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El valor del amor y la paz

(Baothanhhoa.vn) - El amor por la paz no es sólo una aspiración sino también una fortaleza espiritual inestimable del pueblo vietnamita. A través de muchas guerras feroces, esa aspiración aún arde brillantemente para iluminar el camino de la nación, de que sólo la paz, la independencia y la libertad son el destino final.

Báo Thanh HóaBáo Thanh Hóa26/04/2025

El valor del amor yla paz

El valor del amor y la paz

Turistas junto al tanque 390 en el Palacio de la Independencia (Ciudad Ho Chi Minh ), símbolo de la victoria y del deseo de la nación por la paz.

Deseo de la sangre

Durante miles de años, el patriotismo y el deseo de paz han estado arraigados en la sangre del pueblo vietnamita. No sólo en las guerras modernas, sino también desde la época de Ba Trung, Ba Trieu, hasta las dinastías Ly, Tran, Le... la historia ha registrado muchas grandes guerras de resistencia, donde el patriotismo siempre va de la mano con el deseo de restablecer la paz , para que la gente pueda vivir feliz, trabajar en los campos y playas de su tierra natal. Cada agricultor que ara los campos, cada pescador que se hace a la mar, lleva consigo el pensamiento de preservar el país. Esa aspiración no es sólo un ideal, sino también una realidad cuando nuestro pueblo, desde los viejos hasta los jóvenes, desde las mujeres hasta los hombres, están dispuestos a unirse a la resistencia, no para sembrar odio, sino para reclamar el derecho a vivir en paz. En la mentalidad vietnamita, la paz es un valor sagrado y noble que no se puede intercambiar por imposición o sumisión. Y es por eso que, a lo largo de las guerras de resistencia, por mucho sacrificio y penurias que tuvieran que soportar, nuestro pueblo siguió adelante con firmeza, porque más que nadie comprendió que sólo luchando podríamos recuperar la verdadera paz, no la paz de la esclavitud. Ese espíritu se transmite de generación en generación, convirtiéndose en una llama eterna en los corazones del pueblo vietnamita.

El pueblo vietnamita, una pequeña nación en el mapa mundial, ha tenido que enfrentarse muchas veces a invasores mucho más poderosos. Pero incluso en los días más oscuros de la guerra, lo que nuestro pueblo anhelaba no era sólo la victoria militar, sino una paz verdadera, en independencia y libertad.

La paz no es sumisión ni tampoco es búsqueda de seguridad. Cuando sonaron los cañones de la invasión, el pueblo vietnamita decidió ponerse de pie. Nadie quería sostener un arma, pero cuando se vieron obligados a elegir entre la esclavitud y la lucha, optaron por luchar para proteger su patria, para que las generaciones futuras pudieran vivir en paz. De Norte a Sur, la imagen de madres despidiendo a sus hijos, de personas cargando bolsas de arroz y granos de sal para abastecer el campo de batalla, es una prueba de la fuerza de la solidaridad nacional. Nadie queda fuera de esa gran resistencia. Millones de personas se sacrificaron no sólo por la independencia nacional, sino también por un ideal más noble, que es que el pueblo viva en paz en su propia tierra.

Deseamos la paz, pero no nos sometemos. La paz solo es sostenible cuando se mantiene la independencia y se practica la justicia. — Presidente Ho Chi Minh. En su llamado no cesa nunca la voz apasionada de la paz. La paz es la aspiración legítima de toda la nación, pero debe construirse sobre las bases de la independencia, la justicia y el orgullo nacional.

La justicia cuenta con el apoyo del mundo

El amor de Vietnam por la paz y la guerra justa han conmovido la conciencia de la humanidad. Las protestas contra la guerra en Estados Unidos, las campañas de recaudación de fondos y las voces de intelectuales como Bertrand Russell y Jean-Paul Sartre... fueron un enorme apoyo espiritual. Vietnam se convirtió en el símbolo de una pequeña nación que no se doblegó y utilizó la justicia para lograr la paz.

El valor del amor y la paz

Los estudiantes visitan y aprenden sobre las tradiciones patrióticas en la reliquia nacional especial del Templo Ba Trieu (Hau Loc).

La justa guerra de Vietnam no sólo a nivel nacional, despertó una ola de profunda simpatía en todo el mundo. Desde Asia, Europa hasta América, millones de personas, sin importar el color de piel o la religión, salieron a las calles para protestar contra la guerra, pedir el fin de la violencia y apoyar el derecho a la autodeterminación del pueblo vietnamita. Escritores, periodistas, intelectuales, estudiantes... han visto la lucha de Vietnam como un símbolo del deseo de paz y justicia en todo el mundo. Muchos reporteros internacionales fueron al campo de batalla, desafiando el peligro, para revelar la verdad y aclarar la naturaleza injusta de la guerra de agresión. Hablan de una nación pequeña pero resistente, de un pueblo que no se doblega ante la brutalidad. Películas, artículos, llamamientos... son la fuerte resonancia que contribuye a difundir la voz justa de Vietnam por todo el mundo. Cuanto más devastado está Vietnam por bombas y balas, más resistente e indomable se vuelve, y más lo admiran los amantes de la paz en todo el mundo. Vietnam no sólo ganó en lo militar, sino que también se ganó los corazones de millones de personas amantes de la paz en todo el mundo. Esa victoria afirmó firmemente que: una nación, por pequeña que sea, aunque sea justa, todavía puede mover el mundo.

Ha transcurrido medio siglo desde la reunificación del país, pero el valor del amor por la paz sigue presente. Vietnam es hoy una nación independiente, estable y pacífica: un logro sin precedentes. La estrategia nacional de desarrollo al 2030, con visión al 2045, establece claramente: “Mantener la independencia, la soberanía y un entorno pacífico para el desarrollo es el objetivo constante de la nación” (Documentos del XIII Congreso Nacional, 2021).

Le Quoc Hung, estudiante de la Universidad Hong Duc, compartió: «Crecí en paz. Cuanto más conozco la historia, más aprecio los sacrificios de las generaciones anteriores y me recuerdo a mí mismo que debo vivir una vida digna». La Sra. Pham Thi Lan, profesora de Historia de la ciudad de Thanh Hoa, afirmó: «El amor por la paz debe inculcarse en la educación, no con lemas, sino con emociones e historias reales».

30 de abril de 1975: el día en que el país se reunificó. Los tanques entraron al Palacio de la Independencia al mismo tiempo que cesaban los disparos, los niños iban a la escuela y las madres ya no lloraban al despedir a sus hijos rumbo a la guerra. La victoria no es sólo el resultado del poder militar, sino también la victoria del patriotismo y del espíritu inmortal de la paz. La lucha por la independencia nacional ha demostrado una cosa: la paz no nace de las concesiones del enemigo, sino del coraje y del fuerte deseo de vivir de toda una nación. Hoy que vivimos en paz, debemos valorar aún más la sangre derramada. La historia no nos exige que la paguemos con hazañas de armas, sino con bondad y gratitud. Cada joven de hoy, al escuchar historias de guerra, debería guardar en su corazón un profundo pero silencioso sentimiento de gratitud por aquellos que cayeron para que podamos mantener la cabeza en alto y vivir en tiempos de paz.

Y en cada paso firme de la nación hoy, el amor y la paz siguen siendo la luz que los guía. Para que cada 30 de abril no sea sólo un día de victoria, sino también un recordatorio de que la paz es sagrada, una responsabilidad, una forma inmutable de vida del pueblo vietnamita.

Artículo y fotos: Tran Hang

Fuente: https://baothanhhoa.vn/gia-tri-cua-tinh-yeu-hoa-binh-246933.htm


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