La historia del tenista Le Dinh Duc es un testimonio del extraordinario poder del deporte , el amor y la creencia en las cosas buenas.
De piernas paralizadas
Sentado frente a nosotros estaba un joven de ojos brillantes y rostro atractivo. Nadie podía imaginar que el joven tenista había pasado su infancia paralizado y tenía que enfrentarse a la oscuridad de un futuro que parecía cerrado. A los 13 años, Duc enfermó repentinamente. Un fuerte dolor de espalda lo obligó a dejar de entrenar.
Inicialmente, el médico le diagnosticó poliartritis. Pero tan solo dos meses después, sus piernas ya no se movían. De un niño activo que jugaba, practicaba y competía tenis de mesa a diario, Duc cayó repentinamente en un estado de parálisis total, requiriendo la ayuda de su padre, madre, profesor y compañeros de equipo para moverse.
El maestro de Duc (el entrenador Vu Manh Cuong) no perdió la esperanza en ese momento. Llevó a su joven estudiante a todos los centros de tratamiento de Hanói , desde medicina oriental hasta medicina occidental, desde remedios caseros hasta métodos de tratamiento modernos. Pero todo fue en vano.
Finalmente, en el Hospital Bach Mai, los médicos diagnosticaron a Duc espondilitis anquilosante idiopática juvenil, una enfermedad rara y difícil de tratar. Los seis meses que pasó postrado en cama fueron una serie de días que Duc pasó a cuestas de sus padres. Se turnaban para cargarlo por los pasillos del hospital, esperando pacientemente la más mínima señal de recuperación.
Pero el deporte es, por naturaleza, el lugar donde nacen los milagros. Y Le Dinh Duc, con todas sus aspiraciones juveniles, perseveró para superarlas. Al salir del hospital y regresar a casa, a pesar de su precaria salud y de que sus piernas eran solo piel y huesos, Duc no abandonó su pasión por el tenis de mesa.
Cada noche, el pequeño contenía su dolor entre lágrimas, mientras su madre yacía a su lado, llorando en silencio por su hijo. Cada mañana, al despertar, se enfrentaba al reto de aprender a ponerse de pie, a caminar, a acostumbrarse a sus piernas, aparentemente olvidadas.
El entrenador Cuong y sus compañeros siguieron acompañando y apoyando a su estudiante en cada paso. El club de tenis de mesa Hanoi T&T (donde Duc solía jugar) está ubicado en el quinto piso, pero eso no impidió que el profesor y el estudiante regresaran.
Todos los días, el maestro y sus amigos se turnaban para cargar a Duc, practicando con ahínco. Y entonces, nueve meses después de regresar, el niño paralizado ganó la medalla de oro en la categoría individual masculina de 14 a 15 años del torneo nacional juvenil, un hito inimaginable.
Al milagro escrito con lágrimas, voluntad y bondad.
A partir de entonces, la carrera de Le Dinh Duc dio un giro radical. No solo recuperó su fuerza física, sino que también se convirtió en uno de los mejores jugadores de tenis de mesa vietnamita.
Con una impresionante colección de logros: 2 medallas de bronce en eventos por equipos en los SEA Games 31 y 32; 6 medallas de oro en dobles masculinos, 2 medallas de oro en dobles mixtos - campeonato nacional femenino; medalla de bronce en individuales masculinos en el campeonato nacional de 2020... el nombre Le Dinh Duc se ha vuelto familiar para los expertos y fanáticos del tenis de mesa en todo el país.
Pero detrás de cada medalla, detrás de cada sonrisa ganadora, hay una larga historia de gratitud. Duc nunca ha olvidado a las personas que marcaron su vida como velas que iluminaron su fe: su padre, un diligente profesor de matemáticas, siempre a su lado en cada partido, en cada tratamiento.
Cada vez que Duc terminaba de jugar, su padre se sentaba y le masajeaba los pies con sus manos sencillas, pero llenas de amor. Duc comentó con emoción: «Mi padre siempre estaba preocupado por mí, diciéndome que no jugara más porque temía una recaída. Mi madre siempre me animaba en silencio. Los profesores y amigos del equipo eran como mi segunda familia».
Duc también expresó su especial gratitud al Sr. Do Quang Hien, quien, al enterarse de la enfermedad de Duc, se ofreció a cubrir todos sus gastos médicos. "Si no fuera por el Sr. Hien, probablemente no estaría aquí hoy. No solo salvó a un atleta, sino que también me dio esperanza y la oportunidad de vivir mi pasión", compartió Duc con voz entrecortada.
La historia de Le Dinh Duc trasciende el marco de una trayectoria deportiva. Es una epopeya de la voluntad de vida, del deseo de superarse, del espíritu de no rendirse al destino. Es también un testimonio viviente del poder de la humanidad, cuando hay manos dispuestas a tender la mano, apoyando a un joven talento para superar la adversidad.
En el contexto en el que el deporte vietnamita se vuelve cada vez más profesional y está más integrado con la región y el mundo, ejemplos como el de Le Dinh Duc se han convertido en símbolos de una generación de atletas que no solo saben cómo conquistar la cima del logro, sino que también saben cómo difundir los valores humanísticos del deporte a la comunidad.
Le Dinh Duc ha pasado de ser un niño inmóvil en el hospital durante seis meses a un orgulloso tenista que ha dominado el panorama nacional y regional. Pero, sobre todo, la trayectoria de Duc es un conmovedor recordatorio de que el deporte no se trata solo de ganar o perder, sino también del poder de sanar, donde la compasión, la voluntad y la determinación se cristalizan.
Fuente: https://baovanhoa.vn/the-thao/cau-chuyen-truyen-cam-hung-cua-tay-vot-le-dinh-duc-141332.html
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