Durante su vida, el presidente Ho Chi Minh tuvo opiniones específicas sobre la ética de los médicos vietnamitas. Creía que el personal médico debía amar a los pacientes como hermanos de sangre, servir al pueblo con todo el corazón y enfatizó: Un buen médico también debe ser una buena madre. Tras casi 70 años, imbuidos de esta enseñanza, los médicos siempre se han esforzado y han creado verdaderos milagros, construyendo y fortaleciendo así la confianza del pueblo en la ética médica. La historia del trasplante de pulmón en Nochevieja es un testimonio de ello, marcando un hito en los logros sobresalientes del sector médico vietnamita, contribuyendo a aportar gran valor a la salud de los pacientes y del pueblo.
El milagro de la ética médica
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