La península de Corea en un nuevo punto de inflexión

Las tensiones intercoreanas siguen aumentando antes de las elecciones presidenciales estadounidenses. Esta última ola de tensión comenzó tras una serie de intercambios de artillería en enero y el lanzamiento de globos llenos de basura, así como anuncios por megafonía en la zona fronteriza desde finales de mayo.

Imágenes muestran carreteras y vías férreas dañadas a lo largo de la frontera entre Corea del Sur y Corea del Norte el 15 de octubre. (Foto: Reuters)

En particular, esta última escalada de tensión se produjo después de que Corea del Norte volara tramos de dos enlaces de carretera y ferrocarril (Gyeongui y Donghae) que conectan con Corea del Sur el 15 de octubre, tras una advertencia de que rompería por completo los lazos territoriales entre ambas Coreas. Seúl criticó esta medida y afirmó que estaba considerando demandar a Pyongyang porque el mencionado proyecto de conexión de carretera y ferrocarril implicaba un préstamo surcoreano por valor de 133 millones de dólares.

El 17 de octubre, los medios estatales norcoreanos informaron que el país había enmendado su constitución, designando oficialmente a Corea del Sur como una "nación hostil". El 19 de octubre, Pyongyang anunció la detección de al menos un vehículo aéreo no tripulado (UAV) surcoreano que había entrado en territorio norcoreano. En general, las tensiones recientes son una continuación de la escalada del conflicto y el estancamiento en la península coreana desde la cumbre entre Estados Unidos y Corea del Norte en Hanói .

Actualmente, la reanudación del diálogo entre las dos Coreas es prácticamente imposible en un futuro próximo. Además, la escalada del conflicto entre ellas dificulta enormemente la mediación de terceros, incluidas las Naciones Unidas.

De hecho, los ferrocarriles Gyeongui y Donghae, dos de los símbolos más importantes de la reconciliación y la cooperación entre las dos Coreas, se construyeron a mediados de la década de 2000, pero recientemente han quedado fuera de servicio. La detonación de explosivos por parte de Corea del Norte en estos dos ferrocarriles se considera un paso drástico en su política de considerar a Corea del Sur como el "enemigo principal" y abandonar la reunificación pacífica que el presidente Kim Jong-un había enfatizado previamente. Previamente, Corea del Norte también había demolido un monumento que simbolizaba la reunificación en enero.

Históricamente, la península de Corea ha experimentado ciclos alternos de tensión y distensión, sin llegar nunca a un conflicto armado. Si bien las tensiones actuales se consideran una peligrosa escalada, la probabilidad de un conflicto armado sigue siendo incierta. En este contexto, el resultado de las elecciones presidenciales estadounidenses del 5 de noviembre es un factor crucial para romper el estancamiento actual en la península.

Si Donald Trump gana, la política estadounidense hacia Corea del Norte podría adoptar una dirección similar a la observada durante su primer mandato: la alianza entre Estados Unidos y Corea del Sur se fracturó por cuestiones de reparto de costos; y Estados Unidos y Corea del Norte podrían reanudar las conversaciones sobre desnuclearización. Si la vicepresidenta Kamala Harris resulta elegida, es probable que la política estadounidense actual se mantenga, con enfoques clave como el fortalecimiento de la alianza entre Estados Unidos y Corea del Sur y el refuerzo de la cooperación trilateral entre Estados Unidos, Japón y Corea del Sur para mejorar la disuasión contra Pyongyang.

Se puede observar que, aunque las relaciones intercoreanas son cada vez más tensas, ambas partes se han mantenido principalmente en el plano de la disuasión mediante declaraciones, implementando algunas represalias mutuas, pero evitando un conflicto militar directo. Es probable que Seúl y Pyongyang eviten que la tensión se intensifique hasta que Estados Unidos tenga un nuevo presidente que ajuste sus respectivas políticas.

Fuente: https://baoquocte.vn/ban-dao-trieu-tien-truoc-buoc-ngoat-moi-291238.html