Se puede observar que el porcentaje de estudiantes que se gradúan a tiempo es, en su mayoría, muy bajo. En algunas escuelas, solo entre 37 y 38 de cada 100 estudiantes se gradúan a tiempo, o en el mejor de los casos, entre 40 y 60. Muy pocas escuelas tienen una tasa superior al 80%.
Según la normativa, el tiempo máximo para que los estudiantes completen un curso no debe exceder el doble de la duración estándar del plan de estudios para cada tipo de formación en una institución de educación superior. Si el programa de formación es de 4 años, los estudiantes tienen un máximo de 8 años para completarlo. Sin embargo, después de 6 años, la tasa de graduación en muchas instituciones sigue siendo de tan solo el 60-80%, y en algunas, de tan solo el 40-50%. Incluso después del máximo de 8 años, muchos estudiantes siguen sin poder graduarse.
La principal razón de esta situación es la falta de gestión del tiempo y la incapacidad de planificar el estudio y el descanso. Los estudiantes también tienden a tener un enfoque superficial del aprendizaje, estudiando solo para aprobar los cursos en lugar de comprenderlos. Son perezosos a la hora de acumular créditos al principio, solo "corren" en el último año y pierden el rumbo, sin saber por qué estudian.
A continuación, se encuentra el entorno de aprendizaje y el apoyo escolar. Algunos programas de formación son eminentemente teóricos, con escasa aplicación práctica y flexibilidad en la programación de cursos. La falta de orientación académica personalizada para estudiantes con dificultades o bajo rendimiento académico, y el bajo nivel de autoaprendizaje entre los estudiantes también son factores que contribuyen.
Las causas también provienen de factores externos como la presión financiera que obliga a los estudiantes a realizar trabajos adicionales; las tentaciones de las redes sociales; o la falta de equilibrio entre estudiar, trabajar, vivir y tener citas…
Para mejorar la tasa de graduación a tiempo, la solución no está sólo en las calificaciones, sino también en construir un plan de desarrollo personal más realista.
La escuela necesita diseñar un currículo más flexible, que permita la matriculación temprana, el aprendizaje acelerado o el aprendizaje en línea paralelo. Debe fortalecer la asesoría académica y optimizar el sistema de alerta temprana para estudiantes en riesgo de rezago. Además, necesita crear una cultura escolar que anime a los estudiantes a ser proactivos, compartir y apoyarse mutuamente.
Para los estudiantes, se debe hacer lo siguiente: Primero, elaborar un plan de estudios personal desde el primer año. Segundo, determinar cuántos créditos cursar cada semestre y qué cursos empezar con antelación. Tercero, crear un plan claro de estudio, trabajo a tiempo parcial y tiempo libre. Cuarto, encontrar un mentor o compañero de estudio; una persona con conocimientos o un buen grupo de estudio pueden llevarte muy lejos. A continuación, aprender de forma proactiva más habilidades interpersonales y orientación profesional. Cuando los estudiantes comprenden qué objetivos estudian para alcanzar, es menos probable que se desvíen del camino.
No dejes que tus cuatro años de universidad transcurran en la incertidumbre. Recuerda, el primer año es para orientarte, aprender a estudiar, a vivir y a trabajar en equipo. El segundo año es para experimentar: únete a clubes, trabaja a tiempo parcial, adquiere experiencia práctica... pero no descuides tus estudios. El tercer año es para acelerar tu desarrollo profesional y empezar a definir tu trayectoria profesional. El cuarto año es para dar el salto, preparar proyectos, tesis, solicitudes de empleo y desarrollar habilidades para las entrevistas...
La universidad no es una carrera corta, sino un largo camino que requiere disciplina y fe. Graduarse a tiempo no solo te otorga un título, sino que también significa mantener tu compromiso contigo mismo.
Fuente: https://thanhnien.vn/ky-luat-va-cam-ket-185251005223219944.htm






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