"Hoy Rusia nos atacó con casi todo lo que tiene en su arsenal", declaró el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, citado por AFP el 29 de diciembre.
El ejército ucraniano afirmó que Rusia disparó 158 misiles y vehículos aéreos no tripulados (UAV) contra puntos de Ucrania, incluida la capital, Kiev, y destruyó 114 de ellos. Entre los edificios alcanzados se encontraban escuelas, maternidades, centros comerciales y bloques de apartamentos, según las autoridades ucranianas.
El portavoz de la fuerza aérea ucraniana, Yuri Ignat, dijo que el número de misiles y vehículos aéreos no tripulados era "un número récord" y que este era el "mayor ataque con misiles" en la guerra que ha durado casi dos años, sin contar los primeros días en que Ucrania fue bombardeada constantemente.

Coches quemados en Kyiv durante el ataque del 29 de diciembre
El ejército ruso dijo el mismo día que había alcanzado todos los objetivos en docenas de ataques contra Ucrania durante la última semana, incluido el último ataque.
"Entre el 23 y el 29 de diciembre, las fuerzas armadas rusas llevaron a cabo 50 ataques grupales y un ataque a gran escala... Todos los objetivos fueron alcanzados", informó el ejército ruso en su informe diario, afirmando que los ataques fueron contra instalaciones militares en Ucrania, según AFP.
En un comunicado, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania afirmó que el ataque del 29 de diciembre demostró la imposibilidad de negociar un alto el fuego con Moscú. «Rusia no contempla otro escenario que la destrucción total de Ucrania», citó Reuters.
Ucrania pide a sus aliados occidentales que mantengan su apoyo militar mientras el Congreso de Estados Unidos sigue estancado en sus esfuerzos por proporcionar nueva ayuda a Kiev.
Tras el último ataque ruso, el asesor presidencial ucraniano, Andriy Yermak, afirmó que Kiev necesitaba "más apoyo y fuerza para detener este terrorismo". La embajadora de Estados Unidos en Ucrania, Bridget Brink, afirmó que el ataque de hoy demuestra que "Ucrania necesita financiación ya".
El Sr. Zelensky había advertido previamente que cualquier cambio en la política de Estados Unidos (el principal respaldo de Kiev) podría tener un impacto dramático en el curso de la guerra.
Los países occidentales han condenado el ataque del 29 de diciembre. El Ministerio de Asuntos Exteriores francés afirmó que el ataque formaba parte de la "estrategia terrorista" de Rusia, mientras que el primer ministro británico, Rishi Sunak, declaró: "Debemos seguir apoyando a Ucrania mientras podamos".
El alto cargo de política exterior de la UE, Josep Borrell, lo calificó de "ataque cobarde e indiscriminado" contra civiles. Moscú siempre ha negado haber atacado a civiles en Ucrania.
La enviada humanitaria de la ONU a Ucrania, Denise Brown, dijo que el último ataque era "otro ejemplo inaceptable de la horrible realidad" que enfrentan los ucranianos.
Rusia no hizo comentarios inmediatos sobre la declaración de los funcionarios occidentales.
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