(NLDO) - Un acontecimiento extremadamente importante para nuestra existencia en la Tierra ha sido registrado en antiguas tablas de piedra.
Según Sci-News, un equipo de geólogos liderado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, EE.UU.) y la Universidad de Oxford (Reino Unido) ha encontrado la evidencia más antigua de la formación del campo magnético de la Tierra en rocas antiguas del Cinturón de Supercorteza de Isua, en el oeste de Groenlandia.
Los geólogos están perforando rocas antiguas en el oeste de Groenlandia para buscar evidencia de la magnetosfera más antigua de la Tierra - Foto: MIT NEWS
El cinturón de supercorteza de Isua, en el oeste de Groenlandia, ha experimentado tres eventos térmicos a lo largo de su historia geológica.
El primer evento fue el más importante, cuando las rocas alcanzaron los 550 grados Celsius hace unos 3700 millones de años. Así fue como la Tierra primitiva generó su propio campo magnético.
El campo magnético de la Tierra se crea cuando el hierro fundido en el núcleo externo se mezcla con líquido, impulsado por la flotabilidad a medida que el núcleo interno se solidifica, creando un "dinamo" gigante.
Este proceso proporcionó a la Tierra inicialmente desnuda una capa invisible de armadura llamada magnetosfera.
La magnetosfera, que protege la superficie del planeta del viento solar, ha crecido con el tiempo. Gracias a esta capa protectora, la vida ha podido extenderse a los continentes y alejarse de la protección de los océanos.
Por ejemplo, nuestro planeta vecino, Marte, aunque se encuentra en la zona habitable del Sistema Solar, tiene una magnetosfera muy delgada y débil, insuficiente para bloquear la radiación cósmica dañina. Por lo tanto, actualmente no alberga vida similar a la de la Tierra.
Los datos paleomagnéticos de rocas del oeste de Groenlandia también revelaron que el campo magnético de hace 3.700 millones de años tenía una intensidad de al menos 15 microteslas. A modo de comparación, el campo magnético actual de la Tierra tiene una intensidad de 30 microteslas.
Estos resultados proporcionan la estimación más antigua de la intensidad del campo magnético de la Tierra derivada de una muestra de roca completa, lo que proporciona una evaluación más precisa y confiable que los estudios anteriores que utilizaron cristales individuales.
"Este es un paso adelante realmente importante mientras tratamos de determinar el papel de los campos magnéticos antiguos cuando surgió la vida en la Tierra", dijo la profesora Claire Nichols de la Universidad de Oxford (Reino Unido), miembro del equipo de investigación.
Un desafío importante en la reconstrucción del antiguo campo magnético de la Tierra es que cualquier evento que caliente la roca puede alterar señales previamente preservadas.
Las rocas de la corteza terrestre también suelen tener historias geológicas largas y complejas, borrando la información magnética previa.
Sin embargo, el cinturón supracorteza de Isua tiene una geología única, ya que se encuentra sobre una gruesa corteza continental que lo protege de una extensa actividad tectónica y deformación, preservando así datos paleomagnéticos intactos.
Estos datos provienen de granos de hierro en la roca, que actúan efectivamente como pequeños imanes que pueden registrar tanto la fuerza como la dirección del campo magnético a medida que el proceso de cristalización los fija en su lugar.
Los resultados también proporcionan nuevos conocimientos sobre el papel de los campos magnéticos en la configuración de la evolución de la atmósfera terrestre.
La magnetosfera ayuda a regular la atmósfera del planeta expulsando ciertos gases al espacio y evitando la pérdida de los esenciales, lo que contribuye a mantener el equilibrio atmosférico, que es otra necesidad para la vida.
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Fuente: https://nld.com.vn/ao-giap-bao-boc-trai-dat-37-ti-nam-truoc-lo-dien-o-greenland-196240501085048816.htm
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