Déjale clara la división del trabajo y hazle saber qué tareas debe realizar. (Foto: ITN)
Una mujer de 42 años contó que su esposo es demasiado perezoso en casa. Todos los días, después del trabajo, lo primero que hace es tumbarse en el sofá a jugar con el teléfono.
Ella le pidió que la ayudara con las tareas del hogar, pero él siempre se negaba, alegando que estaba demasiado cansado del trabajo. Cuando la veía enfadada, hacía algunas tareas domésticas a regañadientes. Pero este estado solo duraba dos días, tras los cuales volvía a su estado anterior. Ella estaba realmente indefensa y sentía que estaba criando a una niña adulta.
Su pereza no solo se refleja en las tareas del hogar, sino también en la vida. Los fines de semana, ella planea una excursión y quiere salir con él o ir de compras. Pero él siempre encuentra muchas razones para evitarlo. Prefiere dormir en casa y jugar.
Esto la dejó profundamente decepcionada, sintiendo que la vida entre ella y él tenía cada vez menos en común.
Ella intentó cambiarlo, persuadirlo para que hiciera más ejercicio y participara en las tareas domésticas, pero sin éxito.
Su pereza parecía haberse convertido en un hábito, arraigado en sus huesos. Esto la hizo preguntarse si su matrimonio tenía algún problema. ¿De verdad quería divorciarse por su pereza?
Sin embargo, cada vez que se preparaba para firmar el divorcio, pensaba en los buenos momentos que habían pasado. Pensaba en cómo él la llevaba al trabajo sin importar el clima; cómo la cuidaba cuando estaba enferma y la animaba cuando tenía dificultades en el trabajo...
Estos recuerdos la hicieron dudar. De repente, vio su pereza como un defecto perdonable.
Le dolía la cabeza al pensarlo de nuevo; quizá debía verlo desde otra perspectiva. La pereza no es una cuestión de principios, sino un hábito que se puede cambiar. Lo mejor para ella es intentar que su esposo participe conscientemente en la vida familiar.
Pensar es hacer. Ella se comunicó con él con paciencia y comprendió por qué era tan perezoso. Finalmente, él confesó. Le dijo que no intentaba ser perezoso, simplemente no sabía por dónde empezar.
Resultó que había vivido con sus padres desde niño y que ellos se encargaban de todas las tareas del hogar. Nunca había sido realmente independiente. Tras escuchar esto, comprendió que su pereza no era incurable, sino que necesitaba orientación y ánimo.
Decidió implementar las siguientes estrategias:
Planificación familiar
Comprenda sus pensamientos, respete sus opiniones y permítale desempeñar un papel más importante en la familia. (Foto: ITN)
Haga un plan familiar semanal detallado, aclare la división del trabajo y hágale saber qué tareas debe realizar.
Cooperar
Anímelo a participar en las tareas del hogar para que disfrute de la alegría de la vida familiar. También anime a sus hijos a participar en actividades al aire libre y hacer ejercicio.
Guiar con paciencia
Cuando lo haga bien, elógialo y anímalo; cuando sea perezoso, recuérdaselo de inmediato, pero evita enojarte.
Mejorar las habilidades de comunicación
Comprenda su forma de pensar, respete sus opiniones y permítale desempeñar un papel más importante en la familia.
Tras un tiempo intentando llevar a cabo los pasos anteriores, notó que su esposo cambiaba gradualmente, aunque muy lentamente. Ya no era perezoso, empezó a tomar la iniciativa en las tareas del hogar e incluso estaba dispuesto a acompañarla en actividades al aire libre. Su relación se volvió más armoniosa y cada vez tenían más cosas en común.
Ahora ya no piensa en el divorcio. Porque entiende que el matrimonio requiere gestión y esfuerzos conjuntos de ambas partes. Mientras ambos cambien y se gestionen con razón y corazón, el matrimonio se fortalecerá cada vez más.
Si tu esposo es perezoso como en la historia anterior, no te rindas fácilmente. Intenta comprenderlo, guiarlo y animarlo. Al hacerlo, tu vida mejorará cada vez más.
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Fuente: https://giadinh.suckhoedoisong.vn/4-buoc-cai-thien-chong-luoi-172240930094932234.htm
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