La política de endurecimiento de las regulaciones sobre tutorías extracurriculares genera opiniones diversas en la sociedad. Desde la perspectiva de docentes y padres, dos grupos directamente involucrados con las escuelas, esta política puede considerarse con objetivos positivos, pero aún así debe analizarse con cautela y de manera integral, teniendo en cuenta las realidades del aula.
La situación parece no tener fin.
La mayoría de los docentes reconocen la necesidad de abordar los aspectos negativos de las clases particulares. Años de experiencia han demostrado que, en algunas zonas, los estudiantes se han visto obligados a asistir a clases extraescolares y se ha reducido el contenido curricular regular para "adaptarse a los nuevos tiempos", lo que distorsiona la imagen del profesorado y provoca indignación pública. La promulgación de normas para prevenir estas prácticas es algo que los docentes genuinos apoyan.
Sin embargo, según nuestra experiencia docente, hemos constatado que aplicar las normas de forma rígida resultaría poco práctico. El gran número de alumnos por clase, la desigualdad en las capacidades de los estudiantes, la limitación del tiempo de clase y el nuevo currículo, que exige numerosas sesiones integradas de aprendizaje experiencial, hacen casi imposible implementar plenamente la enseñanza individualizada.
Mientras tanto, el contenido de los exámenes en todos los niveles educativos no se ha actualizado y, en algunos casos, incluso se ha vuelto más difícil que antes, con un mayor énfasis en el conocimiento académico. Si los estudiantes no asisten a clases adicionales y los docentes no imparten capacitación sistemática, será difícil lograr la eficiencia educativa requerida. Muchos docentes reconocen que los estudiantes tienen lagunas de conocimiento y no se mantienen al día con el currículo, pero carecen de los recursos para brindar un apoyo más profundo durante el horario de clase regular, lo que requiere tutorías adicionales.
Además, está el problema de los ingresos. Con los salarios actuales, especialmente en las grandes ciudades, vivir solo del salario sigue siendo un desafío para muchos docentes. En este contexto, para algunos docentes, las tutorías no solo son una forma de mejorar su calidad de vida, sino que también surgen del deseo de ayudar a los estudiantes a aprender con mayor profundidad y confianza para los exámenes. Cuando todas las actividades de tutoría se ven negativamente, muchos docentes creen que esto no es realmente justo.

La racionalización del currículo y la reforma del sistema de exámenes para que sea menos oneroso contribuirán a cambiar la percepción sobre las tutorías y las clases extraescolares. Foto: DANG TRINH
Se necesita una solución alternativa integral.
Desde la perspectiva de los padres, la política de endurecer las regulaciones sobre las tutorías extracurriculares ha recibido un apoyo considerable. Muchos padres desean que sus hijos tengan una carga académica reducida, más tiempo para descansar y desarrollar habilidades más allá de los libros de texto. Evitar la asistencia a clases extracurriculares también ayuda a aliviar la presión financiera de muchas familias.
Sin embargo, este acuerdo conlleva preocupaciones muy específicas. El currículo actual se considera exigente, mientras que los exámenes de ingreso a la secundaria, la graduación y la admisión a la universidad aún desempeñan un papel decisivo. Muchos padres se preguntan si estudiar solo en horario escolar regular es suficiente para que sus hijos cumplan con los requisitos académicos y de exámenes.
Se necesita una alternativa integral, una reforma educativa más holística y sustancial. A pesar de sus diferentes perspectivas, docentes y padres comparten un objetivo común: el deseo de un entorno educativo saludable donde los estudiantes aprendan genuinamente, comprendan con claridad y estén libres de la presión oculta de las tutorías y las clases complementarias.
Ni los docentes ni los padres apoyan las prácticas de tutoría coercitivas o explotadoras. Sin embargo, también reconocen que la necesidad de tutoría voluntaria, derivada de las necesidades genuinas de los estudiantes, es innegable en la era actual.
Ante esta realidad, muchas opiniones sugieren que la cuestión no debería limitarse a "prohibir o no prohibir", sino centrarse en soluciones integrales: optimizar el currículo, reformar los métodos de evaluación y reducir la presión de los exámenes. Además, es crucial organizar tutorías y actividades de desarrollo profesional en los centros educativos de forma transparente y abierta, con mecanismos de compensación adecuados para el profesorado. Simultáneamente, es necesario mejorar las políticas salariales para que el profesorado se sienta seguro en su profesión.
El endurecimiento de las regulaciones sobre tutorías y clases extraescolares es una política que refleja el deseo de construir un entorno educativo justo, disciplinado y saludable. Sin embargo, la educación es un campo único, directamente vinculado a las personas y a la vida social. Por lo tanto, cualquier política basada únicamente en órdenes administrativas que no tenga en cuenta la realidad práctica es muy probable que se convierta en una mera formalidad.
Preocupaciones sobre las disparidades en las oportunidades educativas
Otra preocupación planteada es el riesgo de una mayor desigualdad en la educación. Con regulaciones más estrictas sobre las tutorías extracurriculares en las escuelas, las familias adineradas pueden acceder fácilmente a tutores privados, centros de alta calidad o cursos en línea. La realidad es que las tutorías extracurriculares aún se ofrecen, aunque con cierta vacilación o bajo diferentes nombres. Por el contrario, los estudiantes de familias desfavorecidas prácticamente no tienen alternativas. Desde la perspectiva de los padres, sin medidas de apoyo complementarias, endurecer las regulaciones sobre las tutorías extracurriculares podría crear, inadvertidamente, disparidades en las oportunidades educativas.
Fuente: https://nld.com.vn/day-them-hoc-them-nhin-nhan-thau-dao-tu-thuc-tien-196251218214457233.htm






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