
Los álamos temblones eran comunes en el Parque Nacional de Yellowstone antes de que se eliminara a los lobos. (Foto: Science Alert).
Un nuevo estudio ha revelado una notable historia de restauración ecológica en el Parque Nacional de Yellowstone, donde el regreso de los lobos grises ha ayudado a revivir los bosques de álamos que estaban desapareciendo.
A principios del siglo XX, la decisión de eliminar por completo a los lobos grises de Yellowstone desencadenó inadvertidamente una reacción ecológica negativa en cadena. Sin un depredador natural, la población de alces se disparó, convirtiéndose en una grave amenaza para la vegetación, especialmente para los álamos jóvenes.
Se comen las copas, arrancan la corteza y pisotean el suelo forestal, dejando muchos bosques áridos y desnudos. Como resultado, las especies que dependen del dosel, como las aves, los castores y los insectos, desaparecen gradualmente.
Los ecólogos han documentado esta grave degradación desde 1934, pero todos los intentos de intervención han tenido poco efecto aparente. La causa principal no reside en la vegetación, sino en el vínculo ecológico crucial que se ha roto: la ausencia de depredadores de ápice.
Vuelve el lobo, el bosque de álamos revive
El punto de inflexión llegó en 1995, cuando los lobos grises fueron reintroducidos en Yellowstone desde el Parque Nacional Jasper, Canadá. Se consideró uno de los esfuerzos de restauración más audaces en Estados Unidos. Los lobos se adaptaron rápidamente, establecieron territorios y comenzaron a cumplir su función natural: controlar la población de alces.

Dos lobos grises se posan sobre el cadáver de un alce en el Parque Nacional de Yellowstone (Foto: Science Alert).
La presencia de lobos obliga a los ciervos a desplazarse con mayor frecuencia, evitando las zonas más vulnerables a los depredadores. Esto permite que las plantas jóvenes, previamente devoradas y pisoteadas, sobrevivan y prosperen. Este es un ejemplo clásico de un "efecto cadena descendente", donde un depredador en la cima de la cadena alimentaria tiene un efecto dominó en todo el ecosistema inferior.
Casi tres décadas después de la reintroducción de los lobos, los científicos han observado una recuperación notable. Una nueva investigación de un equipo dirigido por el profesor Luke Painter de la Universidad Estatal de Oregón muestra que aproximadamente un tercio de los 87 bosques de álamos temblones estudiados en Yellowstone cuentan ahora con una próspera capa de árboles jóvenes. Esta es la primera generación de árboles que forma una capa de dosel, algo que no ocurría desde la década de 1940.
En concreto, el 43 % de las áreas examinadas registraron árboles jóvenes que superaban el umbral de 5 cm de diámetro del tronco, lo que indica una supervivencia a largo plazo. La densidad de árboles de más de 2 m de altura se ha multiplicado por 152 desde finales de la década de 1990. El paisaje también varió significativamente: el 30 % de la superficie forestal presentaba árboles densos y el 32 % árboles dispersos.
Para confirmar el papel de los lobos, el equipo midió la tasa de destrucción de árboles por parte de los alces en cada zona. Los resultados mostraron que los bosques con presencia regular de lobos registraron tasas de destrucción de árboles mucho menores, mientras que las zonas sin lobos continuaron destruyendo árboles jóvenes y no lograron desarrollar un suelo forestal.
El profesor Painter afirmó que este era un ejemplo asombroso de restauración ecológica, donde los humanos no necesitaron plantar más árboles ni construir más presas, sino que simplemente devolvieron a la naturaleza su eslabón perdido. El regreso de los lobos abrió la puerta a la recuperación de los bosques de álamos, y con ellos de innumerables otras especies, tras décadas de declive.
Fuente: https://dantri.com.vn/khoa-hoc/su-tro-lai-cua-loai-soi-giup-rung-yellowstone-hoi-sinh-the-nao-20250730084800356.htm
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