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La Fórmula 3i y la aspiración a la prosperidad de Vietnam

Los objetivos de desarrollo sin precedentes en la historia demuestran la determinación y la aspiración de Vietnam por alcanzar un nivel de prosperidad comparable al de pocos países en el mundo.

VietNamNetVietNamNet19/04/2025

La carrera hacia la cima de las espinas

El borrador del Informe Político del XIV Congreso Nacional del Partido establece objetivos muy ambiciosos: en el período 2026-2030, la tasa de crecimiento será del 10% anual o más; el PIB per cápita alcanzará aproximadamente los 8.500 USD en 2030; la tasa de crecimiento de la productividad del trabajo social alcanzará aproximadamente el 8,5% anual; el capital total de inversión social representará, en promedio, alrededor del 40% del PIB en 5 años.

Así pues, los hitos de convertirse en un país de renta media-alta para 2030 y en un país de renta alta para 2045 son muy firmes y coherentes en la siguiente etapa de desarrollo.

Los objetivos de desarrollo, sin precedentes, demuestran la determinación y la aspiración de Vietnam por alcanzar la prosperidad. Foto: Hoang Ha

En todo el mundo , el grupo de países de renta media, que comprende 6.000 millones de personas, compite por alcanzar sus objetivos de desarrollo. Muchos países, entre ellos Vietnam, aspiran a convertirse en países de renta alta en las próximas dos o tres décadas.

Pero la realidad es cruda: desde la década de 1990, solo 34 economías de ingresos medios han logrado salir adelante. De estas, un tercio se vio impulsada por factores específicos como la adhesión a la Unión Europea o el descubrimiento de petróleo. Otros 108 países (con un PIB per cápita que oscila entre los 1136 y los 13 845 dólares aproximadamente) siguen atrapados en la «trampa de los ingresos medios».

Desde 1970, el ingreso promedio per cápita de un país típico de ingresos medios se ha estancado en torno a los 8.000 dólares, es decir, apenas una décima parte del de Estados Unidos.

Desde 2020, ascender al mundo desarrollado se ha vuelto más difícil debido al aumento de la deuda pública, el envejecimiento de la población en los países en desarrollo y el creciente proteccionismo en los países desarrollados…

Dos fórmulas para la prosperidad

Para superar la trampa de los ingresos medios, el Banco Mundial ha publicado el informe “Desarrollo Mundial 2024: La trampa de los ingresos medios” (WDR 2024), que enfatiza la carrera contrarreloj de los países de ingresos medios para reformar el modelo de desarrollo de acuerdo con dos pilares principales de acción:

En primer lugar , los países necesitan implementar una estrategia de desarrollo por fases, conocida como la estrategia “3i”, que incluye tres fases políticas consecutivas: inversión, inyección de capital e innovación.

Esta fórmula, en pocas palabras, consiste en que cada país necesita aplicar secuencialmente diferentes enfoques políticos:

(i) En la etapa de bajos ingresos, el país debería centrarse en políticas de promoción de inversiones para desarrollar la capacidad de producción básica.

(ii) Al alcanzar el nivel de ingresos medios bajos, es necesario adoptar la estrategia «2i» = inversión + infusión: mantener una alta inversión mientras se absorben nuevas tecnologías del extranjero y se difunden ampliamente en la economía nacional. La infusión incluye importar tecnologías, ideas y procesos empresariales modernos del exterior y difundirlos a nivel nacional para mejorar la productividad.

(iii) Al alcanzar el umbral de ingresos medios altos, el país necesita dar un nuevo giro para entrar en la etapa de las «3i»: inversión + absorción + innovación, es decir, combinar la innovación nacional con la inversión y la absorción. En esta etapa, además de seguir adoptando tecnología, el país debe comenzar a innovar y a crear la suya propia; es decir, impulsar la frontera tecnológica global en lugar de simplemente seguirla.

Vietnam debería centrarse en desarrollar su capacidad tecnológica nacional. Foto: MH

En segundo lugar , el informe sostiene que las sociedades que desean progresar necesitan equilibrar tres fuerzas económicas: la creación, la preservación y la destrucción. Los países deben frenar los intereses creados que sofocan la competencia, recompensar el talento y la eficiencia, y aprovechar los periodos de crisis para impulsar reformas difíciles.

El informe señala que muchos países de renta media fracasan debido a estrategias de desarrollo obsoletas o inoportunas. Demasiados países dependen durante demasiado tiempo únicamente de la inversión, negándose a modificar sus modelos; o, por el contrario, se apresuran a promover la innovación sin una base sólida. El resultado es una desaceleración del crecimiento y el estancamiento. Por lo tanto, se necesita un enfoque nuevo y oportuno: primero, centrarse en la inversión; luego, priorizar la adquisición de tecnología; y, finalmente, equilibrar la inversión, la adquisición y la innovación.

Además, la sociedad necesita saber cómo armonizar las "fuerzas creativas, conservadoras y eliminadoras" en la economía; es decir, promover los factores que crean nuevos valores (creatividad), frenar las fuerzas conservadoras que obstaculizan la competencia y aceptar la eliminación de las cosas obsoletas para innovar.

Implicaciones para Vietnam

El Informe sobre el Desarrollo Mundial 2024 ofrece muchas lecciones valiosas para Vietnam en su camino para convertirse en un país desarrollado de altos ingresos para 2045.

De hecho, el Informe sobre el Desarrollo Mundial 2024 se refiere directamente a la Estrategia de Desarrollo Socioeconómico de Vietnam 2021-2030, que tiene como objetivo un crecimiento promedio del PIB del 7% anual durante esta década y aspira a alcanzar el estatus de país de altos ingresos para 2045.

Para que esa visión se haga realidad, Vietnam necesita tomar en serio las recomendaciones de las “3i”. Actualmente, Vietnam se encuentra en el umbral de ingresos medios bajos, por lo que la estrategia adecuada consiste en pasar de un modelo basado únicamente en la inversión (1i – inversión) a un modelo que también incorpore la adquisición de tecnología (2i – infusión).

Vietnam ha tenido mucho éxito atrayendo inversión extranjera directa (IED) y se ha convertido en un eslabón importante de la cadena de suministro global en varias industrias (electrónica, textil). Esto constituye una buena base para la fase 2i.

Sin embargo, el desafío radica en cómo lograr que las empresas nacionales y los trabajadores vietnamitas absorban y difundan mejor la tecnología proveniente de la IED, evitando así que la situación de "procesamiento barato" se prolongue indefinidamente. Vietnam debe centrarse en el desarrollo de la capacidad tecnológica nacional: fomentando la vinculación entre la IED y las empresas nacionales, impulsando un aumento gradual del índice de localización e invirtiendo en formación profesional e ingeniería para que los vietnamitas dominen la tecnología. Solo así la economía podrá incrementar su productividad y alcanzar niveles de valor añadido superiores, en lugar de permanecer estancada en la etapa de procesamiento y ensamblaje.

Además, Vietnam necesita prepararse para la segunda transición a la fase 3i (innovación) cuando esté listo, posiblemente en la década de 2030. Esto significa sentar las bases del sistema de innovación ahora: invertir en universidades de investigación, construir centros nacionales de innovación y promover el emprendimiento tecnológico.

Sin embargo, el informe también advierte sobre la precipitación al buscar un desarrollo tecnológico acelerado. En el futuro inmediato, Vietnam debería priorizar la modernización tecnológica mediante la cooperación internacional y la transferencia de conocimientos, ya que aún existe un amplio margen de absorción. Solo cuando alcance un alto nivel tecnológico (permaneciendo en el grupo de países de renta media-alta) debería acelerar la inversión en sectores líderes a nivel mundial.

En esta hoja de ruta, la disciplina política y la oportunidad son importantes; como señala el Informe sobre el Desarrollo Mundial 2024: Vietnam y países similares “tendrán que ser más disciplinados, planificando el cambio de una estrategia de inversión simple a una mayor adquisición de tecnología, y luego dedicando grandes recursos a la innovación”.

Sin embargo, en el caso de Vietnam, necesitamos aprender otra "i": la implementación. Esta etapa siempre es la más débil. Si miramos al pasado, hemos tenido muchas buenas resoluciones y grandes aspiraciones, pero hemos fracasado; el ejemplo más claro es el incumplimiento del objetivo de industrialización y modernización para 2020. Las metas de desarrollo para el período 2026-2030 son muy ambiciosas, pero si no se organizan e implementan adecuadamente, será muy difícil alcanzarlas.

En lo que respecta a las instituciones y al entorno empresarial, el Informe sobre el Desarrollo Mundial 2024 sugiere que aún queda mucho por hacer para evitar la trampa de los ingresos medios impulsada por las instituciones.

En primer lugar, es necesario seguir ampliando el espacio para la competencia, es decir, limitar los monopolios y privilegios. En Vietnam, el sector de las empresas estatales y las empresas vinculadas a allegados aún controlan muchos recursos. El informe advierte que proteger a las empresas estatales o favorecer a las empresas privadas puede frenar la innovación y la eficiencia general. Vietnam debería estudiar las experiencias de otros países: transparentar las operaciones de las empresas estatales, privatizar efectivamente las empresas que no necesitan la intervención estatal y, al mismo tiempo, crear igualdad de condiciones para que el sector privado acceda a sectores previamente monopolizados (electricidad, energía, telecomunicaciones, etc.).

La reforma institucional también incluye mejorar la eficacia de los sistemas jurídico y judicial para proteger los derechos de propiedad y hacer cumplir los contratos, factores clave para que las empresas inviertan con confianza a largo plazo e innoven.

Un punto clave del informe que Vietnam debería tener en cuenta es evitar políticas extremas en cuanto al tamaño de las empresas. Vietnam cuenta desde hace tiempo con numerosos programas de apoyo a las pequeñas y medianas empresas (pymes). Si bien es fundamental apoyar a las empresas emergentes, el apoyo generalizado a las pequeñas empresas (en lugar de a las nuevas empresas innovadoras) puede reducir la productividad y distorsionar la asignación de recursos. Vietnam necesita distinguir entre «pequeñas» y «nuevas»: debería fomentar las nuevas empresas con ideas innovadoras, en lugar de mantener empresas pequeñas pero ineficientes simplemente por cantidad.

Al mismo tiempo, debemos reconocer el papel positivo de las grandes empresas: en lugar de discriminarlas, debemos crear las condiciones para que compitan en igualdad de condiciones y se expandan internacionalmente, siempre que respeten las reglas del juego. Hay que premiar el éxito y gestionar el fracaso: las empresas que operan con eficacia y contribuyen significativamente deben ser reconocidas; las que sufren pérdidas prolongadas deben poder quebrar para que los recursos se destinen a otros fines.

En cuanto al desarrollo de recursos humanos, Vietnam goza de gran prestigio por su educación general, pero su educación universitaria y vocacional aún no satisfacen las necesidades de la economía. Vietnam debería reformar su educación superior para que sea más práctica, fomentar la creatividad en lugar del aprendizaje memorístico y atraer talento extranjero.

En particular, Vietnam debería aprovechar al máximo su fuerza laboral femenina, que representa una alta proporción de la misma. Si bien Vietnam ha logrado avances significativos en materia de igualdad de género en educación y trabajo, las mujeres aún ocupan pocos puestos de liderazgo y sufren ciertos prejuicios laborales. Crear las condiciones para que las mujeres progresen, emprendan negocios y participen en áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) contribuirá a que Vietnam aumente su productividad e innovación.

Finalmente, en materia de medio ambiente y cambio climático, Vietnam se ha comprometido a alcanzar las cero emisiones netas para 2050. Vietnam participa en cadenas de valor globales de energías renovables (como la producción de paneles solares y baterías de almacenamiento) para impulsar su economía y contar con tecnología limpia a nivel nacional. Asimismo, es necesario reformar el sector eléctrico para lograr un mercado competitivo y priorizar las energías limpias.

La reciente decisión de detener la construcción de nuevas centrales eléctricas de carbón y apostar por la energía eólica y solar es acertada. Sin embargo, para atraer inversión privada en energías renovables, Vietnam necesita estabilizar sus políticas y transparentar los precios de la electricidad. La eliminación gradual de los subsidios a los combustibles fósiles también debe contar con una hoja de ruta, acompañada de apoyo a las personas más vulnerables para que nadie quede excluido cuando suban los precios de la energía.

En resumen, Vietnam puede aprender mucho del Informe sobre el Desarrollo Mundial 2024: desde una transformación estratégica oportuna (de la primera a la segunda industria, hacia la tercera), hasta la reforma institucional para crear igualdad de condiciones, mejorar la productividad mediante la adquisición de tecnología y la competencia, y garantizar oportunidades justas para todos. Para evitar la trampa del ingreso medio y alcanzar la meta de 2045, Vietnam necesita acelerar e implementar estas reformas de manera más sincronizada y decisiva.

Vietnamnet.vn

Fuente: https://vietnamnet.vn/cong-thuc-3i-va-khat-vong-viet-nam-thinh-vuong-2392829.html





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