica y el dramático cambio de posición
Según el último informe de la Federación Internacional de Robótica (IFR), se ha estado produciendo un dramático "cambio de trono" de manera silenciosa pero drástica en la industria mundial de la robótica.
China es ahora el líder indiscutible en la carrera por la robótica en las fábricas. Solo el año pasado, las fábricas del país instalaron casi 300.000 robots nuevos. Esto no solo es un récord, sino también una estadística aterradora: China ha instalado más robots nuevos que el resto del mundo en conjunto.
Para poner esta brecha en perspectiva, miremos el caso de Estados Unidos –la mayor economía del mundo–, donde las fábricas instalaron sólo unos 34.000 robots durante el mismo período.
Esta disparidad no es casualidad. Es el resultado de una estrategia nacional a largo plazo denominada "Hecho en China 2025", en la que Pekín ha identificado la robótica como un frente estratégico para la reestructuración de la economía. Durante más de una década, enormes cantidades de capital del presupuesto estatal y préstamos preferenciales de la banca estatal han afluido al sector, generando una aceleración sin precedentes.
Lo más preocupante para sus rivales occidentales es que China no solo importa y utiliza la tecnología, sino que la domina rápidamente. Mientras que antes las fábricas chinas estaban llenas de brazos robóticos japoneses o alemanes, la situación ha cambiado. El año pasado, casi el 60% de los robots instalados en China eran productos nacionales. La participación de China en el mercado mundial de robots se disparó al 33%, mientras que el "antiguo rey" Japón, lamentablemente, cayó al 29%.
Los analistas señalan que China cuenta con una doble ventaja que ningún otro país posee: un enorme mercado interno para el consumo de productos y una capacidad flexible de fabricación de hardware que le permite probar, fallar y corregir errores a la velocidad de la luz. El ciclo de «ensayo-error-mejora-iteración» en Shenzhen o Hefei es mucho más rápido que en Silicon Valley.
Una vez que se demuestra que un prototipo es eficaz, el sistema fabril puede producir miles de unidades en apenas unas semanas, lo que explica las imágenes de un "ejército de robots" que el director ejecutivo estadounidense consideraba artificiales.

China está fabricando e instalando robots en fábricas a un ritmo muy superior al de todos los demás países, mientras que Estados Unidos -el tercer país clasificado- está muy por detrás (Foto: NYT).
La guerra de supervivencia de 150 unicornios
Además de la consolidada robótica industrial (brazos robóticos), se está desarrollando otra carrera aún más feroz: la de los robots humanoides. Aquí es donde la competencia en China está alcanzando un punto de fusión.
A principios de este año, se registraron alrededor de 100 empresas a nivel mundial desarrollando robots humanoides. Pero tan solo unos meses después, solo en China, esa cifra ascendió a 150. El auge fue tan fuerte que la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma (CNDR) de China tuvo que emitir una advertencia sobre la "innovación duplicada" y el excedente de recursos.
¿A qué se debe este auge? La respuesta reside en una combinación de capital de riesgo y apoyo gubernamental, estimado en hasta 138 000 millones de dólares para el impulso nacional de la robótica. Startups como Unitree Robotics, con sede en Hangzhou, están revolucionando el mercado al afirmar que venden robots humanoides básicos por tan solo 6 000 dólares, un precio inimaginable comparado con los productos de Boston Dynamics (EE. UU.), que cuestan decenas o incluso cientos de miles de dólares.
Muchos economistas occidentales consideran este fenómeno como una "burbuja". Sin embargo, la historia económica demuestra que las burbujas no siempre son malas. El Dr. Robert Ambrose, exdirector del departamento de Robótica e IA de la NASA, comparó la situación actual de China con la burbuja puntocom de Estados Unidos en la década de 1990. En aquel entonces, varias empresas de internet quebraron, los inversores lo perdieron todo, pero de las cenizas, gigantes como Amazon o Google resurgieron y dominaron el mundo.
En China, la presión por sobrevivir entre 150 empresas está creando una auténtica arena romana. Para sobrevivir, se ven obligadas a innovar constantemente, reducir costos y comercializar productos lo más rápido posible. Esta feroz competencia es el motor detrás de productos con un precio y un rendimiento excepcionales. Incluso si 100 empresas quiebran, las 50 restantes podrán superar en número a las empresas estadounidenses.
Sin embargo, la principal debilidad de este "ejército" reside en el núcleo de los robots: chips semiconductores y sensores de alta gama. China puede producir el chasis, las articulaciones y la programación de la IA de control, pero los componentes más sofisticados aún dependen de tecnología alemana o japonesa. Como comentó Lian Jye Su, experto de Omdia: "Si se quiere ensamblar un robot humanoide de primera categoría, prácticamente no habrá componentes fabricados en China en su interior".

En China, hay alrededor de 150 empresas que desarrollan robots humanoides (Foto: UBTech).
Una advertencia para Estados Unidos y el futuro de la geopolítica
La carrera de los robots hoy no es simplemente una historia de negocios o ganancias, sino que se está convirtiendo en la nueva base del poder geopolítico del siglo XXI.
El Dr. Robert Ambrose hace una comparación conmovedora: en 1900, Nueva York estaba llena de carruajes tirados por caballos. Tan solo 13 años después, el mismo lugar estaba dominado por los automóviles. Ese rápido cambio transformó a Estados Unidos en una superpotencia económica gracias a la industria automotriz. Hoy, los robots desempeñan un papel similar. La nación que domine esta fuerza laboral mecánica resolverá el problema del envejecimiento de la población, recuperará la manufactura y alcanzará la superioridad militar.
China utiliza IA para analizar cada máquina de la fábrica, optimizando el rendimiento al instante, algo que Occidente aún no ha implementado de forma sincronizada. La combinación de IA y robots (inteligencia artificial personificada) ayuda a China a compensar el aumento de los costos laborales, manteniendo su posición como la "fábrica del mundo".
Mientras tanto, Estados Unidos parece estar quedándose atrás en el mismo campo que una vez lideró en innovación. A pesar de contar con mentes brillantes y una cultura de startups "caótica pero innovadora", la falta de políticas gubernamentales consistentes de apoyo está dejando a las empresas estadounidenses superadas por los enormes flujos de capital de competidores del otro lado del hemisferio.
La advertencia del Dr. Ambrose es quizás la más profunda que los inversores y los responsables políticos deben reflexionar en este momento: «Si no hacemos nada, Japón probablemente ascenderá al segundo puesto. China, sin duda, será el primero. ¿Y Estados Unidos? Nos deslizaremos hacia una carrera hacia el abismo. Y esa perspectiva de quedarnos atrás, en mi opinión, no es muy estadounidense».
Fuente: https://dantri.com.vn/kinh-doanh/trung-quoc-lap-300000-robotnam-cuoc-dua-khong-doi-thu-20251206211455467.htm










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