La filosofía oriental ancestral ha afirmado desde hace mucho tiempo: «Para un plan a diez años, nada mejor que plantar árboles. Para un plan de toda la vida, nada mejor que cultivar a las personas». El presidente Ho Chi Minh heredó y desarrolló este dicho hasta convertirlo en un dicho universal: «Para el beneficio de diez años, planta árboles; para el beneficio de cien años, cultiva a las personas». Esto no es solo un principio y una verdad, sino también un código moral.

Hoy en día, debido a la creciente destrucción ambiental y la grave contaminación, plantar árboles se ha vuelto urgente. Por lo tanto, llamarlo la "filosofía de la plantación de árboles" no es una exageración, ya que está estrechamente ligado a la supervivencia humana. Una casa necesita un techo para vivir. La Tierra, nuestro hogar, necesita árboles que le den techo, para que la humanidad pueda sobrevivir y prosperar.
Plantar árboles en la tierra, cultivar personas en el terreno cultural (es decir, el entorno educativo ) de la familia, la escuela y la sociedad. Un buen terreno produce naturalmente buenos árboles y buenas personas. El mundo avanza hacia el lema "Aprender a conocer, aprender a vivir, aprender a convivir, aprender a hacer, aprender a crear", que es una manifestación concreta de la filosofía de aprender a ser buenas personas. Es necesario crear un entorno educativo saludable, con la familia como base. Porque cada individuo, desde la infancia hasta la edad adulta, está imbuido de los valores culturales tradicionales de su familia. La mayoría de las grandes personalidades nacen de buenos valores familiares.
La mejor manera de educar es dar buen ejemplo. El carácter de un niño inevitablemente se verá influenciado y manchado por malos hábitos si sus padres son corruptos, aceptan sobornos, son perezosos, etc. El proverbio "El mal comportamiento de un niño es culpa de la madre, el mal comportamiento de un nieto es culpa de la abuela" sirve para recordar a los adultos que deben ser modelos a seguir para los niños. En casa, los abuelos, padres y hermanos mayores deben dar ejemplo. En la escuela, los maestros deben dar ejemplo. En la sociedad, si los adultos dan buen ejemplo, los niños sin duda desarrollarán un buen carácter. El proceso educativo debe transformarse en autoeducación en cada individuo, porque cada persona es tanto sujeto como objeto en el proceso de autoeducación, adaptando su estilo de vida y comportamiento.
Educar a las personas para que desarrollen un sentido de autosuficiencia y conciencia cultural es crucial. Se debe prestar más atención a la formación del carácter que a la académica. "Sin un maestro, no se puede lograr nada". En cualquier época, las escuelas y los maestros determinan la calidad de la educación. Para contar con muchas personas talentosas, necesitamos maestros talentosos. La inversión en educación debe priorizar la inversión en la formación docente, modernizando fundamentalmente el sistema de escuelas de formación docente. Debemos alentar a las personas con talento a ingresar al sector educativo. Debemos mejorar gradualmente el nivel de vida de los maestros para que puedan tener una vida relativamente estable y sentirse seguros en su profesión. La moral es la raíz del carácter. La moral también es la raíz de la ley. Una persona con buena moral puede carecer de conocimientos legales, pero tendrá una comprensión correcta del bien y del mal y se comportará de acuerdo con los estándares morales.
Por lo tanto, mejorar el conocimiento jurídico también es una forma de cultivar y educar la moral. En la era actual de la globalización, la moral y el derecho se consideran las raíces principales del carácter humano.
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