
Estrechamente vinculados y complementarios entre sí como base y pilares para la construcción de un Estado desarrollista.
La revolución de la racionalización de los aparatos y la revolución de la ciencia y la tecnología, la innovación y la transformación digital son, en esencia, dos caras del proceso de modernización del país. Por un lado, la racionalización de los aparatos constituye la base institucional y organizativa para la implementación eficaz de los avances tecnológicos y digitales. Un aparato racionalizado y optimizado ayuda a eliminar los niveles intermedios y a reducir los procedimientos engorrosos, creando así un entorno favorable para la aplicación de nuevas tecnologías y promoviendo la innovación. De hecho, un aparato engorroso y superpuesto no solo desperdicia recursos, sino que también obstaculiza el desarrollo, lo que provoca la lentitud en la aplicación de muchas políticas y directrices. Para que la innovación sea eficaz, primero es necesario innovar y racionalizar el aparato de implementación.

Por el contrario, la ciencia y la tecnología, la innovación y la transformación digital son la fuerza impulsora y las herramientas para lograr un sistema optimizado y eficiente. La tecnología digital ayuda a automatizar procesos, reducir los recursos humanos y el tiempo de procesamiento del trabajo; los datos digitales y la inteligencia artificial facilitan una toma de decisiones rápida y precisa; la innovación proporciona modelos de gestión modernos. Al aplicar con firmeza estos logros, el sistema puede ser a la vez reducido y robusto, es decir, optimizando la nómina y, al mismo tiempo, mejorando la eficiencia y la calidad del servicio.
La gobernanza del país, incluida la organización del aparato, debe mejorarse con base en la plataforma digital y el conocimiento moderno. Obviamente, sin motivación tecnológica, la revolución de la racionalización organizativa difícilmente alcanzará resultados óptimos; y sin una base organizativa adecuada, la motivación tecnológica no se desatará plenamente. Por lo tanto, ambas revoluciones están estrechamente vinculadas y se complementan como base y pilares en el proceso de construcción de un Estado desarrollista.
La Resolución 57-NQ/TW ha identificado el desarrollo del "trío" de ciencia y tecnología, innovación y transformación digital como el principal motor para el desarrollo de las fuerzas productivas modernas, a la vez que se "innova el método de gobernanza nacional" . Esto implica que la gobernanza nacional, incluida la organización del aparato, debe mejorarse con base en una plataforma digital y el conocimiento moderno. Obviamente, sin motivación tecnológica, la revolución de la racionalización organizativa difícilmente alcanzará resultados óptimos; y sin una base organizativa adecuada, la motivación tecnológica no se desatará plenamente. Por lo tanto, ambas revoluciones están estrechamente vinculadas y se complementan como base y pilares en el proceso de construcción de un Estado desarrollista.
Construir un sistema de gobernanza nacional que sea a la vez ágil e inteligente, que satisfaga los requisitos de la era digital
Al optimizar los recursos y los avances tecnológicos, la digitalización se implementa simultáneamente, creando un efecto de resonancia que impulsa la transformación integral del sistema administrativo. Un sistema optimizado, combinado con tecnología digital, dará lugar a un gobierno digital que opera de forma transparente y fluida. Los procedimientos administrativos se reestructuran e implementan en una plataforma digital para acortar los tiempos de procesamiento y reducir significativamente el papeleo intermedio. Las personas y las empresas pueden interactuar fácilmente con los organismos públicos a través de los servicios públicos en línea, eliminando la necesidad de cruzar múltiples puertas como antes. Gracias a ello, el sistema administrativo orientado al servicio se convierte gradualmente en una realidad, con las características de eficacia, eficiencia, flexibilidad y modernidad como objetivo.
La sincronización de ambas revoluciones también mejora la adaptabilidad del sistema político a los nuevos cambios. En la era de la economía digital y la revolución industrial 4.0, el modelo de gobernanza tradicional, si se implementa por sí solo, tendrá dificultades para adaptarse al ritmo del cambio. Implementarlos en paralelo ayuda al aparato a estar preparado para absorber novedades y ajustar rápidamente sus funciones y tareas en función de los datos y la práctica.

Vista de la Conferencia Nacional sobre Avances en Ciencia, Tecnología, Innovación, Creatividad y Transformación Digital Nacional, 13 de enero de 2025. Foto: Ho Long
Una organización administrativa optimizada, equipada con tecnología moderna, puede operar y mejorarse con flexibilidad. Como resultado, hemos construido un sistema de gobernanza nacional ágil e inteligente, capaz de satisfacer las necesidades de desarrollo de la era digital. Esta es la condición necesaria para que Vietnam alcance su aspiración: convertirse en un país desarrollado con altos ingresos para mediados del siglo XXI.
La Resolución 57 establece el objetivo de que, para 2030, Vietnam se sitúe entre los países líderes de la región en competitividad digital, gobierno electrónico y nuevas tecnologías. Para ello, el aparato gubernamental debe operar eficazmente en una plataforma digital, lo que significa que las dos tareas de reforma organizacional y transformación digital deben llevarse a cabo de forma sincronizada desde ahora.
Dos revoluciones separadas serán como dos engranajes desajustados: la maquinaria de reforma, sin tecnología de apoyo, se debilitará, y la transformación digital, sin reforma institucional, perderá impulso. Esta es una lección que debemos ver con claridad: sin una coordinación sincronizada, será difícil alcanzar plenamente el objetivo de construir una administración moderna.
Si las dos revoluciones no van de la mano, y cada campo avanza en una dirección distinta, la eficiencia general disminuirá, incluso con consecuencias. En primer lugar, la falta de innovación tecnológica en un aparato simplificado puede provocar que, una vez implementado, el aparato caiga en un estado de "reducción mecánica": se reduce el personal y los puntos focales, pero se mantienen los antiguos métodos de trabajo, lo que genera una sobrecarga para el personal restante y reduce la calidad del servicio. Por ejemplo, reducir los puntos focales sin digitalizar el proceso obligará a cada miembro del personal a gestionar más documentos en papel, lo que puede fácilmente generar retrasos y atrasos. Otro riesgo es que el aparato simplificado carezca de resiliencia si no se beneficia de la vitalidad de la ciencia y la tecnología. Un aparato recién simplificado con una mentalidad anticuada y miedo a la innovación puede seguir funcionando de forma estancada, similar a un aparato antiguo y engorroso.
Por el contrario, la falta de reforma del aparato que sustenta la revolución digital también plantea numerosos desafíos. Por muy avanzada que sea la tecnología y la innovación, será difícil promoverlas si se enmarcan en una estructura organizativa burocrática. Los mecanismos de gestión obsoletos y la superposición de funciones pueden neutralizar las soluciones tecnológicas, convirtiendo los esfuerzos de transformación digital en formalismos.

En realidad, hubo un período en que se emitió la política de desarrollo científico y tecnológico, pero su implementación fue lenta debido a la ineficacia y la lenta innovación en la gestión. Si las agencias aún tienen funciones superpuestas y carecen de coordinación, los proyectos de digitalización pueden estancarse fácilmente, los datos no están conectados e incluso cada lugar invierte en un sistema diferente, lo que genera un gran desperdicio. Además, sin una dirección unificada, los recursos financieros y humanos pueden dispersarse: se invierte en tecnología pero se olvida capacitar y reorganizar al personal, o viceversa.
En otras palabras, las dos revoluciones son como dos engranajes desajustados: la maquinaria de reformas, sin tecnología de apoyo, se debilitará, y la transformación digital, sin reforma institucional, perderá impulso. Esta es una lección que debemos ver con claridad: sin una coordinación sincronizada, será difícil alcanzar plenamente el objetivo de construir una administración moderna.
Soluciones para que dos revoluciones triunfen
Para garantizar la racionalización del aparato y el desarrollo de la ciencia , la tecnología, la innovación y la transformación digital para apoyarse mutuamente y alcanzar el mismo destino, se necesitan un enfoque político integral y soluciones prácticas drásticas y sincrónicas:
En primer lugar, unificar la visión y la voluntad política en todos los niveles : Ante todo, todo el Partido y el sistema político deben tener la percepción común de que estas dos revoluciones constituyen tareas estratégicas particularmente importantes que deben llevarse a cabo en paralelo. Como se enfatiza en el espíritu de la Resolución n.º 56, esta es una revolución que requiere un alto nivel de unidad de percepción y acción en todo el Partido y el sistema político . El jefe de cada agencia y unidad debe asumir el liderazgo como un líder ejemplar y dirigir con determinación ambas direcciones de la reforma, evitando que algunos lugares se centren en la racionalización pero descuiden la transformación digital (o viceversa). El hecho de que el Comité Ejecutivo Central y el Politburó establecieran Comités Directivos encabezados por el propio Secretario General para dirigir las Resoluciones 56 y 57 demuestra una gran determinación política y una estrecha integración en la dirección estratégica.
En segundo lugar, la sincronización de políticas y planes de implementación: Los planes para implementar las Resoluciones 56 y 57 deben diseñarse para estar interconectados. En el proceso de reestructuración del aparato, es necesario mejorar simultáneamente los procesos de negocio para adaptarlos al entorno digital. A la inversa, todo programa nacional de transformación digital también debe considerar la simplificación de las organizaciones y los procedimientos. Por ejemplo, al construir un gobierno electrónico, es necesario reducir y consolidar simultáneamente los puntos de procesamiento, evitando digitalizar un proceso que siga siendo tan complejo como antes. Los documentos legales y las regulaciones de gestión deben revisarse simultáneamente con el fin de eliminar las antiguas barreras administrativas y legalizar las nuevas soluciones tecnológicas. Solo entonces, la reforma institucional y la aplicación de nuevas tecnologías no se eliminan ni se contradicen, sino que se complementan.
En tercer lugar, desarrollar recursos humanos para satisfacer una doble necesidad: el factor humano desempeña un papel decisivo en ambas revoluciones. Es necesario formar un equipo de cuadros y funcionarios con múltiples talentos, con conocimientos tecnológicos y competencias en gestión moderna. Paralelamente a la racionalización de la nómina, el Estado debe centrarse en la formación y el desarrollo de habilidades digitales para el resto de los cuadros, creando una mentalidad preparada para asumir nuevas tareas en un aparato simplificado. Es necesario fomentar la creatividad y la audacia de pensar y actuar entre los cuadros para que propongan activamente iniciativas de reforma y apliquen la tecnología. Al mismo tiempo, deben implementarse políticas para atraer talentos en tecnología digital al sector público, formando una fuerza central que lidere la transformación digital desde dentro del aparato.

En cuarto lugar, invertir en infraestructura y herramientas de apoyo modernas: para que un aparato optimizado funcione sin problemas, es necesario construir una infraestructura digital acorde. Es necesario aumentar la inversión en sistemas de tecnología de la información y bases de datos nacionales, garantizando así una conexión fluida entre todos los niveles de gobierno.
La Resolución 57 ha establecido el objetivo de aumentar drásticamente la proporción de gasto en I+D y transformación digital (para 2030, el gasto en I+D alcanzará el 2% del PIB), lo cual constituye un recurso importante para dotar a los organismos estatales de herramientas modernas. Además, deben aplicarse soluciones de gestión avanzadas como el gobierno digital y el gobierno inteligente. Por ejemplo, el establecimiento de un centro de operaciones inteligente, la aplicación de inteligencia artificial para apoyar la toma de decisiones, la implementación de reuniones en línea y el procesamiento electrónico de documentos... ayudan a los líderes a operar con agilidad y minimizar el papeleo. La infraestructura y las herramientas modernas son la herramienta clave para que el aparato, ya de por sí optimizado, sea aún más receptivo y eficaz.
En quinto lugar, supervisar, pilotar y ajustar continuamente: Finalmente, garantizar el éxito requiere un mecanismo de seguimiento riguroso y ajustes oportunos durante la implementación. Establecer indicadores de medición específicos tanto para la optimización del sistema (como la reducción del número de puntos focales o la reducción del tiempo de tramitación de los servicios públicos) como para la transformación digital (como la tasa de servicios públicos en línea o el nivel de satisfacción ciudadana).
Fomentar la experimentación de nuevos modelos en algunas localidades y ministerios -donde se fusionan audazmente organizaciones y se aplica alta tecnología- para ganar experiencia y replicarla.
Informar periódicamente sobre el progreso de ambos campos en paralelo para detectar cuellos de botella si algún campo está rezagado. En particular, fomentar la experimentación con nuevos modelos en algunas localidades y ministerios —donde se fusionan organizaciones con audacia y se aplica alta tecnología— para adquirir experiencia y replicarla. La flexibilidad en el sentido de que «el gobierno central no espera a la localidad, la localidad no espera a la base» debe ir acompañada de una coordinación fluida, evitando que los lugares hagan las cosas primero y los lugares las hagan después, lo que genera falta de conexión. El aprendizaje continuo de las buenas prácticas y los ajustes oportunos de las políticas contribuirán a que ambas revoluciones avancen con firmeza, apoyándose mutuamente para alcanzar la meta.
Las dos revoluciones , la de la modernización de los aparatos y los avances en ciencia, tecnología, innovación y transformación digital, son los dos motores paralelos que impulsan a nuestro país hacia la nueva senda del desarrollo. No pueden separarse, sino que deben implementarse integralmente como una entidad unificada, ya que cada una es un prerrequisito y un catalizador para la otra.
La implementación sincronizada creará una administración estatal con una organización optimizada y una sólida tecnología, que satisfaga las necesidades de servicio a la población en la era digital. Por el contrario, sin coordinación, ambas revoluciones tendrán dificultades para alcanzar sus objetivos y podrían generar brechas y obstáculos para el desarrollo.
Con la mayor determinación política, visión estratégica y soluciones acertadas, creemos que ambas revoluciones triunfarán simultáneamente, creando un aparato público verdaderamente eficaz y eficiente, así como una nación innovadora y creativa, con firmeza hacia el futuro. Este es el mandato de la Resolución del Partido y la aspiración común de toda la nación en el camino hacia la construcción de un Vietnam próspero y poderoso.
Fuente: https://daibieunhandan.vn/tinh-gon-bo-may-va-dot-pha-cong-nghe-hai-cuoc-cach-mang-khong-the-tach-roi-post409422.html
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