El cáncer de lengua se presenta con mayor frecuencia en personas de 50 a 60 años. Es una enfermedad maligna y, dado que la lengua posee numerosos vasos sanguíneos, metastatiza fácilmente a los ganglios linfáticos del cuello y otros órganos internos.
Las personas con riesgo de cáncer de lengua incluyen aquellas con dientes desgastados, astillados o desalineados que rozan la lengua, causando daño e inflamación crónica. Si no se controla, esta inflamación crónica puede provocar el crecimiento de células anormales y convertirse en cáncer. También corren riesgo las personas con caries, daño crónico de las encías, abuso de alcohol, tabaquismo o infección por VPH (tipos 11 y 16).
El cáncer de lengua en etapa temprana se puede curar completamente con cirugía. En etapas más avanzadas, los pacientes requieren una combinación de cirugía, radioterapia y quimioterapia.
La enfermedad se puede detectar a tiempo porque la lengua es un órgano externo fácil de observar y palpar. En la mayoría de los casos, el cáncer de lengua se presenta con entumecimiento, molestias, hormigueo, dolor al comer y beber, y cambios inusuales en el gusto. Estos síntomas no aparecen repentinamente, por lo que los pacientes pueden pasarlos por alto.
Otros signos incluyen úlceras bucales que persisten durante más de dos semanas sin cicatrizar, lo que provoca úlceras en labios, encías y lengua. Otros síntomas incluyen dolor bucal, dificultad para masticar y tragar, sangrado, alteración del movimiento de la lengua, inflamación de los ganglios linfáticos del cuello y anomalías dentales o gingivales.
Los médicos recomiendan que todas las personas busquen tratamiento temprano para las lesiones bucales y se realicen revisiones periódicas. Quienes padecen inflamación crónica del borde lingual deben hacerse revisiones cada seis meses.
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