Caterina Maestro, fundadora de la empresa emergente de alquiler de moda DressYouCan en Milán, Italia, recuerda el momento en que su idea de negocio surgió no de una pasarela glamorosa, sino de su propio guardarropa lleno pero siempre desabastecido y su obsesión por usar ropa nueva constantemente.
“Es difícil mantener este hábito, tanto financiera como moralmente”, compartió. El sueño de un “armario compartido”, una especie de Airbnb para la moda, comenzó a tomar forma, donde la gente pudiera acceder a productos de diseño para ocasiones especiales a precios asequibles.
La historia de Caterina no es única. Refleja una tendencia creciente en la que los consumidores, especialmente las generaciones más jóvenes, son cada vez más conscientes del impacto ambiental de la moda rápida y buscan alternativas.
Alquilar ropa se ha convertido en una opción atractiva, que satisface la necesidad de "vestirse bien y lucir como nuevo" y reduce la carga sobre el planeta y el bolsillo. Empresas emergentes como Rent the Runway, Nuuly y DressYouCan aprovecharon rápidamente la oportunidad y pintaron una visión de un futuro de moda sostenible y circular.
Sin embargo, el camino que va de la idea al éxito no está pavimentado con rosas. A pesar de atraer un gran interés y un cierto número de clientes, la mayoría de las empresas de alquiler de ropa luchan por sobrevivir, enfrentándose al problema de los enormes costos operativos y la presión de las ganancias. ¿Cuáles son las barreras reales que hacen que este modelo aparentemente perfecto sea tan difícil de llevar a cabo?
El lado oscuro de la moda rápida y el atractivo del modelo de alquiler
La industria de la moda ha sido identificada desde hace tiempo como uno de los mayores "culpables" de la contaminación ambiental. Las estadísticas son realmente alarmantes. La industria es responsable de aproximadamente el 10% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Sólo en Suecia, más del 90% del impacto climático proviene de la fabricación de ropa y la compra de ropa nueva.
El problema de los residuos textiles también es cada vez más grave. Cada año, la Unión Europea (UE) tira alrededor de 7 millones de toneladas de ropa, lo que equivale a 16 kg/persona. En Estados Unidos, la cifra es aún más aterradora: un promedio de 37 kg de residuos textiles por persona por año en 2018, un fuerte aumento respecto de los 13 millones de toneladas de 2009 y los 9,4 millones de toneladas de 2000.
Aún más deprimente, según un estudio de 2018 realizado por la empresa de servicios de mudanza Movinga, los estadounidenses tiran hasta el 82% de sus armarios cada año. La campaña Ropa Limpia señala que en los países occidentales cada persona produce alrededor de 70 kg de residuos textiles al año, lo que representa aproximadamente el 5% del total de residuos mundiales.
En ese contexto, el modelo de alquiler de ropa surge como una solución potencial. En lugar de producir nuevos productos en masa, el arrendamiento ayuda a extender el ciclo de vida de cada artículo.
La profesora Frida Lind, de la Universidad Tecnológica de Chalmers (Suecia), coautora de un estudio reciente sobre el modelo de alquiler, afirmó: «Mucha gente tiene ropa colgada en el armario, pero apenas la usa. Alquilar ropa ayudará a prolongar la vida útil de cada prenda, promoviendo así un consumo más sostenible».

En el contexto del creciente problema de los residuos textiles, el modelo de alquiler de ropa ha surgido como una posible solución (Foto: Prudence Earl)
Los beneficios no terminan en la reducción de residuos. Un estudio publicado en Women's Wear Daily descubrió que, en comparación con comprar un vestido nuevo, alquilar un vestido en EE. UU. ahorra un 24% de agua, reduce el consumo de energía en un 6% y reduce las emisiones de CO2 en un 3%. Aunque las cifras puedan parecer pequeñas, al multiplicarlas, el impacto acumulativo es enorme.
Además del factor de sostenibilidad, el atractivo del alquiler radica en los aspectos económicos y experienciales. Permite a los consumidores, especialmente a la generación más joven, como la Generación Z (aquellos nacidos entre 1997 y 2012), acceder a artículos de marca costosos y diversificar sus estilos sin tener que gastar una gran cantidad de dinero para poseerlos.
Un vestido que vale varios cientos de dólares se puede alquilar por una fracción del precio original. Esto es especialmente relevante dado que la Generación Z "prefiere cambiarse rápidamente y no quiere que la vean usando la misma ropa en múltiples ocasiones", como comentó Neil Saunders, analista minorista de GlobalData. Un estudio de la Universidad Estatal de Washington descubrió que el 55% de la Generación Z ha alquilado ropa, en gran parte por razones de sostenibilidad y de conciencia financiera.
Matriz del modelo y carga de costos operativos
Al profundizar en el funcionamiento de las empresas de alquiler, el panorama se vuelve más complicado. Una investigación de la Universidad Tecnológica de Chalmers analizó nueve empresas suecas e identificó tres modelos de negocio principales:
Modelo de membresía (modelo de biblioteca): los clientes pagan una cuota de membresía y pueden pedir prestada ropa por un período de tiempo determinado, tal como si tomaran prestados libros en una biblioteca. Este modelo suele ser iniciado por entusiastas de la moda sostenible.
Modelo de suscripción: los clientes pagan una tarifa mensual fija para alquilar una determinada cantidad de ropa. Este es un modelo popular para grandes empresas emergentes como Rent the Runway o Nuuly, que a menudo buscan escalar rápidamente y recaudar capital de riesgo.
Modelo basado en nichos/ocasiones: se centra en el alquiler de ropa especializada o para eventos específicos, a menudo combinada con otros servicios o equipos, como equipos de esquí y snowboard o vestidos de noche para eventos. DressYouCan originalmente también iba en esta dirección.
Independientemente del modelo, la mayoría de las empresas enfrentan un desafío común: la rentabilidad. "Nos sorprendió ver que la mayoría tenía dificultades para obtener ganancias. Algunas empresas tuvieron que suspender sus operaciones por diversas razones", admitió la profesora Frida Lind.
La causa fundamental está en los costes operativos “ocultos” pero extremadamente caros. A diferencia del comercio minorista tradicional, cada artículo de alquiler requiere un proceso de eliminación complejo después de cada uso:
Inspección y reparación: Las prendas deben inspeccionarse minuciosamente para comprobar su estado, manchas y daños y repararse si es necesario. Este proceso requiere mucho tiempo y trabajo.
Lavandería profesional: Garantizar la higiene y preservar la calidad de los tejidos es una necesidad, lo que requiere costosos procesos de lavandería industrial.
Logística (transporte bidireccional): El costo de entregar las mercancías a los clientes y recibirlas de vuelta después del alquiler es un gasto significativo, especialmente con los modelos de alquiler de paquetes que requieren una alta frecuencia de envío.
Gestión de almacenamiento e inventario: se necesitan grandes espacios de almacenamiento y sistemas de gestión eficientes para realizar un seguimiento de miles de artículos de diferentes tamaños y estilos.
Depreciación del producto: La ropa tiene un ciclo de vida determinado, el lavado y uso constante reducirá su calidad y valor.

La mayoría de las empresas de alquiler de moda, incluido el gigante Rent the Runway, enfrentan un desafío común: la rentabilidad (Ilustración: Getty).
Pippa Stephens, analista de moda de GlobalData, también destacó que los altos costos de entrega, almacenamiento y lavandería dificultan que muchas empresas mantengan sus ganancias.
El “gigante” Rent the Runway es un ejemplo típico. A pesar de una IPO (oferta pública inicial) en 2021, la empresa aún no ha obtenido ganancias y el precio de sus acciones ha caído drásticamente. Nuuly, un servicio de URBN (la empresa matriz de Urban Outfitters, Anthropologie), también tardó cuatro años en informar su primer beneficio trimestral a finales de 2023.
Además, atraer y retener clientes no es sencillo. El costo del arrendamiento, si bien es más barato que comprar un vehículo nuevo, todavía puede ser una carga para algunos, especialmente en un clima de inflación y aumento del costo de vida. La tarifa de más de 90 USD/mes en Rent the Runway o Nuuly no es una cifra pequeña. “Algunas personas no pueden o no quieren pagar mensualmente por un servicio de alquiler”, señala Neil Saunders.
Encontrar tu propio camino: nichos de mercado y el poder de la colaboración
En medio de un panorama desafiante, la investigación de la Universidad Tecnológica de Chalmers revela puntos brillantes. No todos los modelos enfrentan las mismas dificultades. Las empresas que se centran en nichos de mercado parecen tener una mayor tasa de éxito.
“Las empresas que se especializan en alquilar equipos para actividades al aire libre y equipamiento deportivo especializado obtienen mejores resultados”, afirma el profesor Lind. “Han encontrado su propio mercado donde los clientes tienen una necesidad clara y están dispuestos a pagar un alquiler por usos específicos, en lugar de comprometerse con un contrato de arrendamiento mensual”. La afiliación a destinos turísticos, complejos turísticos o eventos deportivos también ayuda a estas empresas a llegar a sus clientes objetivo de forma más efectiva.
Otro factor importante es la estrecha colaboración con las partes interesadas, especialmente los fabricantes y diseñadores. “Las empresas que trabajan con fabricantes, especialmente las marcas orientadas a la sostenibilidad, han recibido comentarios rápidos sobre qué tipos de ropa y estilos son populares entre los clientes”, compartió Lind.
También recopilan información valiosa sobre la calidad del producto, como qué piezas se rompen con frecuencia después de varios alquileres y lavados. Esta información ayuda a los fabricantes a mejorar los diseños, elegir materiales más duraderos y optimizar los productos para el alquiler, creando un ciclo de retroalimentación que beneficia a ambas partes.
Los modelos de alquiler entre pares, en los que los usuarios alquilan sus propios casilleros a través de una plataforma intermediaria como Pickle, también están surgiendo como una solución potencial. Este modelo ayuda a reducir la carga de la gestión del almacén y los costos de inventario para el operador de la plataforma, al tiempo que crea ingresos adicionales para los propietarios de ropa.
La recuperación pospandémica, sumada a los hábitos de consumo cada vez más sostenibles y flexibles de la Generación Z, está impulsando el mercado. Se espera que el mercado mundial de alquiler de moda alcance los 6.200 millones de dólares en 2024, el doble que en 2016, según GlobalData.

Los servicios de alquiler de ropa están siendo impulsados por los hábitos de consumo cada vez más sostenibles y flexibles de la Generación Z (Foto: Getty).
¿Cuál es el futuro de los servicios de alquiler de moda para equilibrar sostenibilidad y rentabilidad?
Está claro que el modelo de alquiler de ropa no es una “solución milagrosa” que resolverá todos los problemas de la industria de la moda. Tiene un enorme potencial para promover el consumo sostenible, pero también enfrenta importantes desafíos económicos.
El futuro de la industria puede no estar en un único modelo, sino en una combinación flexible. Caterina Maestro, de DressYouCan, predice que el mercado se está moviendo hacia un modelo “híbrido”: una combinación de alquiler, compra de ropa nueva (que podría ser artículos básicos y esenciales) y reventa de ropa usada. Los consumidores pueden alquilar artículos especiales y de moda para ocasiones específicas, sin perder lo básico y aprovechando el mercado de segunda mano para maximizar el valor de su guardarropa.
Para que las empresas de alquiler prosperen, se necesitan cambios sistémicos. La investigación de Chalmers recomienda que las empresas deberían:
Concéntrese en un nicho de mercado: identifique claramente los grupos de clientes y los tipos de productos con necesidades de alquiler específicas, en lugar de dispersarse.
Establecer alianzas estratégicas: trabajar en estrecha colaboración con proveedores y fabricantes para mejorar los productos basándose en datos reales de los alquileres.
Optimice la logística: calcule cuidadosamente los factores de envío y manipulación desde el principio para que pueda escalar de manera eficiente cuando sea necesario.
Desde el lado del consumidor, cambiar las percepciones y los hábitos es muy importante. Prolongar la vida de tu ropa, ya sea alquilándola, comprándola de segunda mano, reparándola o intercambiándola, es la forma más efectiva de reducir tu impacto ambiental. Si una camiseta se usara 60 veces en lugar de 30, las emisiones podrían reducirse a la mitad.
Lo más importante, como destaca el profesor Lind, es que incluso si algunas empresas de alquiler no logran sobrevivir, estos esfuerzos siguen siendo invaluables. “Como mínimo, contribuyen a cambiar la percepción sobre los hábitos de consumo de ropa y ayudan a la sociedad a comprender mejor qué puede y qué no puede funcionar”. Proporcionan datos valiosos y lecciones aprendidas para la transición hacia una industria de la moda más sostenible.
Tal vez se necesite más tiempo, innovación en tecnología de gestión, logística y posiblemente apoyo político, como incentivos financieros, para que el modelo de alquiler de ropa realmente despegue y se convierta en una parte fundamental de la futura industria de la moda. El sueño de un “armario compartido” sostenible sigue existiendo, pero el camino para hacerlo realidad requiere perseverancia, creatividad y una mirada más realista a la ecuación económica.
Fuente: https://dantri.com.vn/kinh-doanh/dich-vu-thue-quan-ao-tu-do-xanh-hay-cai-bay-dot-tien-20250502000531262.htm
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