Los creadores deben superar los algoritmos de recomendación de IA para llegar al público
Hoy en día, la mayor parte del contenido en las plataformas digitales, desde YouTube, TikTok, Facebook hasta Spotify, ya no se distribuye en función del tiempo de publicación o el nivel de seguidores, sino que lo deciden sistemas de inteligencia artificial (IA) a través de algoritmos de recomendación.
Este sistema analiza el comportamiento del usuario, evalúa el contenido según su interacción real y, a partir de ahí, decide qué se promociona y qué se oculta. Por muy bueno que sea el contenido, si no pasa la barrera del algoritmo, será prácticamente invisible para la mayoría de la audiencia.
Los contenidos digitales y la revolución liderada por la IA
El gran punto de inflexión se produjo entre 2018 y 2020, cuando plataformas como TikTok, Instagram Reels o YouTube Shorts adoptaron con fuerza algoritmos personalizados basados en el comportamiento del usuario. Desde entonces, los creadores de contenido ya no llegan directamente a la audiencia, sino que deben confiar en la IA para obtener recomendaciones.
Esto cambia el juego creativo: quien mejor entienda el algoritmo, gana. Quien se desvíe del estándar de "me gusta de la IA" desaparece del flujo principal de espectadores.
¿Por qué el algoritmo de recomendación de IA es un motivo de preocupación?
Este problema está transformando silenciosamente la forma en que las personas crean y consumen información. Dado que todas las plataformas utilizan IA para optimizar la retención de usuarios, se priorizará el contenido atractivo, viral, breve y emotivo.
Por el contrario, el contenido que es socialmente crítico, educativo , de análisis profundo o de narrativa lenta se "hunde" fácilmente y rara vez se ve.
Sin una regulación adecuada, podríamos estar entrando en un mundo en el que el contenido no se vuelve viral porque es verdadero, sino porque es atractivo.
Cómo funciona el algoritmo de recomendación
Las plataformas digitales actuales utilizan el aprendizaje profundo para personalizar los flujos de contenido para cada usuario. Los algoritmos analizan datos del usuario, como el historial de visualizaciones, el tiempo dedicado a cada video , los "me gusta", las veces que se comparte, los comentarios e incluso las interacciones con otros.
Al mismo tiempo, el algoritmo también evalúa datos de contenido, incluida la duración del video, el título, la miniatura, las palabras clave, los hashtags, la música de fondo, la velocidad de transición y la "tendencia" del tema.
Basándose en la retroalimentación en tiempo real, el algoritmo ajusta la distribución del contenido. Un video con alta retención y participación temprana tendrá mayor visibilidad. Por el contrario, el contenido que se ve rápidamente o que no genera participación será rápidamente "reducido".
Los contenidos preferidos suelen tener cosas en común: shock o curiosidad en los primeros segundos, ritmo rápido, final inesperado, facilidad para crear tendencias y sobre todo estimular emociones fuertes como la sorpresa, la ira o el humor.
Mientras tanto, el contenido de ritmo lento y sin clímax, como historias cotidianas, videos educativos o contenido de comentarios sociales, se pasa por alto fácilmente si no se optimiza con el "lenguaje" correcto que prefiere el algoritmo.
¿Es posible reconciliar el gusto de las máquinas con el gusto humano?
Es innegable que la IA ha sido un poderoso facilitador para los creadores. Pero a medida que la IA se convierte en el guardián del contenido, la sociedad necesita plantearse una pregunta seria: ¿estamos permitiendo que las máquinas moldeen nuestro pensamiento, nuestras emociones y la percepción del público?
Los creadores de contenido pueden aprender a comprender los algoritmos, pero también necesitan conservar su humanidad en términos de honestidad, profundidad y diversidad. Y, sobre todo, son los usuarios, los usuarios finales, quienes constituyen la fuerza más poderosa para reorientar el flujo de contenido. Cada visualización, cada publicación compartida, no es solo un acto de consumo, sino un voto silencioso en el juego entre ideas y algoritmos.
De hecho, la IA no es el problema. El problema es que el contenido se adapta cada vez más a los algoritmos, en lugar de a las audiencias.
Cuando el control de la pantalla recae en sistemas invisibles, la libertad creativa se distorsiona gradualmente y la humanidad del producto también se difumina. Crear contenido ahora no se trata solo de creatividad, sino del arte del equilibrio: superar las barreras de la IA, pero sin perder la conexión con las personas reales, con las emociones reales.
Fuente: https://tuoitre.vn/khong-hieu-thuat-toan-khong-ai-thay-ban-20250626154429456.htm
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