El periódico electrónico VietnamPlus presenta respetuosamente el contenido del artículo "Punto de inflexión global en la lucha contra el ciberdelito y el papel pionero de Vietnam" del Dr. Vu Hai Quang, director general adjunto de Voice of Vietnam .
El mundo se enfrenta a una crisis de ciberseguridad sin precedentes. Se prevé que los daños causados por la ciberdelincuencia alcancen los 10,5 billones de dólares para finales de 2025, equivalente al tamaño de las economías de los principales países del mundo. La ciberdelincuencia está experimentando un crecimiento explosivo, tanto en escala como en sofisticación, amenazando directamente la economía, la estabilidad social y la seguridad de todos los países.
En ese contexto, Vietnam será anfitrión de la ceremonia de firma de la Convención de las Naciones Unidas contra el Ciberdelito los días 25 y 26 de octubre de 2025 en Hanoi , un evento histórico que demuestra la determinación de la comunidad internacional de unir esfuerzos en la construcción de un marco legal para proteger un espacio digital seguro.
Por primera vez, el nombre de la capital, Hanoi, se asocia a un tratado multilateral global sobre ciberseguridad, lo que marca un hito importante en la historia de las relaciones exteriores multilaterales de Vietnam y reafirma el papel pionero de Vietnam en los esfuerzos por crear un orden legal para la era digital.
Tormenta mundial de ciberdelitos
Hoy en día, el cibercrimen no se limita a las billeteras o los datos, sino que también implica la disrupción estratégica y la destrucción de la infraestructura física crítica de la sociedad. Para comprender la magnitud del peligro, podemos imaginar una "tormenta" de delitos digitales que azota el mundo, creada por la convergencia de los tres factores principales siguientes:
Los avances tecnológicos favorecen la ciberdelincuencia: El rápido desarrollo tecnológico se ha convertido en un arma de doble filo para la ciberseguridad. Por un lado, la inteligencia artificial (IA) y las nuevas tecnologías apoyan a los equipos de defensa, por ejemplo, los sistemas de IA que detectan y analizan automáticamente el malware; pero, por otro lado, también proporcionan a los hackers herramientas peligrosas sin precedentes.
Dr. Vu Hai Quang, Director General Adjunto de Voz de Vietnam.
En 2025, la IA se aplicará ampliamente, lo que permitirá a los hackers crear malware automutante para evadir los sistemas de defensa tradicionales. Aún más peligroso, los ciberdelincuentes también aprovecharán los grandes modelos de lenguaje (LLM) y la tecnología deepfake (imágenes y voces falsas) para llevar a cabo ataques no técnicos extremadamente sofisticados. Pueden suplantar la identidad de líderes, funcionarios, socios o familiares para defraudar y apropiarse de activos; incluso usar deepfake para evadir las medidas de seguridad biométricas. Estos trucos hacen prácticamente imposible que los usuarios comunes se protejan, obligando a que la responsabilidad de la defensa recaiga sobre los sistemas de seguridad gestionados por el Gobierno y las empresas.
Sindicatos de delitos cibernéticos profesionalizados: a diferencia de la imagen anterior de piratas informáticos individuales, muchas organizaciones de delitos cibernéticos ahora operan como empresas y corporaciones tecnológicas clandestinas.
Normalmente, las bandas de ransomware operan bajo el modelo de "Crimen como servicio", dispuestas a vender herramientas y servicios de ataque a cualquiera que pague. Su organización es tan profesional como la de las empresas legítimas.
Por ejemplo, el grupo Interlock desarrolló una herramienta camuflada, "FileFix", para eludir el software antivirus; y el grupo Qilin incluso integró sistemas de negociación automatizados e invocó recursos legales para presionar a las víctimas a pagar rescates. Este nivel de sofisticación y escala organizada demuestra que el cibercrimen se ha convertido en una amenaza sistémica que requiere una respuesta global coordinada que ningún país puede gestionar por sí solo.
Motivación financiera y geopolítica: Las enormes ganancias son el "opio" que alimenta la ola de ciberdelincuencia. Según Cybersecurity Ventures, el daño económico causado por los ciberataques se estima en 9,5 billones de dólares en 2024 y podría alcanzar los 17,9 billones de dólares para 2030. En tan solo 6 años, se espera que la magnitud del daño casi se duplique, superando el PIB de la mayoría de los países líderes del mundo. Esto demuestra que la ciberdelincuencia está generando ingresos a escala global.

Foto ilustrativa. (Fuente: Forbes)
Además de los motivos financieros, los factores geopolíticos también complican la situación: muchos grupos de hackers están patrocinados por algunos gobiernos (grupos APT) o se disfrazan de delincuentes, pero en realidad tienen fines estratégicos, listos para interrumpir los sistemas de países rivales. Mientras tanto, muchas empresas y agencias en todo el mundo siguen siendo lentas en actualizar sus defensas y carecen de inversión en seguridad de red, lo que crea vulnerabilidades que se convierten en terreno fértil para que los hackers las exploten.
De hecho, se han producido y se siguen produciendo una serie de ataques cibernéticos a gran escala a nivel mundial.
En 2017, el ransomware WannaCry infectó más de 300.000 ordenadores en más de 150 países, paralizando sistemas desde hospitales hasta empresas. En 2021, un ataque de ransomware al sistema Colonial Pipeline obligó a suspender sus operaciones durante casi una semana al mayor oleoducto de Estados Unidos, lo que provocó escasez de combustible y declaraciones de emergencia en muchos estados.
Más recientemente, en el verano de 2025, agencias de seguridad estadounidenses como el FBI y CISA tuvieron que emitir advertencias especiales sobre el grupo Interlock después de que este malware paralizara los servicios en muchos hospitales, amenazando directamente la vida de los pacientes.
Estos incidentes tienen graves consecuencias socioeconómicas: el daño no se limita a la cantidad de dinero o datos robados, sino que también tiene un efecto en cadena sobre la estructura económica digital y la seguridad social. Las empresas no solo pierden miles de millones de dólares directamente, sino que también sufren pérdidas invisibles, como la interrupción de las cadenas de suministro y la pérdida de confianza y reputación de marca. Cuando se erosiona la confianza, se retrasa el proceso de transformación digital, ralentizando así el desarrollo de toda la economía digital.
En materia de seguridad social, la ciberdelincuencia se dirige cada vez más contra infraestructuras críticas e incluso contra la seguridad humana. Si un grupo de hackers logra interrumpir el suministro de energía o las redes de transporte, las consecuencias serán catastróficas.

Foto ilustrativa. (Fuente: Mobile Europe)
En Vietnam, se han producido recientes ataques contra agencias clave, generalmente hackers que se infiltran en el Ministerio de Industria y Comercio y el Grupo Eléctrico de Vietnam (EVN) para robar datos. Si los hackers logran inutilizar el sistema de datos de gestión energética o las agencias clave de gestión, no se trata solo de perder dinero o filtrar información, sino de proteger la soberanía y la seguridad nacionales.
Además, la ciberdelincuencia también causa daños psicológicos sociales. El auge del fraude en línea en los últimos años ha causado pérdidas de aproximadamente 18.900 billones de VND solo en 2024 en Vietnam, lo que ha generado confusión y pérdida de confianza pública en el entorno digital.
A medida que las estafas se vuelven más sofisticadas, por ejemplo: hacerse pasar por familiares en apuros, hacerse pasar por autoridades para amenazar y manipular la psicología, crean una atmósfera de sospecha, obstaculizando el objetivo de construir una sociedad digital civilizada y segura.
Los desafíos mencionados muestran que prevenir los delitos cibernéticos no es tarea de un individuo, sino una responsabilidad compartida de toda la comunidad en muchos niveles diferentes del sistema político y en la coordinación entre todos los países del mundo.
Desde el compromiso político de los países mediante la firma y ratificación de acuerdos internacionales, hasta la responsabilidad de las empresas de invertir en tecnología de seguridad desde la fase de diseño (seguridad desde el diseño), y la concienciación de cada ciudadano para que se dote de competencias en seguridad de la información, todos son eslabones de la estrategia global para proteger el ciberespacio. En dicha estrategia, la prensa también se considera un pilar fundamental, con la función de transmitir información, concienciar, advertir sobre los riesgos y generar consenso social.
Vietnam, pionero en la promoción de la cooperación internacional
En vísperas de la ceremonia de firma de la Convención de las Naciones Unidas contra el Ciberdelito en Hanoi, Vietnam coordinó proactivamente con la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) para organizar el evento “Camino a Hanoi” en el marco de la Semana de Alto Nivel de la 80ª Asamblea General de las Naciones Unidas (22 de septiembre de 2025).
Según el viceministro de Asuntos Exteriores, Dang Hoang Giang, hasta el 6 de octubre, Vietnam había recibido confirmación de participación de casi 100 países y más de 100 organizaciones internacionales y regionales. Se espera una participación muy amplia, con numerosos jefes de Estado, líderes de gobierno y ministros de países, organizaciones internacionales y expertos, lo que permitirá presentar el proyecto de Convención en el mayor foro multilateral del planeta.
La inclusión de la ciberdelincuencia en el ámbito de las Naciones Unidas ha elevado el tema a una prioridad estratégica global, más allá del ámbito de la cooperación policial convencional. Muchas delegaciones destacaron que esta amenaza transfronteriza requiere un firme compromiso político al más alto nivel de los Estados.
Se espera que la ceremonia de apertura para la firma de la Convención en Hanoi sea copresidida por el Presidente Luong Cuong y el Secretario General de la ONU, António Guterres, lo que demuestra la determinación de movilizar el apoyo de los jefes de Estado para garantizar una amplia participación y ratificación desde el principio.

El presidente Luong Cuong inspeccionó los preparativos y ensayos para la ceremonia de firma de la Convención de las Naciones Unidas contra la Ciberdelincuencia (Convención de Hanói) en el Centro Nacional de Convenciones (My Dinh, Hanói). (Foto: VNA)
La elección de Vietnam para albergar la ceremonia de firma de la Convención en octubre de 2025 no es sólo una simple actividad de asuntos exteriores, sino también una afirmación de la posición y responsabilidad de Vietnam en la promoción de la cooperación digital global.
Como país en desarrollo que enfrenta numerosas amenazas a la ciberseguridad, Vietnam ha propuesto y creado proactivamente un espacio de diálogo neutral y equilibrado para que los países negocien un conjunto común de normas sobre ciberdelincuencia. El Gobierno vietnamita ha prestado especial atención a los preparativos del evento, garantizando la máxima seguridad y demostrando así su responsabilidad ante este problema global. La comunidad internacional ha valorado enormemente la actitud positiva y abierta de Vietnam, y la vicesecretaria general de la ONU, Ghada Waly, expresó su agradecimiento por los esfuerzos de Vietnam y se comprometió a apoyar a los países en el proceso de ratificación e implementación de la Convención.
La ceremonia de firma también incluyó una conferencia de alto nivel y debates temáticos, lo que demostró la determinación de la comunidad internacional de compartir la responsabilidad y forjar el futuro, tema oficial del evento. El hecho de que Hanói fuera elegida como sede de la firma de la Convención, hasta el punto de que este documento también se denomina extraoficialmente "Convención de Hanói", demuestra el prestigio de Vietnam en la consolidación de la paz y la estabilidad, así como su papel cada vez más activo en el ámbito internacional.
“Convención de Hanói”: un marco jurídico histórico para la ciberseguridad
La Convención de las Naciones Unidas contra el Ciberdelito es el primer marco jurídico penal mundial para el ciberespacio, adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 24 de diciembre de 2024.
Este documento histórico se elaboró a lo largo de casi cinco años de negociaciones e incluye nueve capítulos con 71 disposiciones que cubren muchos aspectos, desde la identificación de delitos hasta la cooperación en la aplicación de la ley.

El artículo 64 de la Convención estipula que el documento se abrirá a la firma en Hanói en 2025. (Foto: VNA)
Antes de esta Convención, el mundo prácticamente carecía de reglas de juego comunes para la ciberdelincuencia. El único documento internacional previo fue la Convención de Budapest de 2001 del Consejo de Europa, en la que participaron solo 66 países no europeos y que se enfrentó a la ausencia de grandes potencias como China, Rusia e India. Por lo tanto, el nacimiento de la Convención de las Naciones Unidas se consideró un punto de inflexión mundial, ya que, por primera vez, la comunidad internacional estableció un marco jurídico común para combatir la ciberdelincuencia a gran escala.
El contenido principal de la Convención puede resumirse de la siguiente manera:
Penalización de los delitos cibernéticos comunes: La Convención establece un estándar jurídico común que exige a los países la internalización de una serie de delitos cibernéticos. El documento define claramente los delitos más comunes en la actualidad, como la intrusión ilegal en el sistema, el fraude y las estafas en línea, los ataques de ransomware, la propagación de malware y la explotación infantil en línea. Todos estos son peligros existentes que muchos países no saben cómo abordar debido a la falta de una base jurídica común para combatirlos.
Proporcionar poderes de investigación unificados en el ciberespacio: Los organismos encargados de hacer cumplir la ley de cada Estado miembro están equipados con un nuevo conjunto de procedimientos y poderes de investigación, aplicados de manera consistente de acuerdo con los estándares de la Convención. Por ejemplo, la Convención prevé medidas como la rápida conservación de datos electrónicos (Artículo 25), la divulgación parcial de datos relacionados con el tráfico (Artículo 26), la solicitud de datos electrónicos (Artículo 27), la búsqueda e incautación de datos electrónicos (Artículo 28), la recopilación de datos de tráfico en tiempo real (Artículo 29), la extracción de datos de contenido de las comunicaciones (Artículo 30), así como el embargo y decomiso de activos resultantes de delitos (Artículo 31). Estas herramientas, si se internalizan, ayudarán a investigar los delitos cibernéticos con mayor rapidez y eficacia, superando la falta de un mecanismo para su gestión que muchos países enfrentan actualmente.
Establecimiento de mecanismos de cooperación transfronteriza: La Convención establece un sólido marco de cooperación judicial para ayudar a los países a superar las barreras jurisdiccionales y fronterizas en la investigación y el enjuiciamiento de los delitos cibernéticos. Por ejemplo, el intercambio de pruebas electrónicas o la extradición de delincuentes se facilitará mediante un proceso unificado reconocido por todas las partes. Esto elimina las zonas grises legales que los ciberdelincuentes transnacionales suelen explotar para eludir su responsabilidad.
Cada Estado Parte de la Convención también debe estar preparado para ayudar a otros Estados en la investigación de delitos cibernéticos que involucren elementos extranjeros mediante la extradición, la asistencia judicial recíproca y el embargo preventivo y el decomiso de activos derivados de delitos cometidos en el extranjero. Para muchos países en desarrollo que no cuentan con estas medidas en sus legislaciones nacionales, la Convención los alentará a mejorar sus leyes para cumplir con estándares comunes.
Garantizar un equilibrio entre los derechos humanos y la privacidad: Además de fortalecer las herramientas para combatir la delincuencia, la Convención también establece límites a la protección de los derechos humanos y la privacidad de los datos para prevenir el riesgo de abuso. Disposiciones importantes como el Artículo 6 (respeto de los derechos humanos), el Artículo 21(4) (justicia procesal), el Artículo 24(4) (limitaciones a las medidas de recopilación de datos), el Artículo 36 (protección de datos personales) y el Artículo 40(22) (no discriminación en la cooperación jurídica internacional) están diseñadas para crear un equilibrio necesario con las poderosas herramientas mencionadas anteriormente. Este equilibrio es especialmente importante para alcanzar el consenso entre los países, especialmente los países en desarrollo, a fin de garantizar que el objetivo de combatir la ciberdelincuencia no se distorsione y se convierta en una excusa para violar la libertad personal o para monitorear a los ciudadanos de manera arbitraria.
La promulgación de la Convención de las Naciones Unidas contra la Ciberdelincuencia se considera un avance histórico en la lucha por mantener la seguridad en el espacio digital. Este documento hace un firme llamamiento a la acción a nivel internacional: es hora de que todos los países se unan para establecer unas reglas de juego comunes que garanticen que ningún ciberdelincuente esté por encima de la ley.
El honor de Vietnam de ser anfitrión de la ceremonia de firma de la Convención es una clara demostración de su papel pionero, demostrando que estamos listos para ser los arquitectos que definan el nuevo orden global de ciberseguridad. Sin embargo, para que las disposiciones de la Convención sean realmente efectivas, es necesaria la acción conjunta de todas las partes pertinentes tras la ceremonia de firma.
Trabajando juntos por un futuro digital seguro
El mundo digital se encuentra en un punto de inflexión crítico. La amenaza de la ciberdelincuencia, cuyas pérdidas económicas se prevé que alcancen los 17,9 billones de dólares para 2030, se ha convertido en una amenaza existencial para el desarrollo sostenible de todos los países.
La lucha contra la ciberdelincuencia, como se analizó anteriormente, no es responsabilidad de una sola persona. Para tener éxito, requiere la cooperación de todos los actores: desde el compromiso político a nivel nacional, mediante la firma y ratificación de convenios internacionales, la responsabilidad de las empresas de integrar la seguridad desde la fase de diseño del producto, hasta la concienciación de cada individuo sobre el cumplimiento de las normas de seguridad de la información. El espíritu de "responsabilidad compartida: forjando el futuro" es clave para construir un futuro digital seguro para todos.
La ceremonia de firma de la Convención de las Naciones Unidas contra la Ciberdelincuencia en Hanói marcará un hito en un nuevo y prometedor camino. Sin embargo, solo cuando todas las partes se unan para actuar de forma coordinada y decisiva podremos hacer realidad las disposiciones de la Convención, construyendo con éxito un futuro digital seguro y sostenible, tanto para Vietnam en particular como para el mundo en general. Este es un desafío y una noble misión que Vietnam, como pionero, está decidido a llevar a cabo junto con la comunidad internacional.
Al continuar escribiendo una nueva página en la historia de la cooperación digital global, Vietnam está demostrando que no sólo es un participante activo, sino también un factor importante en el camino de unir esfuerzos para proteger la paz y la seguridad en la era digital.

Referencias:
Convención de las Naciones Unidas contra el Ciberdelito (2024); Ministerio de Asuntos Exteriores y Ministerio de Seguridad Pública de Vietnam (2025); Cybersecurity Ventures; Foro Económico Mundial (2023); Lawfare (2025); FBI y CISA (2025); Consejo de Europa (2001).
(Vietnam+)
Fuente: https://www.vietnamplus.vn/buoc-ngoat-toan-cau-trong-cuoc-chien-chong-toi-pham-mang-va-vai-tro-tien-phong-cua-viet-nam-post1072322.vnp






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