
Almidón… ¿pero no se digiere?
El almidón resistente es un tipo especial de almidón que no se descompone en el intestino delgado como el almidón común. En cambio, pasa directamente al intestino grueso, donde viven cientos de billones de bacterias intestinales.
Aquí, el almidón resistente actúa como una fuente de alimento selectiva para las bacterias beneficiosas, ayudándolas a prosperar y producir ácidos grasos de cadena corta (especialmente butirato), un compuesto que desempeña un papel en la lucha contra la inflamación, la protección del revestimiento intestinal y el apoyo a la mejora del sistema inmunológico.
Actualmente, existen cinco tipos de almidón resistente, incluido el que se encuentra en los frijoles, semillas y granos, que está "encerrado" en las paredes celulares de las plantas y, por lo tanto, no es digerible; en alimentos crudos como los plátanos verdes, que tienen una estructura indigerible; el almidón resistente que se forma cuando los alimentos ricos en almidón, como las papas o el arroz, se cocinan y luego se enfrían; el almidón que se modifica químicamente para volverse resistente a la digestión; y el almidón que se une a las grasas, cambiando su estructura y volviéndose difícil de digerir.
La medicina moderna está experimentando un cambio drástico en su enfoque de la salud proactiva: empezando por la salud intestinal. De hecho, el 70 % del sistema inmunitario del cuerpo reside en ella. Todos los trastornos intestinales, desde el estreñimiento y la hinchazón hasta el síndrome del intestino irritable (SII) y la enfermedad inflamatoria intestinal, están relacionados con un desequilibrio en el microbioma intestinal. Y el almidón resistente se está convirtiendo gradualmente en la clave para restaurar el microbioma de forma natural, sencilla y sin medicamentos.
El estreñimiento es uno de los problemas digestivos más comunes y afecta la calidad de vida, especialmente en adultos mayores, personas sedentarias y niños a quienes les desagradan las frutas y verduras. Muchas personas recurren a laxantes, pero la solución sostenible a largo plazo es mejorar la consistencia de las heces y aumentar la motilidad intestinal mediante la nutrición, en particular mediante la suplementación con almidón resistente.
Además, el síndrome del intestino irritable (SII) es un trastorno intestinal funcional crónico con síntomas como dolor abdominal persistente, distensión abdominal, diarrea o estreñimiento. Las opciones de tratamiento actuales siguen siendo limitadas. Recientemente, se han comenzado a estudiar el papel del almidón resistente como posible prebiótico para pacientes con SII, con resultados prometedores, pero que requieren individualización.
Un metanálisis en el Campus Universitario Bio-Medico di Roma, Italia (2023), en el que los autores recopilaron y analizaron estudios originales publicados sobre dietas y medidas nutricionales que afectan al SII-C.
En conclusión, el almidón resistente tiene el potencial de impactar positivamente el SII asociado al estreñimiento, mejorando la integridad de la mucosa intestinal y potenciando la producción de butirato, un compuesto beneficioso para la salud intestinal. El almidón resistente también promueve el crecimiento de cepas bacterianas beneficiosas, como las bifidobacterias, lo que mejora la inflamación y el estreñimiento en pacientes con SII asociado al estreñimiento.
¿De dónde proviene el almidón resistente?
El estudio, realizado en China entre 2013 y 2016, fue llevado a cabo por un grupo de estudiantes de importantes universidades de medicina de China. Se seleccionaron 37 participantes durante ocho semanas.
Durante este período, el grupo participante complementó su dieta con 40 g de almidón resistente (AR) al día. Los resultados mostraron una pérdida de peso promedio de 2,8 kg, una reducción de la grasa visceral y una mejor sensibilidad a la insulina.
Los cambios en la microbiota intestinal, en particular un aumento de Bifidobacterium adolescentis, se han asociado con una reducción de la obesidad sin efectos secundarios gastrointestinales reportados como náuseas, vómitos, hinchazón, aumento de la motilidad intestinal o cambios en la frecuencia intestinal.
Este es un estudio de seguimiento realizado por médicos del Hospital de China Occidental y la Universidad de Sichuan (2019). Se analizaron 14 estudios con 926 participantes.
En conclusión, el almidón resistente mejora el índice HOMA-S% (que refleja la sensibilidad a la insulina), mientras que reduce el índice HOMA-B (relacionado con la función de las células beta pancreáticas), disminuye los niveles de colesterol LDL y reduce la HbA1c, un indicador importante en el seguimiento del control glucémico a largo plazo.
El almidón resistente es común. Se encuentra de forma natural en: judías verdes, boniatos horneados o hervidos, plátanos verdes, legumbres, avena cruda y algunos productos procesados enriquecidos con almidón resistente (en polvo soluble).
Sin embargo, una nota importante: al empezar, conviene aumentar la dosis gradualmente, ya que las bacterias intestinales necesitan tiempo para adaptarse. Una pequeña cantidad de 5 a 10 g/día es suficiente para iniciar esta "revolución" sin causar hinchazón ni gases.
Vivimos rodeados de comida rápida, antibióticos y bebidas alcohólicas, que dañan silenciosamente nuestro intestino. El almidón resistente, un tipo de almidón aparentemente olvidado, está reconstruyendo silenciosamente el microbioma intestinal, creando una base sólida para la salud a largo plazo.
Fuente: https://baoquangnam.vn/tinh-bot-khang-va-cuoc-cach-mang-tham-lang-trong-duong-ruot-3153760.html






Kommentar (0)