Además de cuestiones políticas sensibles, la industria de los teléfonos inteligentes podría enfrentar cambios importantes debido a las políticas de Donald Trump.
El Sr. Trump ha expresado repetidamente su intención de imponer aranceles elevados a las importaciones, medida que adoptó durante su primer mandato. Esta vez, es probable que intensifique la estrategia, con el objetivo de imponer un arancel del 20 % a todas las importaciones y de hasta el 60 % a los productos procedentes de China.
El 47.º presidente electo de EE. UU. afirmó que los aranceles incentivarían a las empresas estadounidenses a trasladar sus fábricas a su país. Sin embargo, esto podría generar precios más altos, ya que los costos adicionales se trasladan a los consumidores.
47º presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump.
¿Los fabricantes de teléfonos inteligentes regresarán a EE.UU.?
Para los principales fabricantes de teléfonos inteligentes como Apple y Google, estos aranceles podrían tener un impacto significativo.
Apple, debido a su dependencia de la mano de obra china, podría tener dificultades para mantener su estructura de costos. Si bien la compañía ha trasladado parte de su producción a India y Vietnam, los altos aranceles podrían afectar los precios de sus productos.
El director ejecutivo de Apple, Tim Cook, tuvo recientemente una conversación con Trump sobre los desafíos de hacer negocios en la Unión Europea, lo que podría conducir a un acuerdo entre ambas partes.
Mientras tanto, Google también depende de la fabricación en China para su línea de teléfonos Pixel, pero las posibilidades de obtener una exención del presidente son bajas.
El aumento de los costos podría obligar a las empresas a trasladar la carga a los consumidores. Si bien algunas empresas podrían considerar trasladar la producción de vuelta a EE. UU., el proceso no será inmediato y podría tardar años.
Además, los aranceles no sólo afectan a los consumidores nacionales sino que también pueden perjudicar a las empresas estadounidenses en los mercados internacionales.
Podría estallar una guerra comercial si otros países toman represalias imponiendo aranceles a los productos estadounidenses. Esto podría reducir la demanda de productos estadounidenses en los mercados extranjeros y encarecerlos, empujando a los consumidores a optar por opciones más económicas de los fabricantes chinos.
En última instancia, una guerra comercial en toda regla podría perturbar las cadenas de suministro mundiales, provocando escasez de componentes y un aumento de los costos que afecten directamente a los consumidores.
[anuncio_2]
Fuente
Kommentar (0)