Es innegable que los jóvenes a menudo están "pegados" a sus dispositivos personales, pero no todos saben que incluso el grupo de usuarios de entre 60 y 80 años, o incluso más, está aumentando el tiempo que pasa utilizando smartphones, tablets...
Según un informe del Pew Research Center (datos utilizados por la Oficina de Estadísticas Laborales de EE. UU.), el tiempo que los estadounidenses de 60 años o más dedican a sus dispositivos móviles personales ha aumentado casi 30 minutos al día en comparación con la década anterior. «El tiempo que las personas de 60, 70 y 80 años pasan frente a una pantalla está aumentando, independientemente del género o el nivel educativo, mientras que el tiempo que los adultos mayores dedican a actividades como leer y socializar está disminuyendo», concluyó el informe de Pew.
Los usuarios de mayor edad pasan más tiempo que nunca mirando sus teléfonos y tabletas.
Abbie Richie, fundadora y directora ejecutiva de la empresa de tecnología de asistencia Senior Savvy, afirma que muchos adultos mayores parecen no darse cuenta del tiempo que pasan mirando una pantalla ni de lo apegados que están a la tecnología. "Sienten la misma liberación de dopamina y el mismo FOMO (miedo a perderse algo) que las personas más jóvenes", afirma.
La dopamina es una hormona y un neurotransmisor que actúa en regiones del cerebro para provocar sentimientos de alegría, satisfacción, motivación y otros efectos en el control del comportamiento, la memoria, el estado de ánimo, la concentración, etc.
Richie también expresó su preocupación por el hecho de que el sedentarismo y el uso frecuente de pantallas están perjudicando la salud y el bienestar de los adultos mayores. Añadió que la obesidad, la fatiga visual y el aislamiento físico y social son efectos secundarios del uso excesivo de dispositivos móviles como teléfonos inteligentes y tabletas.
Algunos podrían argumentar que, para las personas mayores que viven solas, usar sus teléfonos y tabletas puede ayudarlas a sentirse menos solas al interactuar con otros en línea, pero eso es solo una parte del sentimiento. Esta interacción puede ser contraproducente en muchos casos; por ejemplo, cuando una abuela no puede asistir al cumpleaños de un nieto o a unas vacaciones familiares, tiene que ver videos enviados a casa o publicados en línea, en los que todos están felices y "deseando que la abuela estuviera aquí". En ese momento, el sentimiento de soledad se intensifica y se convierte en arrepentimiento.
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