
Candidatos que presentan el examen de graduación de secundaria de 2025 en Ciudad Ho Chi Minh. Este año, los puntajes de admisión en muchas universidades han alcanzado niveles récord según los resultados del examen de graduación de secundaria. Foto: THANH HIEP
En ese mismo momento, la Resolución 71 del Politburó pidió "desarrollar un plan para reformar las admisiones universitarias de una manera que evalúe con precisión las capacidades de los estudiantes y garantice un control unificado sobre los estándares de ingreso de las distintas carreras e instituciones de formación", un marco claro para el próximo avance.
En ese contexto, los recientes disturbios revelan fallas en el sistema de conversión de la escala de 30 puntos, en el mecanismo de puntos de bonificación y en la capacidad operativa de la tecnología.
Desde una perspectiva de gestión, cabe destacar que la capacidad de escucha y los mecanismos de consulta no han estado operando de manera efectiva, lo que ha llevado a que algunas decisiones no se tomen en tiempo oportuno con base en evidencia científica y datos empíricos.
Las consecuencias incluyen la conversión forzada de todos los métodos de medición a una escala de 30 puntos a pesar de las diferencias en la medición; la publicación de "percentiles" pero una falta de transparencia en los datos; el uso de la "evaluación de competencias" pero la confianza en puntos de bonificación sin sentido; y una gestión de riesgos y una rendición de cuentas vagas.
Los tres nudos del "enredo" ahora están claros.
En primer lugar, la comprensión técnicamente orientada de la "justicia" ha impuesto diferentes métricas en el mismo marco, distorsionando las señales y creando un estándar caótico: con la misma capacidad, algunas escuelas aprueban mientras que otras fracasan.
En segundo lugar, está la paradoja de la priorización: al endurecer la prioridad regional y al mismo tiempo abrir oportunidades para otorgar puntos basados en certificados académicos, se desplaza inadvertidamente la ventaja hacia aquellos con más recursos, mientras que los estudiantes desfavorecidos pierden su magro "escudo".
En tercer lugar, la débil operación tecnológica: un evento nacional que tiene lugar sólo una vez al año debería contar con una infraestructura robusta y planes de contingencia; cuando la tecnología puede cambiar el resultado de la vida de las personas, ya no es una falla sistémica, sino una falla de gobernanza.
La experiencia internacional nos recuerda una verdad simple: reglas estables y rendición de cuentas, junto con autonomía. Corea del Sur mantiene la estabilidad del CSAT, pero permite a las escuelas añadir sus propios criterios; Japón separa la organización de las pruebas de la gestión gubernamental, lo que permite a las escuelas diseñar sus propios criterios para garantizar la estratificación; Estados Unidos utiliza medidas estandarizadas transparentes, que las escuelas pueden usar o descartar, pero deben rendir cuentas con datos. El denominador común son reglas predecibles, datos abiertos y una rendición de cuentas clara.
A corto plazo, necesitamos profesionalizar el proceso de formulación de preguntas para garantizar los "objetivos duales" tanto de la graduación como de la admisión a la universidad: estandarizar la estructura y la matriz, construir un banco de preguntas basado en una escala estandarizada y realizar revisiones y pruebas independientes de prevalidación y postvalidación.
A partir de esa base, se deben seguir sin problemas los siguientes pasos: estabilizar las regulaciones por un mínimo de cinco años para terminar con la práctica de "cambiar reglas a mitad de camino"; si se mantienen métodos múltiples, debe haber un marco de referencia nacional basado en investigación empírica, publicar el modelo-datos-error, ordenar pruebas piloto antes de ampliar la escala y actualizar de acuerdo con una hoja de ruta que evite disrupciones.
A nivel escolar, aumentar la transparencia divulgando públicamente la importancia y la eficacia de cada método, junto con los datos de admisión por canal, para su supervisión pública. En cuanto a la tecnología, encargar una plataforma de admisión independiente con especificaciones técnicas estandarizadas y adherirse al principio de pruebas de carga obligatorias antes de la temporada de exámenes para detectar errores, monitorear la actividad del sistema y abrir un canal de quejas; identificar a los responsables de cualquier fallo. Simultáneamente, dejar de depender únicamente de los puntos de bonificación para obtener ventaja.
Bajo ninguna circunstancia se deben agregar o convertir certificados de idioma extranjero inválidos a los puntajes de admisión; después de la inscripción, los certificados válidos se pueden usar para eximir a los estudiantes de cursos de idioma extranjero, para la ubicación en clases y/o para reconocer créditos equivalentes, sin cambiar el puntaje de admisión.
A largo plazo, las admisiones universitarias deberían convertirse en un punto de referencia para la enseñanza y el aprendizaje en la escuela secundaria: no deberían crear una motivación de aprendizaje desequilibrada, sino medir con precisión las competencias que predicen el éxito en la universidad (razonamiento cuantitativo, lectura y escritura académicas, conocimientos científicos y de TI, idiomas extranjeros).
El cambio consiste en pasar de un sistema de puntos fragmentado a una prueba de competencia estandarizada y verificable; de ajustes administrativos a un diseño basado en la evidencia con estudios de valor predictivo que rastrean múltiples cursos; de un examen único a una combinación estandarizada basada en la evidencia (un examen nacional que garantiza un umbral mínimo, combinado con una evaluación de preparación específica para cada asignatura con umbrales claros, no una adición mecánica), junto con mecanismos de apoyo para garantizar oportunidades para los estudiantes en zonas desfavorecidas. Todas las innovaciones deben pasar por pruebas piloto, publicar datos y solo implementarse cuando se demuestre que no conducen al desequilibrio académico del sistema.
Una mejor temporada de competición no proviene de añadir más terminología o más rondas de filtrado virtuales, sino de reglas estables, base científica, datos transparentes y una rendición de cuentas clara.
Cuando los responsables de las políticas escuchan y se atreven a experimentar, medir y corregir errores; cuando a las escuelas se les da autonomía y responsabilidad; y cuando se priorizan los intereses de los candidatos, la próxima temporada de exámenes verá menos suspiros y ansiedades y más sonrisas.
Fuente: https://tuoitre.vn/de-mua-thi-sau-tot-hon-20250829084313848.htm






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