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Ruanda se ha convertido en el primer país de África en integrar y desplegar eficazmente drones para combatir la malaria, que es endémica en la mayoría de las zonas del país.
Actualmente se utilizan drones para mapear los criaderos de mosquitos, lo que permite intervenciones específicas. Una vez mapeados, se utilizan para rociar insecticidas en las zonas de cría de mosquitos, además de movilizar a la comunidad mediante altavoces acoplados a los drones para transmitir mensajes pregrabados sobre medidas de prevención de la malaria.
La aplicación de larvicidas con drones tuvo un impacto significativo en 2020: el Centro Biomédico de Ruanda informó una reducción del 90,6% en los casos de malaria en Jabana, un suburbio de la capital Kigali, de 12.041 a 1.129 después de solo ocho meses de intervención con drones.
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