Los bancos centrales de los mercados emergentes están asumiendo cada vez más el papel de primera línea de defensa mientras intentan proteger sus monedas de la actividad especulativa y de los grandes déficits fiscales.
Una serie de intervenciones recientes en los mercados cambiarios por parte de los bancos centrales latinoamericanos sugiere que el tira y afloja entre ellos y los flujos de capital especulativos continuará hasta que los gobiernos puedan controlar el gasto público.
Además, el dólar estadounidense se fortaleció debido a que la economía estadounidense sigue siendo bastante resiliente y a las expectativas de menores recortes de tasas de interés por parte de la Reserva Federal (Fed). Esta situación ha mantenido a los bancos centrales de todo el mundo alertas, buscando maneras de proteger sus monedas nacionales y prevenir la fuga de capitales. Sin embargo, estos gobiernos tienen dificultades para implementar paquetes de estímulo fiscal sólidos debido a la elevada carga de deuda tras la pandemia de COVID-19.
La intervención de los bancos centrales en el mercado cambiario no es una solución sostenible ni eficaz para proteger las monedas nacionales, afirmó Brendan McKenna, economista de mercados emergentes de Wells Fargo Securities LLC. En cambio, avanzar hacia políticas fiscales responsables es la manera más eficaz de estabilizar el mercado cambiario.
Como eje económico del Asia emergente, los esfuerzos de China por defender el yuan están siendo seguidos de cerca, con la moneda debilitada por una combinación de estímulo fiscal decepcionante, crecimiento económico lento y la amenaza de aranceles de Estados Unidos.
El Banco Popular de China (PBoC, el banco central) mantiene un estricto control sobre el yuan a través de un mecanismo de tasa de referencia diaria, limitando la banda de negociación de la moneda al 2% frente al dólar estadounidense.
Además, el Banco Popular de China también planea vender letras del Tesoro en Hong Kong para reducir la liquidez en el mercado extraterritorial, aumentando así la demanda del yuan. Sin embargo, estos esfuerzos aún no han logrado disipar el pesimismo del mercado, ya que el yuan en el mercado interno aún se encuentra cerca del límite inferior del rango permitido.
Los operadores de divisas también están esperando las políticas del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, después de que asuma el cargo el 20 de enero.
Por otra parte, el banco central de Indonesia está ayudando al gobierno a refinanciar la deuda que vence durante la pandemia. El banco central de Brasil también realizó una intervención histórica para defender el real, que cayó a un mínimo histórico frente al dólar en diciembre de 2024 debido al creciente déficit presupuestario. Mientras tanto, el banco central de Colombia sorprendió a los mercados al decidir ralentizar su campaña de flexibilización monetaria debido a los problemas financieros del gobierno.
Sin embargo, estas medidas solo pueden frenar el impacto negativo de la inestabilidad en estas monedas. Los inversores se mostrarán reacios a comprar hasta que observen mejoras significativas en los fundamentos, especialmente en el ámbito fiscal. En China, por ejemplo, a pesar del anuncio del gobierno de que implementará una política fiscal proactiva y acelerará las medidas para impulsar el crecimiento, Bank of America aún prevé que el yuan podría caer de 7,33 a 7,6 yuanes por dólar en el primer semestre de 2025.
El creciente riesgo de que los déficits presupuestarios se disparen y provoquen inflación también socava la eficacia de la política monetaria. En Brasil, por ejemplo, el escepticismo de los inversores sobre el compromiso del presidente Luiz Inácio Lula da Silva de abordar el déficit presupuestario ha provocado una caída en picado del real durante el último mes. El banco central ha gastado 20.000 millones de dólares en reservas de divisas en dos semanas para defender la moneda.
La crisis de la deuda latinoamericana de principios de la década de 1980 y la crisis financiera asiática de finales de la década de 1990 ayudaron a las autoridades de los mercados emergentes a reaccionar con mayor rapidez. América Latina incluso se adelantó a las economías avanzadas al subir los tipos de interés en 2021 para combatir la inflación. Sin embargo, el aumento de la inflación está obstaculizando los esfuerzos para recortar los tipos, ya que el gasto masivo derivado de la pandemia genera inquietud fiscal en muchos países.
Según los últimos datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), la ratio de deuda pública respecto al producto interior bruto (PIB) en las economías emergentes ha aumentado del 55,4 % en 2019 al 69 % en 2023 y se prevé que alcance el 71,9 % este año. Cada vez más bancos centrales citan los riesgos fiscales como motivo para ser más cautelosos en sus políticas monetarias.
Según VNA
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Fuente: https://doanhnghiepvn.vn/quoc-te/cac-ngan-hang-trung-uong-gong-minh-bao-ve-dong-noi-te/20250113125815489
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