Los alimentos fermentados son un plato indispensable durante el Tet. Existen muchos tipos de alimentos fermentados de origen vegetal y animal, como cebollas y chalotas encurtidas, kimchi, berenjenas, repollo encurtido, rollitos de cerdo fermentados, salchichas chinas...
Estos platos tienen un sabor ligeramente ácido, picante, dulce, salado y aromático que realza el sabor, lo hace más delicioso y previene el aburrimiento y las náuseas en comidas con mucha carne grasa y banh chung. Sin embargo, aunque los alimentos fermentados ayudan a equilibrar las bacterias beneficiosas en los intestinos, si no se procesan correctamente y se mantienen de forma antihigiénica, pueden ser muy perjudiciales para la salud.
Según un estudio realizado en Corea por dos científicos , Shin y sus colegas, en 2014, se reportaron 1022 casos de intoxicación alimentaria entre estudiantes de 10 escuelas de la provincia de Incheon, debido al consumo de kimchi, un plato tradicional coreano elaborado mediante la fermentación de diversas verduras, siendo la más común la col. Los resultados del estudio mostraron que los niños sufrieron gastroenteritis causada por una cepa enterotoxigénica de E. coli (ETEC).
Técnicamente, se trata del proceso de fermentación de alimentos mediante el encurtido de verduras. Este proceso ayuda a las bacterias beneficiosas del organismo a convertir el azúcar en ácido láctico, lo que crea un sabor ácido característico. Sin embargo, si no se garantizan las condiciones de higiene, otras bacterias dañinas también pueden desarrollarse y producir toxinas. Además, durante la fermentación, parte del nitrato presente en las verduras puede convertirse en nitrito. El nitrito no es tóxico, pero al combinarse con otras sustancias en el estómago, puede formar nitrosamina, una sustancia que puede causar mutaciones genéticas y, por consiguiente, cáncer de estómago.
Si los alimentos fermentados no se almacenan adecuadamente, bacterias como E. coli, fiebre tifoidea, estafilococos y listeria pueden proliferar y causar intoxicación alimentaria. Los síntomas comunes son dolor abdominal, diarrea, náuseas, vómitos y fiebre.
Algunas personas son más susceptibles a la intoxicación por alimentos fermentados que otras, y deben evitar comerlos: las personas con problemas estomacales, el ácido de los alimentos fermentados estimula el aumento de la secreción de jugo gástrico, causando espasmos e inflamación del revestimiento del estómago; las personas con presión arterial alta y enfermedades cardiovasculares con un alto contenido de sal en los alimentos fermentados aumentarán la presión arterial y la insuficiencia cardíaca; las personas con enfermedad renal tendrán daño renal, debido a que los riñones juegan un papel importante en la eliminación de la sal del cuerpo, los alimentos con demasiada sal pueden suponer una carga para los riñones.
Las mujeres embarazadas deben limitar el consumo de alimentos fermentados para evitar afectar al feto. Los alimentos fermentados no pasteurizados pueden contener bacterias dañinas como la listeria, una bacteria que puede causar abortos espontáneos, partos prematuros o infecciones graves tanto para la madre como para el bebé. Un alto contenido de sal puede provocar hipertensión arterial, lo que puede causar intoxicación durante el embarazo y afectar el sistema circulatorio tanto de la madre como del bebé. Por otro lado, algunos alimentos fermentados contienen conservantes como el bórax para que queden crujientes, masticables y prolongar su vida útil, lo que perjudica a las mujeres embarazadas y al feto.
Los niños tienen sistemas digestivos inmaduros y se irritan fácilmente con los ácidos de los alimentos fermentados.
Hay tres pasos en el proceso de elaboración de alimentos fermentados que son susceptibles a la contaminación bacteriana. El primero es la selección de los ingredientes, ya que las verduras no se lavan adecuadamente y presentan suciedad y bacterias adheridas. El segundo es la falta de limpieza a fondo de las herramientas de procesamiento, que retienen bacterias de usos anteriores, como botellas y frascos que no se esterilizan con agua hirviendo ni se cierran herméticamente. No se usan guantes al mezclar las verduras. El tercero es la falta de higiene en el remojo y la incubación, y el tiempo y la temperatura de fermentación no son los adecuados.
Tenga cuidado de no consumir alimentos fermentados como cebollas encurtidas, chalotas encurtidas, kimchi, berenjenas, repollo encurtido, rollitos de cerdo fermentados, etc., que estén en mal estado. Si nota que los alimentos fermentados tienen un olor extraño, están demasiado ácidos, tienen moho o un color inusual, no los consuma para garantizar un Tet feliz y saludable.
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Fuente: https://tuoitre.vn/can-chu-y-voi-mon-an-kieu-len-men-nhu-cai-chua-dua-hanh-cu-kieu-20250123075025399.htm
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