Los niños son un espejo que refleja la moral y el estilo de vida de cada familia. Los buenos niños, los buenos estudiantes y las personas amables y exitosas en la sociedad provienen de familias con tradición y valores. Los padres deben ser honestos, íntegros, morales y cultos. «Cada familia tiene su cesta y su asa»; «De la misma familia, si no te gustan las plumas, te gustarán las alas»... son conclusiones muy acertadas de nuestros antepasados.
 En la realidad de los hijos, para bien o para mal, la huella de la madre es la más profunda. Una madre moral y culta siempre se preocupa por educar a sus hijos en valores humanos. Porque, como dice el dicho, "Los hombres construyen casas, las mujeres construyen hogares". Las madres desempeñan un papel fundamental en la educación de sus hijos y en la construcción de familias felices.
En la familia, el padre suele instruir a los hijos sobre sus aspiraciones, su vocación y su determinación; mientras que la madre se dedica a cultivar su desarrollo emocional e intelectual. Gracias a la crianza de madres virtuosas, muchos niños han alcanzado el éxito y la gloria, muchos se han convertido en héroes, incluso en genios. Por supuesto, la educación familiar debe ir de la mano con la escolar y la social; pero, ante todo, debe ser educación familiar, en la que la madre desempeña un papel fundamental.
La sociedad debe fomentar un buen sistema de educación familiar, que respete el papel de la madre, para sentar las bases de una educación escolar y social de calidad. Solo con hijos ejemplares podremos tener buenos estudiantes y ciudadanos útiles para el país. Sin hijos ejemplares que formen buenos ciudadanos, el dinero, la riqueza y la reputación de los padres carecen de sentido.
Orientar
Fuente: https://baotuyenquang.com.vn/xa-hoi/202510/nguoi-xay-to-am-30c2d58/






Kommentar (0)