Escribiendo para la temporada de Royal Poinciana
Te has ido, las flores de poinciana real arden en lo alto
Ojos rojos en una tarde soleada
El racimo de flores no es ácido sino amargo.
Cojeé por el patio de la escuela.
Frente a mí está la puesta de sol.
Detrás de ella se encuentra la puerta de la sala de reconocimiento, cerrada apresuradamente.
Mesas, sillas y pizarrones polvorientos
Papel arrugado tirado al final del examen...
Mi asiento todavía está allí.
Largas rayas de sol impresas en la silla
¿Qué mañana es la primera vez que llegas tarde?
Hombros temblorosos, manos manchadas de aceite...
¡Me he ido! Flores de fénix rojas en lo alto
Sigue quemando las cosas no dichas
El sol de la tarde seguía brillando con pesar.
Precios antiguos...¡Ni lo menciones! Verano...
ORQUÍDEA MELOCOTÓN

Cada verano, cuando los árboles de Poinciana real extienden sus hojas de color rojo brillante en el patio de la escuela, es también el momento en que se despiertan muchos viejos sentimientos y recuerdos. “Escribiendo para la temporada real de Poinciana” de Dao Phong Lan es un poema así, suave pero conmovedor, simple pero emotivo, que evoca en el lector un sentimiento de nostalgia, arrepentimiento y nostalgia sin nombre.
Desde las primeras frases, la imagen de la temporada de poinciana real aparece de forma inquietante:
Te has ido, las flores de poinciana real arden en lo alto
Ojos rojos en una tarde soleada
Las flores de poinciana real aparecen a menudo en la poesía y en las temporadas de despedida, como testigos silenciosos de sentimientos que aún no han sido expresados con palabras. La imagen de “flores de fénix ardientes” evoca un color rojo brillante e intenso. Ese color rojo parecía estar grabado en los ojos de la persona abandonada, picando en las comisuras de los ojos y nublando la visión. El sol brillaba en los ojos de la persona que estaba parada en el medio del patio vacío de la escuela. Un sentimiento amargo impregna cada palabra:
El racimo de flores no es ácido sino amargo.
Mis pasos cojeaban frente al patio de la escuela.
Ese ramo de flores de poinciana real cuando lo pruebas es como si sintieras una parte de tu recuerdo, parece dulce pero se vuelve amargo. Quizás por la separación, por las palabras no dichas o porque cada verano deja un vacío en el corazón de los jóvenes, el poeta tiene esos sentimientos.
El espacio en el poema se expande gradualmente desde el patio de la escuela, la sala de exámenes, la pizarra, las sillas... Todo es como una imagen familiar de la vida estudiantil que ahora está cubierta con una capa de polvo de separación y recuerdos:
Mesas, sillas y pizarrones polvorientos
Papel arrugado tirado al final del examen…
El polvo cubre los recuerdos, el polvo cubre el tiempo, pero en el corazón de los que quedan, todo sigue intacto, sigue existiendo como si fuera ayer.
Un pequeño pero muy bonito y delicado detalle:
Mi asiento todavía está allí.
Largos rayos de sol se imprimen en la silla...
Ese rayo de sol es la huella de una clase, de una tarde, de una mirada furtiva, de un poco de timidez… Ahora, sólo hay luz solar, sillas y espacio vacío. Esa huella es como un rastro de presencia, de un recuerdo imborrable. Ese “largo rayo de sol” no es sólo luz, sino también una sombra, una parte del recuerdo de la persona sentada observando.
El poema continúa guiando al lector a través de flashbacks, con una voz narrativa lenta, suave y, al mismo tiempo, emotiva:
¿Qué mañana es la primera vez que llegas tarde?
Hombros temblorosos, manos manchadas de aceite...
Un recuerdo trivial, aparentemente insignificante, pero que se convierte en un hilo que ata los corazones de las personas. Esa es la imagen de una colegiala que llega tarde al colegio por primera vez, asustada, confundida, sucia... Pero quizás ese mismo momento se convierte en un hito, una "marca" indeleble en los corazones de quienes lo miran.
Coro "¡Te has ido!" repetir, como una llamada que resuena en el vacío. El racimo de flores de poinciana real en lo alto todavía "arde con cosas no dichas", todavía radiante, todavía apasionado, pero los corazones de las personas aún no han tenido tiempo de decir palabras de amor, aún no han tenido tiempo de expresar, aún no han tenido tiempo de comprender. El verano llega, el verano se va, y con él los arrepentimientos, el “si fuera ayer…”, las preguntas sin respuesta.
Y luego el final es un suspiro, una palabra para uno mismo:
Precio antiguo…
¡Deja de mencionarlo! Verano...
Una elipsis, una pausa como un silencio. El poeta se dice a sí mismo que no debe mencionarlo más, pero ese mismo recordatorio es un recordatorio. El verano ha terminado, las flores han caído, la gente se ha ido, solo quedan los recuerdos persistentes, solo una temporada de flores rojas de fénix permanece en los corazones de los que se quedan, regresando una vez al año, una vez más emocionados, una vez más doloridos.
"Escribiendo para la temporada de Poinciana real" del autor Dao Phong Lan no es un poema largo, no tiene muchas oraciones floridas y no utiliza imágenes demasiado elaboradas. Pero es esa simplicidad la que crea el poder impulsor.
El poema de Dao Phong Lan es la voz común de muchas generaciones de estudiantes, una historia en la que cualquiera que haya pasado por una época de camisas blancas puede ver su propia sombra. Cada verso es como un trozo de memoria con tardes, un patio de escuela, un grupo de poincianas reales, una mirada que no se ha atrevido a mirar, una palabra que no se ha atrevido a decir, una mano que no ha tenido tiempo de sostener... Todo transcurre en silencio, dejando solo "un largo rayo de sol impreso en la silla" y una nostalgia sin nombre.
Al leer el poema nadie queda conmovido. Me conmovió porque vi allí una parte de mi juventud. Conmovido por cosas inconclusas, arrepentimientos aún no logrados. Nostálgico porque entiendo que cada verano pasará, la gente se irá, pero solo las flores de poinciana real todavía florecen cada verano, todavía de un rojo brillante en un rincón del patio de la escuela, todavía recordándoles a los que se quedan un tiempo que ya pasó.
“Escrito para la temporada de Royal Poinciana” no es sólo un poema sobre una persona, un amor. Es un poema de los últimos días de colegio, de la época de exámenes, del sonido de las cigarras, de la brillante luz del sol... Es un poema de la vida estudiantil, de los sueños, de la vacilación, de los sentimientos puros y apasionados.
Hoang HuongFuente: https://baohaiduong.vn/rung-rung-mua-hoa-hoc-tro-411123.html
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