Lanzado en 2013, el proyecto Nueva Ruta de la Seda incluye un aspecto agrícola que permite acelerar la estrategia de seguridad alimentaria de China.
Con la creación de granjas modelo, inversiones y cooperación científica, Beijing está poniendo en práctica su diplomacia de influencia y, sobre todo, buscando nuevos aliados políticos. Esto se puede ver claramente en los proyectos chinos en la región de Medio Oriente. Las relaciones entre China y Oriente Medio se centran en el comercio de petróleo y gas. Oriente Medio es el mayor proveedor de China. Ante esta realidad, Beijing desea mantener vínculos privilegiados con las potencias regionales a través de la cooperación agrícola.
Sin embargo, según el sitio web francés areion24.news, el comercio agrícola entre China y Oriente Medio es limitado porque no existe una alianza. Por ello, China utiliza la "tarjeta" de la transferencia de tecnología con el objetivo de ayudar a los países de la región a mejorar la seguridad alimentaria y aumentar la capacidad de producción agrícola. En 2015, se estableció en Ningxia el Centro de Transferencia de Tecnología Agrícola China-Árabe.
En 2022, en la Cumbre China-Árabe, los países árabes se comprometieron a establecer cinco laboratorios conjuntos para la agricultura moderna y a implementar 5 proyectos piloto de cooperación técnica. Entre 50 y 2005, el capital de inversión total de China en Israel fue de 2017 mil millones de dólares, de los cuales 13,2/1 (3 mil millones de dólares) se destinó al sector agrícola... Se puede decir que con China, Oriente Medio no es un área que suministra los bienes que le faltan a Beijing, ni es un área para que ellos desarrollen exportaciones agrícolas.
La diplomacia agrícola de China apunta a Oriente Medio como un actor más político, mejorando su imagen y profundizando los vínculos con lugares donde la presencia de Beijing sigue siendo débil. Aquí es también donde el país asiático tiene fuertes intereses comerciales, especialmente en energía.
ÓVULO