Según la Dra. Tran Thi Phuong Thao, del Hospital Universitario de Medicina y Farmacia de Ciudad Ho Chi Minh, Sección 3, cuando hace frío, los vasos sanguíneos periféricos tienden a contraerse, lo que limita el flujo sanguíneo a las articulaciones y reduce la nutrición de estas, la membrana sinovial y el cartílago. El frío provoca la contracción de tendones y músculos, lo que provoca rigidez y dolor en las articulaciones.
En pacientes con osteoartritis crónica, la capa de cartílago se desgasta, dejando expuestas las extremidades cóncavas y convexas de los huesos. Las terminaciones nerviosas también son más sensibles, por lo que los pacientes suelen sentir el dolor y la rigidez con mayor claridad.
Por lo tanto, en cuanto cambia el clima, aparece el dolor articular, lo que afecta gravemente la calidad de vida del paciente. A continuación, se presentan cuatro consejos para ayudar a los pacientes con dolor articular a cuidar sus articulaciones adecuadamente, limitando el dolor cuando cambia el clima, según el Dr. Thao.
Mantén tu cuerpo seco y cálido
Cuando el tiempo se vuelve frío, es necesario llevar suficiente ropa de abrigo, utilizar bufandas, guantes, calcetines... Evitar mojarse los pies y las manos, y secar rápidamente el cuerpo cuando llueve.
Cuando las articulaciones muestran signos de dolor y rigidez, es necesario calentar la zona afectada con una lámpara infrarroja o usando una compresa caliente, hojas de artemisa con sal... para dilatar los vasos sanguíneos y facilitar el flujo sanguíneo para nutrir las articulaciones. No masajear directamente sobre la zona de inflamación aguda (hinchazón, calor, enrojecimiento, dolor).
Entrenamiento de huesos y articulaciones
Muchas personas con dolor articular temen al dolor y no se atreven a moverse, lo que provoca rigidez en las articulaciones y empeoramiento de la enfermedad. Sin embargo, cuando las articulaciones duelen, es necesario hacer ejercicio con regularidad, pero con suavidad, para favorecer la circulación sanguínea, que el cartílago absorba nutrientes y aumente la secreción, lubricando así las articulaciones.
Puedes practicar adecuadamente para mejorar la función articular mediante masajes y métodos terapéuticos. Debes dedicar de 30 minutos a una hora diaria a realizar ejercicios sencillos como natación, ciclismo, taichí, qigong, yoga, etc., siguiendo el principio de suavidad, adaptado a tu fuerza individual. Al terminar, tus articulaciones se sentirán cómodas, con menos dolor y una mayor amplitud de movimiento.
Esto no sólo es beneficioso para el sistema esquelético, sino que también mejora la salud, aporta frescura mental y ayuda a trabajar de forma más efectiva.
Comer y mantener un peso saludable
Puedes mejorar la salud de tus articulaciones mediante la alimentación. Consume alimentos ricos en antioxidantes y compuestos antiinflamatorios.
Asegúrese de absorber adecuadamente micronutrientes esenciales como calcio, vitaminas C y D; consuma abundante fruta, tomates y pescado azul como salmón, caballa y sardinas. Complemente su dieta con frutos secos, verduras de hoja verde, col rizada, espinacas y rábanos. Limite los estimulantes, la carne roja, las grasas saturadas y los alimentos demasiado ácidos o salados.
En particular, mantenga un peso razonable para evitar ejercer presión sobre las articulaciones, ayudando a prevenir la degeneración articular prematura.
No utilice analgésicos sin autorización.
Si le duelen las articulaciones, debe consultar a un médico lo antes posible para recibir el tratamiento adecuado. No se autodiagnostique ni compre analgésicos, ya que suelen contener corticosteroides, que pueden dañar fácilmente el estómago, causar inflamación y debilitar el sistema inmunitario. Evite los tratamientos de boca en boca, los productos de origen desconocido y los productos sin una sólida base científica .
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