Ucrania no utilizó en estos ataques los misiles que le proporcionaron los países occidentales, sino un nuevo tipo de arma para devolver la guerra a territorio ruso: los aviones de ataque unidireccionales no tripulados (OWA).
El uso de fuerzas de ataque por parte de Ucrania para destruir bases y aeronaves rusas es un paso crucial en el conflicto. Y el Reino Unido puede ayudarles a producir esta aterradora arma para una nueva misión.
Con el apoyo de los países occidentales, mediante el suministro de componentes de alta calidad, Ucrania pronto podrá llevar a cabo una campaña de drones que supere a Rusia tanto en escala como en intensidad.
Los ataques con drones se han convertido en parte de la campaña de operaciones especiales de Rusia en Ucrania. Desde principios de 2022, Rusia ha adquirido y lanzado más de 1200 drones Shahed desde Irán contra todo tipo de instalaciones, desde subestaciones eléctricas en Kiev hasta almacenes de grano en Odesa, Reni e Izmail. Rusia ha ampliado el alcance de esta campaña, trasladando líneas de producción de Irán a sus propias fábricas.
Ucrania ya ha realizado algunos ataques con drones, pero aún no ha podido aumentar la producción al nivel que Rusia ha adquirido. Ucrania pronto podrá aumentar la cantidad, ya que produce los suyos propios.
Las aeronaves OWA ofrecen un equilibrio entre letalidad y uso sostenido. Estas aeronaves, con envergaduras de 2 m o más, pueden transportar de 20 a 50 kg de explosivos a cientos de kilómetros. 50 kg de explosivos pueden ser una carga útil menor que la de los misiles convencionales, pero siguen siendo muy eficaces contra objetivos vulnerables como almacenes, radares e instalaciones petroleras.
La tecnología avanzada ha reducido drásticamente el coste de armas de precisión como el OWA. La producción de drones comerciales en Occidente es cada vez más común, incluso en países como Rusia e Irán, sujetos a sanciones. Además, los servicios satelitales comerciales proporcionan coordenadas precisas de posibles objetivos militares e industriales.
Si bien los OWA no son perfectos (no pueden cambiar de objetivo en vuelo y a menudo carecen de protección contra la defensa aérea y las contramedidas electrónicas), los 1200 Shaheds que opera Rusia cuestan tan solo 60 millones de dólares, una cifra muy inferior a la que Rusia ha invertido en misiles avanzados. Sin embargo, las aeronaves rusas han sido una fuente de crisis para Ucrania durante meses, amenazando el suministro eléctrico del país. Y ahora representan una amenaza para las exportaciones de grano de Ucrania.
Pero estos OWA pronto podrían convertirse en un problema mucho mayor para Rusia. Con su largo alcance, sus cuantiosas reservas y su sistema de objetivos inteligente, Ucrania podría obligar a las fuerzas de defensa rusas a defender cada aeródromo, instalación de almacenamiento, refinería y demás infraestructura costosa. Atacar refinerías representaría un riesgo significativo para Ucrania, ya que Rusia depende de los ingresos del petróleo y sus líderes destinarían sus recursos de defensa aérea a protegerlas si estuvieran bajo amenaza constante.
Pero para que estos ataques tengan algún significado práctico o simbólico, tendrían que llevarse a cabo con regularidad y con la intensidad suficiente para desafiar las defensas aéreas rusas y causar daños a la campaña rusa. Atacar objetivos industriales y militares rusos a una escala comparable a la de los Shaheds requeriría que Ucrania desplegara cientos de aviones, en lugar de docenas, durante el próximo año. Los aviones que el Reino Unido se ha comprometido a proporcionar podrían ayudar a lograrlo, pero no hay indicios de que lleguen pronto.
Por lo tanto, los socios de Ucrania, incluido el Reino Unido, necesitan suministrar componentes de OWA a los fabricantes ucranianos. Comprar componentes comerciales resultaría ineficiente para la escala que Ucrania necesita alcanzar con la producción de OWA, y una campaña de recaudación de fondos competiría con la financiación para otros drones. A diferencia de otros drones tácticos ucranianos, ampliar la producción de OWA requiere componentes estandarizados, una cadena de suministro estable y una producción centralizada para aprovechar las economías de escala. Los componentes de navegación por sí solos pueden costar más que un Shahed-136 si se compran individualmente, por lo que EE. UU., el Reino Unido y otros países deben colaborar con sus fabricantes para reducir costos y comprar al por mayor.
La decisión de apoyar la industria ucraniana de drones es totalmente coherente con la política del gobierno ucraniano de promover la producción nacional de armas. Con la industria ucraniana ya en proceso de producción de OWA, Ucrania cuenta con las bases para expandirse y generar una oportunidad para que el esfuerzo bélico del país sea más autosostenible. Suministrar piezas al gobierno de Kiev también sería una opción más económica y menos controvertida que proporcionar sistemas de misiles de largo alcance y no comprometería la preparación militar del país donante.
La ayuda occidental en la producción de drones en Ucrania ayudaría a Ucrania en su actual enfrentamiento con Rusia y la OTAN en el futuro. La política iraní de extender el uso de drones a Rusia y otros países socios ha demostrado que los drones baratos pueden suponer un coste enorme incluso para las defensas aéreas más rudimentarias. Los miembros más pequeños de la OTAN aprovecharían rápidamente la oportunidad para atacar objetivos a cientos de kilómetros de distancia y reducirían el riesgo de encontrarse algún día en la misma situación que Ucrania.
Ucrania necesita todo el apoyo posible ahora mismo. La decisión de apoyarlos en esta nueva fase de la guerra con drones es una decisión de bajo coste para el Reino Unido, pero que podría reportar enormes beneficios.
Nguyen Quang Minh (según el Telegraph)
[anuncio_2]
Fuente
Kommentar (0)