El 8 de diciembre, la fuerza rebelde Hayat Tahrir al-Sham (HTS) de Siria entró en la capital, Damasco, para derrocar al gobierno del presidente Bashar al-Assad, lo que generó la mayor convulsión política en más de cinco décadas en el país de Oriente Medio. Este suceso podría tener consecuencias impredecibles para la región y el mundo en el futuro próximo.
Las fuerzas del gobierno sirio se desplomaron rápidamente ante el ataque rebelde. Foto: AFP/TTXVN
Tras un largo periodo de operaciones secretas, el 27 de noviembre, las fuerzas del HTS en el norte de Siria lanzaron ataques repentinos contra territorios controlados por el gobierno del presidente Bashar al-Assad. Ante una resistencia sorprendentemente débil del ejército sirio, en tan solo 10 días, el HTS capturó varias ciudades clave de Siria y el 8 de diciembre entró en la capital, Damasco, derrocando al gobierno actual.
El rápido colapso del régimen del presidente Bashar al-Asad sorprendió a todos, incluidos los aliados clave de Siria. Durante los 10 días que duró la ofensiva del HTS, el ejército sirio apenas opuso resistencia significativa, salvo en los primeros días de intensos combates en torno a Alepo, la segunda ciudad más grande de Siria. Tras la caída de Alepo el 30 de noviembre, el régimen del presidente Bashar al-Asad perdió rápidamente otras ciudades clave como Hama y Homs en los días siguientes, y para el 8 de diciembre, las fuerzas del HTS habían entrado en la capital, Damasco, con muy pocas bajas.
Miembros de las Fuerzas de Autodefensa (FDS) de Siria tras tomar el control de la ciudad de Deir el-Zor, en el este de Siria, el 7 de diciembre de 2024. (Foto: REUTERS/TTXVN)
Muchos países de Oriente Medio han declarado su disposición a ayudar a Siria a estabilizar la situación y a desarrollar un plan para la transición de poder, especialmente tras un largo período de conflicto interno y una cruenta guerra entre facciones. La situación en Siria, que comenzó con la guerra civil que estalló en 2011, ha provocado la intervención de numerosos países, incluidas grandes potencias como Estados Unidos, Rusia, Irán, Turquía y países árabes.
En el contexto actual, tras años de conflicto y pérdidas, algunos países de Oriente Medio, como los de la Liga Árabe, buscan restablecer la paz y la estabilidad en Siria. Estos países desean principalmente contribuir a una solución política para Siria, lo que incluye apoyar las negociaciones de paz y desarrollar un plan para la transferencia de poder del gobierno del presidente Bashar al-Assad a un gobierno que incluya a representantes de todas las facciones políticas y sociales del país.
En particular, en los últimos años, las relaciones entre Siria y los países árabes han mejorado gradualmente. Por ejemplo, países como Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos (EAU) han tomado medidas para restablecer las relaciones diplomáticas con Damasco, lo que abre oportunidades para el desarrollo de un plan de transición de poder. Sin embargo, este asunto aún presenta dificultades, especialmente dadas las diferencias de intereses entre países y grupos dentro de Siria.
Además, la comunidad internacional también busca apoyar las iniciativas de paz, pero éstas deben superar las barreras políticas, militares y humanitarias para que Siria vuelva a la estabilidad.
Bui Tue
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