Moustapha y Yu realizaron un estudio cuantitativo de 35 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y descubrieron que un aumento del 1% en el gasto en investigación y desarrollo (I+D) puede contribuir a un aumento del 2,83% en el crecimiento del PIB real, lo que demuestra el papel fundamental de la innovación en el crecimiento económico a largo plazo.
Según las estadísticas del Banco Mundial , en Vietnam, en 2024, la proporción del gasto en I+D respecto del PIB aumentó del 0,3% en 2013 al 0,43% en 2021. Se trata de un avance positivo, pero aún bajo en comparación con el promedio de los países desarrollados (que suele oscilar entre el 2% y el 4% del PIB).
Vietnam aún enfrenta muchos desafíos, como limitaciones en la adopción y el dominio de la tecnología, falta de vínculos entre empresas y universidades y una explotación ineficaz de los recursos intelectuales globales.
AVSE Global (Vietnam Science and Expert Organization Global) es una organización sin fines de lucro con sede en París, en colaboración con el Comité Popular de la provincia de Ninh Binh para organizar el Foro de Investigación y Desarrollo de Vietnam 2025 (Vietnam R&D Forum - VRDF 2025) con el tema: "Promocionar el futuro de Vietnam a través de la inversión estratégica en I+D".
Se espera que este evento sea un paso estratégico para promover la transición hacia una economía basada en el conocimiento, mejorando al mismo tiempo la capacidad de innovación endógena, un factor clave para el desarrollo sostenible y la mejora del estatus nacional.
VietNamNet entrevistó al Sr. Hamilton Mann sobre la estrategia de I+D en Vietnam. El Sr. Hamilton es un experto internacional en tecnología y actualmente vicepresidente del Grupo Thales, donde codirige el programa global de transformación digital e inteligencia artificial de la corporación líder mundial en defensa, aeroespacial y ciberseguridad.

¿Para quién y para qué sirve la I+D?
Señor Hamilton Mann, ¿cuáles son los elementos fundamentales para establecer un mecanismo de conexión sostenible y de largo plazo entre los actores del ecosistema de I+D, como el Estado, las empresas, los institutos/escuelas y la comunidad internacional?
Lo importante no es lo que se pretende hacer con la I+D, sino responder a la pregunta más fundamental: ¿A quién sirve la I+D y con qué propósito? Este es el primer elemento fundamental: es necesario replantear el propósito de la I+D, no como un motivador intrínseco, sino como un punto de apoyo.
La I+D debe diseñarse como un modelo de plataforma: una estructura que permita la creación de valor en múltiples dimensiones. Dentro de esta lógica de plataforma, el punto de partida de cualquier actividad de I+D tecnológica es esencialmente una I+D ideológica: es decir, preguntarse deliberadamente por qué se necesita la innovación y a quién sirve.
Cada grupo —desde agencias gubernamentales, empresas privadas, el mundo académico hasta la sociedad civil— tiene sus propias prioridades, limitaciones y capacidades. El objetivo no es homogeneizar, sino crear un entorno donde las diferentes contribuciones potencien la trayectoria general, produciendo resultados superiores a los que cada uno podría lograr por sí solo.
Sin embargo, la voluntad y la inclusión no son suficientes. El segundo factor fundamental son los mecanismos de apoyo. Para que el modelo de plataforma de I+D se desarrolle, las partes interesadas deben superar dos barreras principales: los costos de acceso, que incluyen información, financiación, infraestructura y socios; y los costos de transacción, que incluyen barreras legales, técnicas, culturales y organizativas que dificultan la confianza, la coordinación y la implementación.
Estos mecanismos no sólo proporcionan acceso sino que también garantizan la estabilidad, la interoperabilidad y la rendición de cuentas.
En resumen, dos elementos -objetivos comunes y mecanismos sistémicos- son la base para desarrollar un ecosistema de I+D sostenible.
A partir de su experiencia en Europa y el MIT, ¿existen modelos típicos de cooperación en I+D que Vietnam pueda aprender para desarrollar asociaciones estratégicas a largo plazo?
Tanto Europa como el MIT ofrecen modelos de I+D que no están pensados para ser copiados, sino para derivar principios que se puedan ajustar al contexto, lo que resulta especialmente útil para países que están construyendo ecosistemas de innovación y quieren afirmar su posición en la cadena de valor global, como Vietnam.
Modelo Fraunhofer (Alemania): El modelo Fraunhofer destaca por su sistema de financiación híbrido: aproximadamente el 30 % proviene del presupuesto estatal y el 70 % de contratos de investigación aplicada con empresas. Los institutos Fraunhofer suelen estar estrechamente vinculados a clústeres industriales locales, tienen una clara orientación misionera y se centran en la innovación comercial.
La lección para Vietnam no está en el modelo organizacional, sino en el principio: vincular la capacidad de investigación con la misión de servir a la industria, compartiendo la propiedad y el riesgo.
Modelo EIT y KIC (Europa): Los Institutos Europeos de Innovación y Tecnología (EIT) y las Comunidades de Conocimiento e Innovación (KIC) son redes público-privadas y académicas a escala europea en torno a grandes retos sociales como el clima, la salud, el transporte, la digitalización…
Este modelo permite tanto la experimentación local como el aprendizaje a nivel de sistema.
Vietnam puede aplicar esta lógica para construir centros regionales de excelencia, no de manera aislada sino como base para desarrollar ecosistemas en torno a misiones nacionales como la infraestructura digital, la agricultura inteligente o la adaptación al cambio climático.
Programa de Enlace Industrial del MIT (ILP): más que simplemente conectar empresas con profesores, el ILP diseña relaciones estratégicas a largo plazo entre empresas globales y el ecosistema de innovación del MIT, incluidas empresas emergentes, empresas derivadas y laboratorios aplicados.
MIT Jameel World Education Lab (J-WEL): Este programa colabora con gobiernos, universidades y fondos de desarrollo en países en desarrollo para cocrear capacidad de innovación, en lugar de simplemente transferirla. Es único por su compromiso a largo plazo y su enfoque en el desarrollo de la capacidad institucional.
Vietnam, con su tendencia a invertir en educación y transformación digital, bien podría beneficiarse de este modelo, en forma de programas plurianuales de desarrollo de capacidades que apunten a construir en lugar de explotar.
La política ayuda a que las ideas maduren y se conviertan en “señales de inversión”
Uno de los obstáculos comunes en los países en desarrollo es la brecha entre la investigación y el mercado. ¿Cómo ve el papel de las políticas en la promoción de la transferencia y comercialización de los resultados de la investigación en Vietnam?
La brecha entre la investigación y el mercado suele malinterpretarse como una falta de tecnología o espíritu emprendedor. Pero en realidad es una brecha de diseño: una falta de alineación entre la motivación, la capacidad y el ritmo del ecosistema de investigación y el ecosistema de mercado.
Aquí es donde las políticas públicas tienen un papel crucial que desempeñar, no sólo en la financiación, sino también en el establecimiento de las condiciones para que la transferencia se convierta en una norma sostenible y genere valor.
Las políticas públicas deben intervenir en tres niveles integrados:
Marco de misión: Por ejemplo, los centros Catapult en el Reino Unido, financiados por el gobierno para llevar a cabo misiones industriales estratégicas (fabricación avanzada, energía, medicina celular, etc.). La política aquí no se basa en resultados, sino en objetivos: ayuda a las empresas a comprender para quién y para qué deben invertir en I+D.
Construir una plataforma: reducir la fricción del sistema: Un ejemplo destacado es VTT en Finlandia, que no solo es un instituto de investigación, sino también un integrador neutral entre el mundo académico y la industria. Ofrece laboratorios compartidos, apoya la transferencia de propiedad intelectual y la coordinación de proyectos, lo que reduce los costos de acceso y transacción.
Desarrollo de capacidades: subsanar la brecha de intermediarios: Un importante obstáculo en los países en desarrollo es la falta de instituciones y competencias intermediarias que puedan convertir los resultados de la investigación en modelos de negocio, prototipos o estrategias legales. Tomemos como ejemplo a Israel: la Autoridad de Innovación de Israel (IIA) no solo financia I+D, sino que también invierte en oficinas de transferencia de tecnología, programas de prueba de ideas, incubadoras público-privadas, etc.
La política aquí es ayudar a que las ideas maduren y se conviertan en “señales de inversión”: esta es la capa de valor clave que Vietnam necesita construir.
En resumen, las políticas públicas deben diseñarse como el pegamento entre la ciencia, los mercados y la sociedad, no sólo a través del financiamiento sino también a través de normas, infraestructura compartida, incentivos y legitimidad social.
Las políticas públicas deben crear una arquitectura para la I+D: Orientación - reducción de la fricción - aumento de la capacidad. Así, la comercialización deja de ser un cuello de botella para convertirse en un motor estratégico para la creación de valor nacional.

Para que las empresas ya no sean “receptoras”, sino socias de aprendizaje
En el ecosistema de innovación, las empresas suelen ser compradores de conocimiento. En su opinión, ¿cómo puede el sector privado vietnamita participar más activamente en la inversión en I+D y aprovechar los resultados de investigación del sector académico?
En primer lugar, quisiera cuestionar el concepto mismo de “comprador de conocimiento”.
Considerar a las empresas como "compradoras de conocimiento" refleja una visión transaccional de la innovación: donde la academia produce y la industria consume. Pero, en realidad, la innovación no proviene de la simple transferencia de conocimiento, sino de la coevolución del conocimiento y la demanda.
Esto requiere que el sector privado no sólo absorba la investigación, sino que también dé forma proactiva a las condiciones para que ésta sea relevante, aplicable y escalable.
En Vietnam, esto significa convertir a las empresas en el centro del ecosistema de innovación. No solo se trata de proporcionar financiación cuando conviene, sino de participar desde el principio, integrar capacidades y copropiedad del camino de la innovación.
Modelo de Dinamarca: Instituto GTS de Tecnología Avanzada: Este instituto actúa como intermediario para la I+D aplicada entre universidades y pequeñas y medianas empresas (pymes). Su punto fuerte es que las empresas, especialmente las medianas, agrupan capital en plataformas tecnológicas que no podrían desarrollar por sí solas. Las empresas no se limitan a comprar investigación, sino que identifican conjuntamente problemas, prueban soluciones y reducen los riesgos de la innovación.
Este es un modelo eficaz para que las empresas vietnamitas reúnan estratégicamente sus necesidades de investigación aplicada, especialmente en campos esenciales como la agricultura de alta tecnología, la logística, la fabricación verde, etc.
Modelo de Singapur: Iniciativa de Acceso a Tecnología de A*STAR: Aquí, las empresas, especialmente las pequeñas y medianas, tienen acceso a laboratorios y equipos avanzados a precios preferenciales respaldados por el gobierno, junto con asesoramiento técnico, pruebas de muestra, capacitación... La investigación ya no es un "lujo", sino que se ha convertido en una "plataforma de lanzamiento de capacidad" para las empresas.
En este modelo, el sector privado introduce los problemas prácticos, las necesidades de desarrollo de productos y los objetivos de innovación al sistema, volviéndose codeterminante de los programas de I+D aplicados, en lugar de esperar pasivamente que los resultados académicos "fluyan hacia abajo".
Ya no son “receptores”, sino socios de aprendizaje, multiplicadores de los activos nacionales de I+D, que convierten la infraestructura de investigación en una plataforma para la competitividad a largo plazo.
El cambio estratégico más importante radica en la mentalidad: desarrollar el talento, generar confianza y una visión a largo plazo son tan importantes como los derechos de propiedad intelectual.
Las empresas necesitan ir más allá de la mentalidad de “retorno del producto” hacia la de “retorno de la participación”, que incluye personas, colaboración y factores del ecosistema.
Cuando las empresas se convierten no sólo en “compradores de conocimiento” sino en “creadores de conocimiento”, no sólo aceleran su propia innovación sino que también elevan toda la capacidad creativa nacional.
* Parte 2: La inversión en I+D debe estar vinculada a la «misión nacional»
Hamilton Mann es un experto internacional en tecnología, autor de bestsellers y actualmente vicepresidente del grupo Thales, donde codirige el programa global de transformación digital e inteligencia artificial para la empresa líder mundial en defensa, aeroespacial y ciberseguridad.
Es profesor en INSEAD y HEC París, y doctorando en Inteligencia Artificial en la École des Ponts – Instituto Politécnico de París. Hamilton también es consultor en el Centro Priscilla King Gray (MIT) e investigador sénior en el Centro Retech (Francia).
En 2024, fue distinguido por la revista Technology Magazine como uno de los 10 mejores pensadores tecnológicos mundiales, seleccionado para Thinkers50 Radar y en 2025 recibió el título de Líder digital e inteligencia artificial para la humanidad otorgado por Who Is Who International Awards.

Fuente: https://vietnamnet.vn/khi-doanh-nghiep-khong-chi-la-nguoi-mua-ma-la-nguoi-kien-tao-tri-thuc-2426559.html
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