Gracias a los jugadores naturalizados, la fuerza del equipo indonesio ha mejorado significativamente. |
Desde su posición de "gigante dormido" en el Sudeste Asiático, Indonesia ha experimentado una transformación espectacular. Tras superar la tercera ronda clasificatoria y obtener oficialmente un pase a la cuarta ronda clasificatoria para el Mundial de 2026 en Asia —un hito histórico sin precedentes—, el equipo del archipiélago ya no es un fenómeno pasajero, sino un equipo verdaderamente capaz. Con esa base, el sueño del primer Mundial de la historia está más cerca que nunca.
En ese brillante panorama, el papel del entrenador Patrick Kluivert, leyenda del fútbol holandés, es innegable. Recién asumido el cargo, Kluivert rápidamente confirmó su impronta táctica y su visión estratégica. Bajo su liderazgo, Indonesia demostró un estilo de juego moderno, disciplinado y profundo, listo para asumir el rol de rival en el escenario continental.
La victoria de Indonesia por 1-0 sobre China el 5 de junio no solo reescribió la historia, sino que también simbólicamente franqueó décadas de inseguridad. Indonesia, que ya no era una potencia regional, demostró que podía competir a nivel asiático, algo que antes se consideraba un sueño lejano.
El entrenador Bojan Hodak, quien acaba de ganar la Liga 1 con el Persib Bandung, también expresó optimismo sobre el futuro del fútbol en este país. "Indonesia solo necesita mantener la estabilidad", comentó el estratega croata. "Superar cada ronda siempre es difícil, especialmente con la plantilla actual. Pero si mantenemos el rumbo actual, Indonesia podrá participar plenamente en el Mundial en los próximos años".
La victoria sobre China coloca a Indonesia en la cuarta ronda de clasificación para el Mundial de 2026. |
Este progreso no fue fruto de la casualidad. Fue el resultado de un largo proceso de reconstrucción, desde el sistema juvenil y la reforma de la liga nacional hasta la política de naturalización de jugadores, implementada de forma metódica y estratégica.
Recientemente, Indonesia ha incrementado el uso de jugadores naturalizados. Nombres como Rafael Struick, Ivar Jenner, Jay Idzes y Justin Hubner no solo poseen una sólida base técnica y táctica, sino que también poseen un espíritu de lucha feroz, deseosos de imponerse con la camiseta rojiblanca. Son ellos quienes están creando una nueva imagen para la selección indonesia: moderna, valiente y bien organizada.
El entrenador Patrick Kluivert, con su visión europea, también aprovechó rápidamente este recurso. No dudó en combinar jugadores nacionalizados con jugadores con potencial nacional como Marselino Ferdinan, Pratama Arhan o Rizky Ridho, creando así un equipo con una gran juventud y experiencia en la alta competición.
Sin embargo, según el entrenador Bojan Hodak, Indonesia aún necesita resolver el problema del "9", algo que no solo Indonesia, sino todo el mundo del fútbol enfrenta. "Los buenos delanteros siempre son un recurso escaso y caro", compartió Hodak. "Indonesia no puede comprar un delantero extranjero para la selección nacional. Solo pueden utilizar jugadores de nacionalidad o sangre indonesia. Si no hay nadie apto para esa posición, solo se puede confiar en la suerte: en tener un delantero con sangre indonesia y capacidad para marcar goles a nivel internacional".
Esta es una debilidad inherente que la selección indonesia debe superar si quiere aspirar a más. Los jugadores naturalizados han resuelto muchos problemas en defensa, organización del mediocampo y pensamiento táctico, pero la capacidad de sentenciar un partido —que es lo que distingue a los equipos fuertes de los mejores— aún necesita una solución a largo plazo.
Al equipo indonesio aún le esperan desafíos. |
Además de la selección nacional, Hodak también destacó el papel cada vez más importante del Campeonato Nacional de la Liga 1: «El hecho de que cada club pueda utilizar de 6 a 8 jugadores extranjeros genera una fuerte presión competitiva. Los jugadores nacionales se ven obligados a mejorar si quieren conservar sus puestos. Esto contribuye a mejorar la calidad del torneo, lo que indirectamente mejora el nivel de la selección nacional».
La realidad lo demuestra. Gracias a la notable mejora en la liga, cada vez más jugadores indonesios son capaces de jugar a gran velocidad y con un gran nivel físico, sin estar en desventaja frente a los principales rivales del continente.
Un puesto en la cuarta ronda clasificatoria no solo es un logro histórico, sino una sólida confirmación del notable progreso de Indonesia, en gran parte gracias a los jugadores naturalizados. Aún quedan muchos retos por delante, pero si mantienen viva la pasión, la estabilidad y aprovechan bien los recursos disponibles, el sueño de la Copa Mundial —algo que generaciones de jugadores y aficionados indonesios consideraron una fantasía— puede hacerse realidad en 2026.
“Las oportunidades no se presentan dos veces”, concluyó Bojan Hodak. “Y ahora, Indonesia está más cerca que nunca de la mayor oportunidad en su historia futbolística”.
Fuente: https://znews.vn/giac-mo-world-cup-goi-ten-indonesia-post1558954.html
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