La lucha contra la comida contaminada se libra a diario, a cada hora, en cada comida familiar, en cada almuerzo, en cada merienda frente a la puerta de la escuela. Cada vez que las autoridades realizan una inspección de seguridad alimentaria, presentan cifras alarmantes sobre la comida contaminada que supera la seguridad de cada comida familiar.
Cada vez que la prensa investiga el control de la seguridad alimentaria, se revelan graves infracciones. La preocupación de los consumidores aumenta debido al creciente riesgo de intoxicación.
Hay que admitir con franqueza que muchas personas, en aras de obtener beneficios comerciales, están dispuestas a rociar, remojar, blanquear y lavar alimentos con productos químicos. Importan fácilmente cargamentos de origen desconocido, contenedores de alimentos con mal olor y comercializan productos de mala calidad, incluso tóxicos.
La mentalidad de "a quién le importa quién está enfermo" está profundamente arraigada en la mente de algunas personas. ¡Para obtener ganancias inmediatas, vender la conciencia y sembrar enfermedades es un delito! Pero mientras la avaricia humana siga existiendo, algunas personas seguirán cultivando hortalizas en diferentes hileras y criando cerdos en diferentes corrales. Se dice que los alimentos son limpios, pero los consumidores aún se preocupan por si realmente lo son.
Cada día, los consumidores todavía tienen un dolor de cabeza al distinguir entre lo limpio y lo sucio, al elegir restaurantes cuando aquí y allá hay información ruidosa sobre residuos químicos, ingredientes activos... ¡Nadie se atreve a afirmar que las comidas familiares son completamente limpias cuando no podemos controlarlo todo nosotros mismos!
La preocupación de los consumidores es cada vez más explosiva tras una serie de casos de intoxicación alimentaria. El deseo de los niños de disfrutar de comidas saludables o refrigerios deliciosos y saludables en la escuela exige medidas drásticas por parte de toda la sociedad.
Los agricultores cambian sus métodos de cultivo, evitan el uso excesivo de pesticidas y fertilizantes químicos y, en su lugar, optan por la agricultura ecológica. Los comerciantes rechazan la inyección, pulverización o impregnación de productos químicos en verduras, frutas y alimentos. ¡Así se evitan consecuencias a largo plazo para los consumidores!
Construir un entorno de crianza seguro, una agricultura sana y una economía civilizada para mantener la salud, tanto para usted como para quienes le rodean. Esa es la única manera de garantizar la seguridad alimentaria.
Ya no podemos tolerar más la comida contaminada, pues los efectos nocivos no solo se limitan a intoxicaciones ocasionales, sino también a todo tipo de enfermedades posteriores. ¡Las medidas de inspección, los recordatorios y las sanciones administrativas se han vuelto realmente "inmunes"!
Es necesario que las autoridades impongan medidas estrictas a quienes menosprecian la salud y la vida de los demás. Además, es necesario promover la propaganda, la educación y la concienciación en cada productor y cada empresa.
Juntos, "señalar" los alimentos sucios y los trucos de magia alimentaria y manejar con severidad los casos de envenenamiento accidental o intencional: esa es la manera de cambiar las percepciones sobre los alimentos verdaderamente limpios.
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