A medida que sale la primera luna nueva del Ramadán, más de mil millones de musulmanes de todo el mundo se embarcan en el viaje espiritual más sagrado del año.
Los musulmanes rezan durante el mes sagrado del Ramadán. (Fuente: EPA) |
Ramadán es un tiempo de meditación, arrepentimiento, introspección y búsqueda del Todopoderoso. Para los musulmanes, Ramadán no es solo una ocasión festiva, sino también un camino para purificar el alma, cultivar la paciencia y difundir el amor.
El espíritu del Ramadán: Cuando el alma se vuelve hacia el Todopoderoso
El Ramadán comienza el primer día de septiembre según el calendario islámico Hijri, que se basa en los ciclos lunares. Dado que el calendario islámico es entre 10 y 12 días más corto que el gregoriano cada año, el mes de Ramadán cambia cada año. Este año, el Ramadán comienza el 28 de febrero y dura un mes.
Durante el mes de Ramadán, los musulmanes se abstienen de comer, beber y mantener comportamientos poco saludables desde el amanecer hasta el anochecer. Es una disciplina estricta para controlar los deseos y purificar el alma. Pero más que eso, es un recordatorio para ser agradecidos: agradecer por las cosas sencillas que a veces olvidamos: un vaso de agua fresca, un pequeño trozo de pan o incluso la paz mental.
Más que un simple momento para conectar con Dios, el Ramadán es también un momento para que las familias se reúnan, las comunidades se unan y los corazones se unan en oración. Las mezquitas se llenan de miles de fieles cada noche, escuchando la emotiva recitación del Corán.
Los egipcios y los colores del Ramadán
Las calles de El Cairo se adornan de colores durante el Ramadán. (Foto: Trang Pham) |
El Ramadán en Egipto destaca por sus singulares matices culturales, una armoniosa combinación de creencias y vida cotidiana. Con la llegada del Ramadán, Egipto parece vestirse con su manto más colorido. Las antiguas calles de El Cairo, la capital, y muchas grandes ciudades se iluminan repentinamente con faroles de todas las formas y tamaños, que brillan con luces de colores, una característica única del Ramadán en Egipto y se ha convertido en un símbolo indispensable del mes sagrado.
Los vibrantes colores de las calles de El Cairo durante el Ramadán. (Foto: Trang Pham) |
El iftar egipcio (comida después del atardecer o "ruptura del ayuno") también es especial, con platos tradicionales como el koshari (arroz mezclado con lentejas y fideos), la fatta (carne a la parrilla con arroz y pan tostado) y dulces como la kunafa crujiente cubierta de queso o el qatayef con relleno cremoso. En particular, el zumo de albaricoque seco qamar al-din se convierte en una bebida indispensable, refrescando el cuerpo tras un largo día de ayuno bajo el sol abrasador.
Las calles están decoradas con coloridos faroles. (Foto: Trang Pham) |
Comidas de bondad
Durante el Ramadán, los egipcios también organizan comidas benéficas "Mawaed Al-Rahman" en las calles, donde todos, ricos o pobres, son bienvenidos. Voluntarios dedicados preparan deliciosas comidas para compartir con los pobres, las personas sin hogar y los trabajadores migrantes.
Voluntarios comparten comida con los pobres de El Cairo. (Foto: Trang Pham) |
Este espíritu de solidaridad no es solo una responsabilidad religiosa, sino también una expresión de compasión y empatía ante circunstancias difíciles. Para los egipcios, el Ramadán no es solo una ocasión para conectar con Alá, sino también una oportunidad para difundir la humanidad y ayudarse mutuamente en tiempos difíciles.
La alegría del Eid al-Fitr: Cerrando el viaje espiritual
Al finalizar el Ramadán, el Eid al-Fitr comienza con alegría y celebración. Los egipcios se visten con ropa nueva, participan en oraciones comunitarias en las mezquitas y disfrutan de un festín familiar. Los niños reciben con entusiasmo los tradicionales regalos en efectivo llamados "eidiya", y los abrazos y los buenos deseos inundan los rostros de alegría.
Los egipcios suelen rezar y comer ifta juntos. (Foto: Trang Pham) |
Para los musulmanes en general y los egipcios en particular, el Ramadán no es solo una ocasión para mostrar devoción, sino también un viaje de autodescubrimiento , renovación espiritual y conexión comunitaria. El Ramadán va y viene, pero sus ecos permanecen en el corazón de todos. Es un recordatorio de la gratitud, el poder de compartir y el profundo significado del amor humano.
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Fuente: https://baoquocte.vn/thang-ramadan-hanh-trinh-tam-linh-cua-nguoi-hoi-giao-va-net-dac-trung-o-ai-cap-308133.html
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