

Las comunidades de minorías étnicas en las tierras altas continúan preservando firmemente sus costumbres, prácticas y forma de vida tradicionales en medio del rápido desarrollo de los tiempos.

En la brumosa humareda del atardecer, los sonidos de telares, flautas y risas infantiles resuenan entre las montañas y los bosques. Son los sonidos de la vida cotidiana, sencillos pero con una rica identidad cultural.

La belleza de las tierras altas no reside sólo en el paisaje o la gente, sino también en la forma en que los lugareños se conectan y armonizan con la naturaleza.


En medio de los cambios de la vida, las tierras altas aún conservan su carácter único, simple pero perdurable, un testimonio vívido de la vibrante vitalidad de las culturas de los grupos étnicos de Vietnam en esta tierra en forma de S.




Las tierras altas son hermosas no solo por su majestuosa naturaleza, sino también por su gente amable y genuina. El chasquido del telar en la casa, el eco del mortero al machacar el arroz bajo el sol matutino, la sonrisa de una madre junto a una olla de maíz hervido… Todo esto se funde en una sinfonía de vida sencilla y pausada, pero rebosante de amor.

Entre el rítmico traqueteo de los telares, los melodiosos cantos de las flautas y las risas resonantes de los niños en las montañas, somos testigos de una vibrante vida cultural, rica en identidad y transmitida de generación en generación.




Las imágenes de niños en las tierras altas retozando, cantando y bailando en los patios de las casas sobre pilotes, o deambulando por arroyos y campos de hortalizas, no sólo evocan una sensación de belleza inocente sino que también simbolizan un futuro brillante donde la tradición y la modernidad coexisten.

A lo largo del pequeño camino de tierra que serpentea por el pueblo, los niños de las tierras altas retozan y juegan, sosteniendo dulces o flores silvestres en sus manos. Algunos juegan descalzos junto al arroyo, otros bailan con entusiasmo al son de la flauta de bambú, mientras sus ojos claros reflejan el cielo.

La felicidad de la infancia aquí es sencilla pero radiante, como la luz dorada del sol que cae sobre las casas, como la risa que se extiende por las laderas de las montañas.

Cualquiera que haya visitado las tierras altas seguramente encontrará difícil olvidar la paz que se siente al escuchar el viento soplar a través del bosque de bambú, contemplar el humo difuso al atardecer y ver la vida fluir suavemente, sin prisas. Allí, la belleza reside no solo en el paisaje, sino también en el espíritu puro, apacible y vibrante de la gente.

Las tierras altas, donde se preservan valores culturales antiguos y la gente vive en armonía con la naturaleza, serán por siempre un destino que conmueva los corazones de quienes vienen de las tierras bajas, dejándoles con una sensación de añoranza y nostalgia.

Las tierras altas de Vietnam se extienden desde el noreste y el noroeste hasta las tierras altas centrales. Esta región ha sido el hogar ancestral de decenas de grupos étnicos minoritarios, como los hmong, los dao, los tay, los nung, los thai, los ede y los gia rai. Cada grupo étnico posee su propia cultura única, reflejada en su arquitectura, vestimenta, festivales, gastronomía y costumbres tradicionales distintivas.
Estiércol de Pham Quoc
Vietnamnet.vn
Fuente: https://vietnamnet.vn/khoanh-khac-an-tuong-noi-ban-lang-vung-cao-2458175.html






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