• Promoción de los valores culturales jemeres en Ca Mau
  • Sla Tho: Un aspecto sagrado de la cultura jemer
  • Promoción de la cultura jemer en las escuelas.
  • Los colores vibrantes de la cultura jemer a través de la ceremonia de oración.

En la cultura jemer, el racimo de flores de areca se venera como un símbolo especial, convirtiéndose en la encarnación viviente de la filosofía humana, la ética comunitaria y los lazos familiares. En las bodas tradicionales jemeres, el racimo de flores de areca es una ofrenda indispensable, siempre muy valorada y cuidadosamente seleccionada por la familia del novio.

Flores de areca, ofrendas sagradas en las ceremonias nupciales jemeres. (Foto: DANH DIEP)

La comunidad jemer cree firmemente que un racimo de capullos de areca intactos dentro de su vaina es el símbolo perfecto para demostrar la virginidad y pureza de una joven antes de casarse. Este símbolo está directamente vinculado a las creencias religiosas y al destino de la pareja de recién casados. El folclore jemer sostiene que si el capullo de areca se corta del árbol y permanece intacto, sin grietas en su cáscara exterior, se considera prueba de que la joven aún es virgen. Por el contrario, si la persona elegida para realizar el ritual de cortar los capullos de areca por descuido provoca que el capullo se agriete, o si, al abrirlo, presenta ramas podridas o defectuosas, se considera un mal presagio.

Dada su importancia, el ritual de la cosecha del racimo de flores de areca debe adherirse a reglas estrictas con respecto a la persona que lo realiza. La persona elegida para cortar el racimo de flores de areca debe cumplir rigurosos estándares de moralidad y prestigio dentro de la comunidad . Los criterios principales son que la persona debe tener un profundo conocimiento de las costumbres, una familia modelo y feliz con un cónyuge e hijos completos y de buen comportamiento, y un negocio próspero. Estas cualidades tienen por objeto transmitir las bendiciones y la experiencia de una vida feliz y próspera de las generaciones anteriores a la joven pareja. Además, esta persona debe ser ágil, ingeniosa y hábil para trepar árboles, ya que la tradición dicta que la cosecha del racimo de flores de areca solo se permite una vez.

El Achar (maestro de ceremonias) realiza el ritual del corte de la flor de areca en la casa de la novia. (Foto: DANH DIEP)

El ritual del corte del racimo de flores de areca se realiza solemnemente bajo una palmera sana orientada al este, y el racimo elegido debe permanecer intacto dentro de su vaina. Las ofrendas incluyen incienso, velas, una bandeja con el racimo de flores de areca con hilo rojo, junto con una bandeja con arroz, sopa, vino, pollo hervido y pasteles. El papel central en la ceremonia recae en el Sr. Maha (el sacerdote que preside). A la hora señalada, el Sr. Maha guía al novio a sentarse ante la alfombra ceremonial, enciende el incienso y las velas, y realiza el ritual de oración. La oración invita a los espíritus guardianes del jardín y a los espíritus guardianes de la palmera a asistir, presenciar y bendecir la ceremonia nupcial. El respeto absoluto por los dioses que gobiernan la naturaleza se demuestra claramente en este ritual.

El Sr. Maha selecciona a uno o dos jóvenes fuertes para que trepen a la palmera de betel y bajen con cuidado el racimo de flores cerca del suelo. El racimo debe permanecer intacto dentro de su vaina. Tras la recolección, dos jóvenes recibirán el racimo. El Sr. Maha lo sujeta sobre un paño cuadrado rojo, lo envuelve con cuidado y lo ata con hilo rojo, listo para ser llevado a casa de la novia a la mañana siguiente.

El significado más profundo de la ceremonia reside en el gesto de Maha de agradecer a la palmera de betel por haberle otorgado la flor sagrada como regalo de bodas. Este acto de gratitud expresa la creencia de que los seres humanos son parte inseparable de la naturaleza, viviendo siempre en armonía con ella y dependiendo de ella para sobrevivir. La comunidad jemer siempre mantiene una relación recíproca, tanto explotando y nutriendo la naturaleza como mostrándole gratitud. Esta es la esencia de la belleza cultural en la forma en que el pueblo jemer de Ca Mau y de toda la región sur interactúa con el entorno natural, donde los valores espirituales siempre van de la mano con la vida.

Las flores de areca son una ofrenda indispensable en las ceremonias nupciales jemeres. Simbolizan la pureza de la mujer (la novia). (Foto: DANH DIEP)

La ceremonia del corte de la flor de la nuez de betel en la casa de la novia es un ritual crucial y de gran simbolismo en las bodas jemeres, y sirve como ceremonia principal para el reconocimiento de la pareja como marido y mujer. La ceremonia consta de varios pasos solemnes: el Achar enciende incienso y reza para pedir bendiciones, seguido por el Maha, que interpreta la danza " Rom bơk bai sây " para declarar públicamente el consentimiento oficial de ambas familias al matrimonio.

El símbolo de la flor de betel no solo es una ofrenda nupcial tradicional, sino también un reflejo completo de la filosofía de vida, la ética del matrimonio duradero y la armonía entre los seres humanos y todo lo que existe en la cultura jemer. Preservar, enseñar y practicar este ritual es una forma importante de reconocer y apreciar este patrimonio cultural único, y de promover su valor de forma sostenible.

Tang Vu Khac

Fuente: https://baocamau.vn/bieu-tuong-hoa-cau-trong-van-hoa-khmer-a124599.html