En la vida cotidiana, las nubes de azúcar son solo un tentempié que pesa unos pocos gramos y está hecho de gelatina, azúcar y aromatizantes. Pero la física moderna nos enseña que la energía depende no solo de la masa, sino también de la famosa fórmula de Albert Einstein: E=mc².
A la velocidad de la luz, cualquier objeto con masa se convertiría en una gigantesca bomba de energía. Y si un malvavisco viajando a esa velocidad impactara contra la Tierra, las consecuencias serían devastadoras.
Para empezar, aclaremos un límite básico: según la relatividad especial, ningún objeto con masa puede alcanzar la velocidad de la luz (c). A medida que la velocidad se acerca a c, la energía necesaria para acelerar aumenta, hasta tender a infinito. En otras palabras, el malvavisco no puede alcanzar la velocidad de la luz (c).
Sin embargo, en aras de un escenario hipotético, ignoremos esta limitación y considerémosla desde una perspectiva teórica, e imaginemos que el caramelo viaja a la velocidad de la luz o muy cerca de ella.
Supongamos que una nube de azúcar pesa 5 gramos, es decir, 0,005 kg. La energía correspondiente si esa masa se convirtiera completamente según la fórmula E=mc² sería:

Curiosamente, en comparación con eventos históricos, esta cifra no es descabellada. El evento de Tunguska de 1908, cuando un pequeño meteorito explotó en el cielo sobre Siberia, liberó el equivalente a 10-15 megatones de TNT, derribando decenas de millones de árboles en un área de 2000 km².
Con una bomba de 100 kilotones de TNT, la zona de la explosión inmediata sería menor que la de Tunguska, pero aun así suficiente para arrasar una gran ciudad. El calor generado incineraría todo en un radio de pocos kilómetros, mientras que la onda expansiva se extendería decenas de kilómetros, destruyendo estructuras y causando una enorme cantidad de víctimas.
No solo eso, sino que cuando el malvavisco impacta la atmósfera a la velocidad de la luz, la interacción es extremadamente violenta. El aire frente a él se comprime hasta formar plasma, emitiendo una luz brillante y un calor intenso.
Este diminuto objeto se convertiría en un meteoro supervelocizado, pero en lugar de fundirse y quemarse como un meteoro normal, liberaría su energía al impactar contra el suelo. Se podría crear un cráter de impacto gigante, acompañado de una columna de fuego y una nube de polvo que se elevaría hasta la estratosfera.

Ilustración de un malvavisco cayendo a la Tierra a la velocidad de la luz (Foto: Whatifshow).
Incluso con tan solo unas pocas bombas nucleares, el impacto local fue suficiente para provocar un pequeño “invierno artificial”. El polvo del impacto podría haber bloqueado el sol durante semanas, causando descensos de temperatura localizados y malas cosechas.
Si el incidente se produce en una zona densamente poblada o cerca de un polígono industrial, las consecuencias serán mucho más graves debido al efecto en cadena de incendios, explosiones y contaminación.
Desde otra perspectiva, este escenario también enfatiza el contraste entre la imagen inocente del malvavisco y los aterradores niveles de energía ocultos en la fórmula física.
Un objeto aparentemente inofensivo, asociado a la infancia y a la alegría, se convierte en fuente de destrucción simplemente por un cambio de velocidad. Nos recuerda que, en el mundo físico, todo tiene un lado oculto que va mucho más allá de la intuición humana.
Por supuesto, todo este escenario es hipotético. En realidad, acelerar un objeto con masa a la velocidad de la luz es imposible.
Incluso las partículas en grandes aceleradores como el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) del CERN viajan solo al 99,999999 % de la velocidad de la luz y tienen masas infinitesimalmente pequeñas comparadas con un caramelo. Esto demuestra aún más lo absurdo de la suposición, pero también nos da una mejor idea de las escalas de energía que la física puede revelar.
Al reflexionar sobre este escenario, podemos verlo como una suerte de materialización de la imaginación: un pequeño caramelo puede convertirse en símbolo del poder oculto del universo. Esto demuestra que, en el ámbito científico , cosas aparentemente insignificantes y curiosas a veces suscitan reflexiones profundas sobre la fragilidad de la vida en la Tierra.
Fuente: https://dantri.com.vn/khoa-hoc/dieu-gi-xay-ra-neu-mot-vien-keo-deo-roi-xuong-trai-dat-voi-toc-do-anh-sang-20250915232717466.htm






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