Según los medios occidentales, en la agenda de la conferencia no se incluyó la reunión del Consejo OTAN-Ucrania y por primera vez no se incluyó en la discusión la cuestión de la posible adhesión de Kiev.
Esta evolución refleja un cambio en las prioridades estratégicas de Estados Unidos: el interés en el conflicto en Ucrania está mostrando signos de declive, mientras que Washington está cada vez más centrado en los problemas de Medio Oriente y en los preparativos para una competencia estratégica con China.
A diferencia de las cumbres anteriores de la OTAN, que a menudo estuvieron acompañadas de declaraciones audaces e iniciativas a gran escala, la cumbre de La Haya fue descrita por los medios occidentales como de ambiciones limitadas. Esto se reflejó no solo en el reducido número de sesiones formales, sino también en el comunicado conjunto abreviado emitido tras la cumbre. Algunos funcionarios europeos también lo reconocieron en conversaciones informales.
Como es habitual, los principales temas de la agenda giraron en torno a la cuestión de la "disuasión y la defensa", un concepto que se ha convertido en un elemento central de la dirección estratégica de la OTAN desde 2022. También se planteó la continuidad del apoyo a Ucrania, pero se indicó que los líderes europeos abordaron el tema con cautela para evitar una confrontación pública con el presidente Donald Trump.
Según informes de medios occidentales, los países de la OTAN han proporcionado aproximadamente el 99% de la ayuda militar total que Ucrania ha recibido desde el inicio del conflicto; sin embargo, ante la creciente reticencia de Estados Unidos, los aliados europeos se enfrentan al problema de redistribuir la carga financiera y militar. Es preocupante que se espere que la financiación actual del Congreso estadounidense para Ucrania expire a finales de este verano.
Mientras Europa ha enfatizado la importancia de la unidad transatlántica en Ucrania, el presidente Trump, escéptico de las instituciones internacionales, ha priorizado presionar a los aliados de la OTAN para que aumenten el gasto de defensa al 5% del PIB, una posición que ha mantenido consistentemente desde su primer mandato como presidente y ha seguido manteniendo en su segundo.
Algunos Estados miembros de la OTAN han tomado la iniciativa de aumentar el gasto en defensa hasta cerca del 5% del PIB, en particular Polonia (4,12%), Estonia (3,43%) y Letonia (3,15%). Sin embargo, aún existe una brecha significativa entre los Estados miembros: muchos países no han alcanzado el nivel mínimo de gasto del 2% del PIB, establecido en la cumbre de la OTAN en Gales en 2014. Este grupo incluye a España (1,28%), Luxemburgo (1,29%), Eslovenia (1,29%), Bélgica (1,3%), Canadá (1,37%), Italia (1,49%), Portugal (1,55%) y Croacia (1,81%).
Sin embargo, no parece haber habido oposición pública a la demanda estadounidense de aumentar el gasto en defensa. Los analistas afirman que la conferencia de La Haya busca una solución de compromiso propuesta por el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, para aliviar las tensiones con Washington.
Según la propuesta, los Estados miembros podrían destinar el 3,5 % de su PIB al gasto directo en defensa y el 1,5 % a inversiones indirectas, como infraestructura estratégica y ciberseguridad. Algunos países podrían tener permitido retrasar la plena implementación de estos compromisos hasta 2035, en lugar del objetivo original de 2030.
El Secretario General de la OTAN, Mark Rutte.
En cuanto a las direcciones específicas de inversión en defensa, la conferencia se centró en el fortalecimiento de las capacidades de defensa aérea y antimisiles en Europa. Ante la creciente amenaza de los drones y misiles de crucero de largo alcance rusos, la OTAN busca incorporar sistemas terrestres de defensa aérea para cubrir la brecha en las capacidades de defensa actuales.
Al mismo tiempo, la alianza pretende reequipar miles de tanques y vehículos blindados, junto con millones de proyectiles de artillería, muchos de los cuales se han proporcionado a Ucrania en los últimos años.
Además, habrá importantes inversiones en fuerzas navales, fuerzas aéreas, drones y sistemas de misiles de largo alcance.
Otro aspecto importante de la estrategia de defensa de la OTAN es el fortalecimiento de la infraestructura de doble uso. La Alianza promueve la adaptación de los sistemas de transporte civil, incluyendo puertos, aeropuertos, ferrocarriles, carreteras y puentes, para satisfacer con flexibilidad las necesidades de transporte militar en situaciones de emergencia. En este ámbito, la OTAN colabora estrechamente con la UE para ampliar la capacidad técnica y la disponibilidad estratégica de las redes de infraestructuras críticas en toda la región.
La cumbre de la OTAN en La Haya también envió una señal clara a Moscú: aunque la posible adhesión de Ucrania se ha pospuesto por ahora, en parte debido al clima político en Estados Unidos bajo la presidencia de Trump, la demanda de servicios y productos de empresas de defensa occidentales, especialmente de Estados Unidos y Europa, seguirá creciendo. Esto significa que la presión estratégica sobre Rusia no disminuirá, sino que podría aumentar en complejidad y profundidad.
A largo plazo, Rusia se enfrenta a una amenaza diferente, estructural, derivada de la tendencia al rearme que se promueve en muchos países europeos, según Tigran Meloyan, experto del Centro de Estudios Mediterráneos de la Escuela Superior de Economía (HSE). Los países con un gasto en defensa históricamente bajo están ajustando sus estrategias de seguridad, mientras que los países del flanco oriental de la OTAN están invirtiendo fuertemente en capacidades de disuasión directa.
Al mismo tiempo, las tensiones regionales están aumentando significativamente debido a las actividades militares de la OTAN en zonas sensibles como el Báltico y el Ártico, donde la alianza ha realizado ejercicios a gran escala, con escenarios que simulan guerras por poder contra Rusia, una señal de que la OTAN no sólo está fortaleciendo su presencia sino también preparándose para potenciales situaciones de conflicto en un modelo asimétrico o híbrido.
La cumbre de la OTAN en La Haya quizá no haya tenido mucha repercusión política, pero fue una clara señal de un ajuste estratégico a largo plazo. Dado que la administración Trump ha perdido algo de interés en Ucrania, la alianza busca pasar de las reacciones a corto plazo a la reestructuración de la arquitectura de defensa euroatlántica.
La aceleración del gasto en defensa, el rearme en Europa del Este, la expansión de la infraestructura de doble uso y el aumento de la presencia militar en zonas estratégicas como el Báltico y el Ártico muestran que la OTAN se está preparando para una nueva y desafiante fase.
Para Rusia, esto no significa una confrontación inmediata, pero es claramente un mensaje estratégico: la Alianza no está dando marcha atrás, sino que está cambiando la forma de disuasión: más duradera, más profunda y más difícil de revertir.
Hung Anh (colaborador)
Fuente: https://baothanhhoa.vn/hoi-nghi-thuong-dinh-nato-2025-tang-chi-tieu-giam-ky-vong-cung-co-ran-de-253137.htm
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