Los pozos de los pueblos proporcionan el agua más pura y fresca a cada hogar. Ya sean grandes o pequeños, el círculo siempre está en el corazón de cada persona.
Todas las actividades, el entretenimiento y el trabajo tienen lugar cada día alrededor del pozo, pintando una imagen de vida sencilla pero animada y colorida.
Los ojos claros que reflejan las hileras de árboles y el cielo extrañamente azul han sido testigos de muchas generaciones viviendo a su alrededor, nutriendo muchas almas vietnamitas.
Los pozos con hileras de ladrillos rojos cubiertos de musgo siguen en pie a lo largo de los años, como un viejo aldeano que reflexiona sobre la vida día a día y trae constantemente una fuente pura de vida a sus descendientes.
Desde entonces, el pozo se ha convertido en el alma sagrada del pueblo, un lugar que conserva recuerdos profundamente impresos en la mente de cada residente local.
Revista Heritage
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