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Quizás nunca antes el fútbol japonés había hecho que el mundo se quitara el sombrero de esta manera.  | 
Bajo el liderazgo de Hajime Moriyasu, el “Samurai Blue” (apodo del equipo japonés) se ha convertido no solo en un representante del espíritu asiático, sino también en una fuerza global: un equipo que sabe cómo derrotar a oponentes con los que antes solo se atrevía a soñar.
Desde el Mundial de 2022, la trayectoria de Japón ha estado marcada por una serie de contundentes victorias contra rivales que infunden temor a cualquier equipo: Uruguay, Alemania, España y Brasil, cuatro excampeones del mundo. Cabe destacar que muchas de esas victorias se consiguieron tras ir perdiendo, demostrando la fortaleza y la fe inquebrantable del pueblo japonés.
En Qatar, Japón asombró al mundo al remontar y derrotar a Alemania y España, dos potencias europeas con plantillas formidables. En ambos partidos, Moriyasu y su equipo perdían 0-1, pero lograron la victoria por 2-1, asegurando así el primer puesto del grupo de la muerte. Muchos lo calificaron de «milagro», pero para el fútbol japonés fue el resultado de más de dos décadas de inversión sistemática, el desarrollo de su propia filosofía y la formación de una generación de jugadores con una sólida formación tanto técnica como táctica.
Un año después, Japón volvió a sorprender a Alemania al aplastar al "Tanque" por 4-1 en Wolfsburgo, en un partido amistoso. Ya no era una sorpresa, sino una declaración de intenciones: Japón había alcanzado la madurez, capaz de competir de tú a tú con las mejores selecciones de fútbol. Recientemente, cerraron su racha de victorias con un triunfo por 3-2 sobre Brasil en un amistoso la noche del 14 de octubre, tras ir perdiendo 0-2; un encuentro que demostró la resiliencia y la extraordinaria garra del equipo asiático.
El entrenador Hajime Moriyasu, cuya trayectoria generó dudas tras el fracaso en la Copa Asiática de 2023, se ha convertido en un símbolo de una revolución silenciosa. No busca protagonismo ni alardear, simplemente sigue con firmeza su camino: construir un equipo disciplinado, moderno e inteligente.
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Bajo la dirección de Moriyasu, Japón presionó con fuerza, se movió con flexibilidad y supo aprovechar al máximo la velocidad, la técnica y la comprensión de los jugadores.  | 
Bajo la dirección de Moriyasu, Japón presionó con intensidad, se movió con flexibilidad y supo aprovechar al máximo la velocidad, la técnica y la comprensión de juego de sus jugadores. Estrellas como Mitoma, Kubo, Endo, Doan o Minamino ya no son solo jugadores talentosos, sino piezas clave de un equipo completo.
Lo especial de Japón es que no se basa en estrellas, sino en sistemas. Cada jugador comprende claramente su posición, su rol y los objetivos comunes. Moriyasu ha convertido el espíritu colectivo en el arma más poderosa, algo que no todos los grandes equipos pueden mantener en la era del fútbol individualista.
Japón ya no es el “aprendiz trabajador” del fútbol mundial, sino que se ha convertido en un modelo de evolución. Vencen a los gigantes no solo con táctica y fuerza física, sino también con inteligencia y carácter, cualidades profundamente arraigadas en la cultura japonesa.
Cada victoria sobre Alemania, España o Brasil no es solo un partido, sino una afirmación: el fútbol asiático ha superado los límites establecidos. Y a la cabeza de esa bandera, se alza la imagen de un Japón frío, persistente y orgulloso.
Ahora, cuando los "Samuráis Azules" saltan al campo, ya no se habla de milagros. Se habla del verdadero poder de Japón, del ejército de Hajime Moriyasu: jugadores modernos que conquistan el mundo con su voluntad y fe inquebrantables.
Fuente: https://znews.vn/bong-da-nhat-ban-chinh-phuc-nhung-ga-khong-lo-post1593806.html








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